capítulo 13.

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11 de Febrero de 2018.

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antonellaschiavi

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Antonella

Finalmente estábamos en Buenos Aires, hace un par de horas habíamos llegado.

Tenía pensado quedarme en Nueva York hasta la primera quincena, pero al haber aceptado la propuesta del profesorado tuve que dar marcha atrás con todo y volver antes para planificar los días/horarios con la dueña y las demás profes. Y teniendo en cuenta que en días nada más también empezaba la facultad, la organización era lo principal y fundamental.

Más adelante tendría tiempo de ir para allá o a dónde tuviera ganas.

La vuelta había sido sin Sofía, claro. A partir de ahora no teníamos noción de cuándo podríamos volver a vernos sin que sea por una pantalla, pero nos alegraba la idea de que iba a estar haciendo lo que le gustaba y quería.

—¡Hola, ma! —la saludé vía videollamada.

—Hola, mi amor. ¿Cómo estas?

—Bien, ¿vos?

—También. ¿Cami está con vos?

—Está cambiándose, recién terminó de bañarse. ¿Por? ¿Pasó algo?

—Nono, les quería decir algo. Mientras contame cómo la pasaron.

—Ay, re lindo. En serio, muy lindo todo.

—¿Sofi cómo quedó?

—Por suerte se lleva re bien con las chicas, así que sola no va a estar. Ya le dije igual que cualquier cosa me hable.

—¡Acá estoy! —apareció mi hermana y se acostó al lado mío. —¿Cómo andas, ma?

—Bien, todo bien. ¿Vos?

—Bien también. ¿Qué pasó?

—No, era para contarles que dentro de poco vamos a hacer las fotos para la campaña que les dije hace un tiempo.

—¿Pero cómo vamos a hacer? Tenemos la semana llena.

—Tranqui, va a ser en Semana Santa.

—Ah, okay. ¿Dónde?

—No está del todo confirmado pero seguro sea en Uruguay. Era avisarles eso, se los quería decir con tiempo. ¡Las amo! Las dejo que me tengo que ir.

—¡Te amamos! —bloqueé mi celular para dejarlo en la mesita de luz y me metí en la cama. En el avión dormí, pero no muy bien.

—¡Nooo, dale! ¿Te vas a dormir?

—Sí, despertame en dos horas. —me puse de costado y pasé un brazo por abajo de la almohada.

—¿Estas cansada?

—Muy.

—Ay, por qué será... No me digas que te quedaste hasta la madrugada con alguien e hizo que casi nos perdiéramos el vuelo.

—Dale, idiota. —la empujé mientras sonreía.

Con Paulo, a diferencia del primer encuentro, nos habíamos quedado hasta más o menos las cuatro de la mañana. Algo que no fue del todo profesional de su parte y yo también estuve media floja en decirle que no estaba bien.

En resumen, nos quedamos hasta muy tarde. Volví al hotel y caí en la cama cual bolsa de papa antes de ir para el aeropuerto, lo que no fue muy buena idea porque a Camila le costó horrores levantarme y el vuelo salía a las nueve.

—Bueno, te dejo. —se levantó y me tapó bien. —Solo te digo que espero que se hayan cuidado porque no estoy para otro susto. —se fue sin dejarme contestar.

[...]

paulodybala

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Paulo

Después de haberle metido por horas al entrenamiento con todo el equipo, nos íbamos a recorrer un poco la ciudad y a cenar con toda la gente del club tal y como solíamos hacer cada vez que estábamos de pretemporada en otro país.

Recién terminé de bañarme y estaba viendo que ponerme. No estaba solo, el Pipa nos ganó a todos y ya estaba listo, por lo que vino a mi habitación para hacer algo de tiempo.

—Boludo, ¿qué te pasó?

—¿Con qué?

—¿Vos te viste la espalda? Dame tu celular. —hizo que me diera vuelta para sacarme una foto. —Es un montón. —dijo entre risas.

—A ver... —lo agarré. —¡Nooooo!

Tenía la espalda marcada en gran parte, algo que no sabía hasta ahora. Menos mal que me había avisado porque me podría haber mandado al frente solo sacándome la remera en algún entrenamiento, así que a partir de ahora tendría más cuidado.

—Bueno, eso es una buena señal igual. —bromeó.

—Sí, que Antonella es una bestia.

—Yo no lo quería decir así, pero buen... 

—Te estoy hablando en serio, tarado. Te juro que no me di cuenta. —me miré en el espejo y empecé a tocar lo que me había dejado mi ex.

—¿Cómo no te vas a dar cuenta de algo así, hermano? Te mató.

—Qué se yo, en ese momento haces cualquier cosa y no prestas atención a nada.

—Que no te vean los pibes porque ya sabes la que se te viene.

—Se, y vos no digas nada para hacerte el gracioso. No te hagas el boludo que te conozco, eh.

Irresponsables | Paulo Dybala.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora