capítulo 39.

517 46 2
                                    

15 de Noviembre de 2017.

Antonella

Sofía seguía acá y en estos días pudimos darnos cuenta de que a veces tenía la mirada perdida o déficit de atención. Por más que tratábamos, sabíamos que era imposible que no pensara en sus problemas personales en algún momento y que, para sanar por lo menos un poco, necesitaba tiempo.

Lo que nos alivió un poco fue que, a pesar de todo, nos dijo que la estaba pasando realmente bien con nosotras.

—No voy a ir más a la facultad.

—¿Por qué? —pregunté sorprendida.

—No puedo.

—¿Por qué, Sofi?

—Recién el otro mes me van a dar la liquidación del trabajo, tengo que pagar ya y no tengo ni un peso.

Otra cosa más, decidió renunciar al trabajo debido a todos los quilombos que tenía. Se podía decir que la manteníamos nosotras, pero no nos molestaba porque eran cosas básicas como la comida.

Aunque ahora sí necesitaba un poco más. No me gustaba que de la nada dejara la carrera que estaba estudiando y que era su única distracción en este momento.

—Escuchame, yo te presto.

—No, ni se te ocurra.

—Sí.

—Estas loca.

—Cuando puedas me lo devolves, boluda.

—Pero no puedo, en serio ya es un montón que me tengan acá.

—Sí, dale.

Se quedó pensando un ratito y me miró.

—Está bien, pero te lo devuelvo apenas pueda.

—No te hagas problema.

[...]

—¡Hola, Dolo!

—¡Ayyy, hola! ¿Cómo estas?

—Bien, ¿y vos? ¿Qué andabas haciendo?

—Acá ando, preparando algunas cosas para.. bancame un toque. —se paró y empezó a caminar. —Ahora sí.

—¿Qué te pasó?

—No, es que justo vino Paulo con Antonella y me vine para la pieza.

—Ah.

—Y coso, Paulo me estuvo contando algunas cosas.

—No entiendo que tengo que ver yo.

—Porque es sobre vos. Me dijo que Antonella está media media.

—Sigo sin entender. —dije más confundida que antes.

—Antonella cree que vas a volver con Paulo o algo así.

—¿Eh? ¿Por qué?

—No tiene mucho sentido pero es porque nosotras nos seguimos hablando y piensa que, no sé, yo voy a hacer que vuelvan o que vos lo vas a volver a buscar.

—Pero nada que ver. ¿No hablaste con ella?

—No, Paulo se va a encargar de eso. Ah, hablando de Roma.. —cambió la cámara apenas unos segundos para que pudiera ver como estaba apoyado en el marco de la puerta. —¿Estabas escuchando?

—No..

Lo miró sin creerle nada.

—Casi nada, te juro.

Irresponsables | Paulo Dybala.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora