– ¿Por qué no te pones la pijama?
– Ni siquiera son las siete de la tarde
– Pero te ves cansada
– Levantar la constructora y ser mamá no es fácil
– Deberías tomarlo con calma — mece a Aliyah
– Si quiero disfrutar de Aliyah cuando empiece a hablar y demás, debo ponerme las pilas ahora, cuando empiece con los festivales y presentaciones del colegio deberé de andar detrás suyo
– Deberemos, yo andaré detrás también
– Bueno pero tú no tendrás que peinarla o maquillarla
– ¿Sabes peinarla?
– No pero hasta que ese momento llegue tengo mucho tiempo para aprender
– Ve a descansar un rato, me quedaré con Aliyah
– Dile que no soy mala madre por trabajar por favor — se levanta — Ya me siento culpable por dejarla tantas horas
– Ella no va a recordarlo, ve a dormir, si estás agotada no podrás cuidarla más tarde, deja que papi se encargue
– Bien, si le da hambre le avisas a Magda
– ¿Ya le das leche en formula?
– No, me da algo de miedo que no le caiga bien a su estómago
– Te la extraes cómo vaca entonces
– Todos los días — se escucha su risa a medida que camina a la escalera
– Debes extrañar mucho a mami cuando se va — soba su espalda — O tal vez se te olvide luego de un rato pero ¿Si extrañas a papi verdad? Porque yo si extraño a mi muñequita, no veo la hora de que te hagas mayor para llevarte al parque o al zoológico
Estuvo por lo menos hablándole media hora hasta que Aliyah lo interrumpió haciéndole saber que tenía hambre, ni siquiera hizo falta pedirle a Magda que preparará el biberón, a penas la escucho apareció con uno en la mano.
– Aquí tiene señor.
– Gracias Magda, justo estaba por pedirtelo
– A esta hora la pequeñita suele tener hambre, siempre tengo un biberón en la mano
– Entonces ya tenemos horario, crece rápido
– Usted debería ponerse las pilas señor
– ¿A que te refieres?
– A que si realmente quiere estar con la Doña, se vuelva experto, ella ya está pensando en conseguirse un hombre y usted no es el primero en su lista
– ¿Cómo que conseguirse un hombre? Explícame bien esta historia
– Ella dijo que quería un hombre para divertirse y que le saque el estrés que usted le genera
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Barrotes De Acero
RandomOh barrotes! Fríos, tan fríos cómo tus manos cuando soltaron las mías. Delgados cómo tus lindos labios. Pero fuertes cómo la espada que clavaste en mi costado, el día que me traicionaste.