– ¿Llegaron hace mucho? — pregunta al sentirse observada
– Hola, no, ni siquiera hace dos minutos
– Siéntense por favor... Magda ofreceles algo en lo que le escribo rápido a la pediatra — deja el teléfono de la casa para tomar el suyo que descansaba sobre la mesita
– Si... ¿Les traigo agua o algún juguito? También hay café
– Me parece tan raro verlas a ustedes dos conviviendo bajo el mismo techo — mira a ambas aún algo sorprendida
– Es verdad ¿Magda, tú no le tenías miedo a mi tía?
– ¿¡Yo!? Claro que no
– Me tenías tanto miedo que te temblaban las manos al acercarte Magda — esboza una sonrisa al terminar de teclear
– No era miedo, me daba nervios que hiciera algo que no le gustará y luego terminará sin empleo
– ¿Esa es la versión que vas a dar? Está bien
– Magda, yo te acepto el jugo — ríe levemente Isabela
– Ahorita regreso con el señorita... Doña ¿Necesita que le traiga algo?
– No gracias, puedes ir Magda
En lo que Magda iba a la cocina, se instaló un silencio de dos segundos, duró tan poco ya que Aliyah se encargo de que así sea. Una vez más Mónica e Isabela pudieron presenciar está nueva faceta de Altagracia que aunque les daba cierta ternura, resultaba un poco extraño verla tan maternal pero pronto se fueron adecuando a esto.
– Mi plan no era que me encontrarán en ropa deportiva con ella encima — expresó ahora de pie meciéndose — Pero ha estado un poco enferma... iba a tratar de dormirla para que pudiéramos hablar
– La verdad yo sí esperaba que la tuvieras contigo, esto es como revivir mis años de niñez, cuando iba a pedirte que me dieras un primo porque mamá no quería darme un hermano — la observa con una sonrisa
– Si... bueno, comencemos antes de que vuelva a ponerse a llorar — toma asiento
– Señorita... aquí le traigo el jugo ¿Segura que no quiere nada Doña?
– Estoy segura, puedes ir tranquila
– Antes de que saquemos todos nuestros trapos al sol... me gustaría saber ¿Qué ha pasado contigo? Luego de la fuga, por obvias razones no supimos más de ti — pronuncia por fin Mónica, quien se había mantenido algo pensativa y callada
– Bueno... cuando se me voltearon las cosas en el juicio, con esos cargos que pues... no tenía idea de que iban a adjudicarmelos, tuve que pensar en la manera de apelar pero no tenía de donde agarrarme.
Se toma unos instantes para verificar a Aliyah, además tampoco podía contar los detalles exactos, recordemos que Mónica es amiga de Karen y tiene un esposo abogado hasta donde sabemos.
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Barrotes De Acero
RandomOh barrotes! Fríos, tan fríos cómo tus manos cuando soltaron las mías. Delgados cómo tus lindos labios. Pero fuertes cómo la espada que clavaste en mi costado, el día que me traicionaste.