Oh barrotes!
Fríos, tan fríos cómo tus manos cuando soltaron las mías.
Delgados cómo tus lindos labios.
Pero fuertes cómo la espada que clavaste en mi costado, el día que me traicionaste.
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Luego de poner a Magda y Matamoros bajo el contexto de todo lo que había pasado ayer, ella se apuro en traer parte del desayuno a la mesita de la sala, Altagracia debía alimentarse bien para que la peque estuviera sana, a pesar de que ella se negó al principio no tuvo de otra más que ceder, detestaba cuando Magda se ponía en su mood regaño, no es como si logrará intimidarte pero se volvía tan molesta que tenías dos opciones, ceder o ir a otra parte. Ahora mismo no podía levantarse así que tuvo que aceptar que trajera ahí lo que usualmente solía desayunar; al poco tiempo apareció José Luís nuevamente, antes de desayunar se fue a dar una ducha y a cambiarse por órdenes de Magda.
Bajo usando un conjunto deportivo azul y se unió al desayuno, claro que en el comedor acompañado de Matamoros y Magda. Fue una imagen bastante divertida para Altagracia hasta que le tocó subir a toda prisa al cuarto, la pequeña había echo de las suyas por lo que debió de cambiarla a las prisas, lastimosamente no se salvo del percance y ella también tuvo que cambiarse de pijama. Para la bebé escogió un conjunto gris con unas calcetas felpudas que traían de adorno la cabeza de un koala de felpa; no quiso abrigarla mucho porque tenía mantas para eso, además de que en la casa el calor se conservaba bien, regreso a la sala con ella recargada sobre su pecho.
– Ya te colocamos en el sofá esa almohada extraña para bebés, así la recuestas de vez en cuando allí
– Gracias, no tengo idea de que droga me administro la obstetra pero se siente maravilloso no sentir dolor
– ¿Qué fue lo que te dijo?
– Ah pues que estaba bien, no tengo desgarres y que ya comencé a sanar, vendrá a verme en dos días, antes si es que noto algo extraño
– Supongo que podemos respirar tranquilos
Altagracia recostó a la niña sobre esa almohada, no considero ponerle la manta encima dado a que ella se veía tan agusto que hasta sonreía, José Luís se sentó a su lado para convivir con la pequeña más de cerca, fue más fácil dado que Altagracia parecía más relajada con su presencia.
– ¿Por qué no le pones nada rosa? Ayer traía un body blanco con dibujos y hoy está de gris ¿Pensaste que sería niño?
– No quise saber el sexo hasta que naciera, así que compre todo unisex, además no hay colores ni dibujos designados para niño y niña
– El rosa es de niña y el azul de niño
– Claro que no, si yo quiero puedo ponerle un body azul con dibujitos de aviones o coches
– Eso es de niño, van a pensar que tenemos un hijo y no al revés
– ¿Quién dijo que el rosa es sólo de niñas? ¿Dónde está escrito eso? ¿En la constitución nacional acaso?
– No pero se sabe que es niña cuando le pones algo rosa.
– Bueno tú y yo sabemos que es niña, Magda y Matamoros también, no veo razón de ponerle algo rosa para que el mundo "lo sepa"
