capítulo 4.

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16 de Enero de 2018.

Antonella

Hace una hora había puesto un pie en Córdoba y ya estaba en la clínica.

Nano, el amigo de Paulo, acababa de ser papá y como toda la familia era muy cercana a él y a su mujer, todos estábamos yendo para allá. Tenía que admitir que, si bien yo también tenía muy buena relación con los dos, me sentía un poco metida.

También me sentía media ridícula al caer con lentes de sol, pero mi cara y el que no me reconocieran para alimentar algún rumor lo ameritaban. Capaz estaba siendo algo paranoica, pero prefería no correr el riesgo.

Lo primero que hice apenas llegamos fue saludar muy efusivamente al Colo, que ya se encontraba en la sala de espera junto con Nahuel, Federico, Andrés y Paulo. Todos me saludaron de manera amistosa, menos el último que fue muy amistoso con su mano en mi cintura para apretarme contra él y el beso en el cachete que duró un par de segundos.

—Si quieren pueden ir pasando de a tres. —nos informó una enfermera.

—Vayan. —le dijo el jugador a sus amigos.

Ya lo veía obligando a Alicia, Lautaro y Dolores para que entren juntos. Encima su sobrina no podría renegar porque no era el lugar para ponerse a discutir como solía hacerlo con él.

"Te diste cuenta lo que está haciendo, no?" me llegó el mensaje de parte de Dolo.

"Sí, pero dejalo." sonreí.

[...]

Después de ellos, nos tocaba a nosotros.

Toqué la puerta antes de entrar y enseguida escuché un "pase."

—Pero mira quienes vinieron... la parejita.

—No empieces por favor que vos después no te lo tenes que bancar. —lo saludé primero a él y después a ella. —Ay, por favor. —me acerqué a la cuna y me saqué los lentes para poder verle mejor la carita al bebé. —Qué cosita más linda.

—Gracias. —dijo Paulo haciéndose el gracioso.

—Ja, ja, ja.

—No me hagas reír que me haces doler los puntos. —pidió la mujer aguantándose las ganas.

—Dale, boludo. —lo retó él.

—¿Ves? Callate mejor.

[...]

Paulo

Mi mamá y mis sobrinos estaban adentro hace media hora y los demás chicos recién se habían ido al kiosco. Yo me aburría y ya no tenía nada para hacer con el celular, así que saqué charla.

—Vos y yo. —nos señalé. —Tenemos que hablar de algo.

—¿Te golpeaste la cabeza? Aprovecha que estamos en una clínica y te haces un chequeo. —me boludeo. —Dale, no jodas.

—Te estoy hablando en serio.

—Hace rato que vos y yo no tenemos nada de que hablar.

—Qué mala onda tenes conmigo.

—¡Mentira! Mira, por ejemplo, estaba mirándote el pelo.

—¿Te gusta?

—Te queda bien, sí. Ya que queres hablar, ¿te puedo preguntar algo?

—Obvio.

—¿Viste esa tal Agustina con la que me cagaste?

Creo que nunca iba a acostumbrarme a lo directa que era con respecto a ese tema. No se le movía ni un pelo al hablarme o preguntarme.

Irresponsables | Paulo Dybala.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora