capítulo 48.

474 45 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


22 de Diciembre de 2017.

Antonella

Llegamos a la casa y saludamos no solo a nuestro primo sino a sus amigos de varios años que ya conocíamos. Hicimos lo mismo a lo lejos con gente que habíamos visto alguna que otra vez pero no íbamos a ir hacia ellos porque era un poco insoportable que no dejaran de mirarnos.

—Qué lindo todo, lleno de minas está esto... —tiró el comentario Camila mientras miraba con carpa a su alrededor. —Encima minas que seguro ustedes ni conocen.

—Las invité yo. ¿Tenes algún problema? —bromeó uno de los amigos de Martín, Alan.

—¿Qué problema voy a tener yo si no organicé nada? Tomatela.

—Ademas qué se hacen si ustedes también deben caer a lugares con tipos que ni conocen.

—Disculpame, querido. —salté. —Pero siempre vamos a lugares con gente que conocemos.

—Bue, menos hablar y más tomar. —señaló la barra que estaba a unos metros. —Allá tienen para pedir lo que quieran.

No dudamos ni un segundo y fuimos para allá.

Esto sería más divertido para nosotras si estuvieran Belén, Sofía y Agustina, pero lamentablemente no podían. Belén, como siempre a fin de año, tenía que ayudar a su mamá a comprar los regalos y para eso se levantaba muy temprano. Sofía merecía pasar todo el tiempo posible con su hermana antes de irse para Estados Unidos,  y Agustina, por obvias razones, no estaba para salir.

Igualmente en navidad nos íbamos a ver.

[...]

Mi hermana se había ido al baño y yo me quedé esperándola sentada en la barra pidiéndome la octava bebida. No sabía por qué estaba haciendo eso si la consecuencia era que el alcohol ya me estaba provocando tanto calor que tuve que atarme el pelo haciéndome un rodete y abanicarme con las dos manos.

—Acá tenes. —el bartender me alcanzó el vaso.

—Gracias.

—No dejas de chupar vos.

Presté atención a la persona que se acababa de sentar al lado mío y era nada más ni nada menos que Iván Marcone.

No tenía idea de cuando había llegado.

—¿Mmm? —no perdí el tiempo y metí el primer trago.

—Que te estoy mirando desde que llegué y no paras de tomar.

—Y qué me miras tanto vos.

Estaba a punto de contestar pero vino a saludarlo, o mejor dicho a tirarse encima, una chica que desconocía quién era. Suponía que él sí sabía porque, de lo contrario, sería muy raro que se lo hiciera alguien que no conociera.

Irresponsables | Paulo Dybala.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora