– ¿Qué quieres Lucho? Tengo mucho trabajo ahora
– Eso es lo que le decías a mamá, cuando te veías con esa mujer ¿No?
– No tengo tiempo para tus estupideces
– Lo sé todo, el día que viajaste a toda prisa a Río, fue para verla, el bastardo que espera es tuyo
– Cuida tu lengua cuando vayas a referirte a ella
– Voy a contárselo todo a mamá, ella no merece aguantar a un tipo tan asqueroso como tú
– ¡Díselo! ¡No pierdas más tiempo! Ve a casa y cuéntale a tu madre todo, quiero ver que harás cuando le de uno de sus ataques y termine hospitalizada ¿Crees que yo sentiré culpa? ¡Ni un poco! Si sigo casado con tu madre es porque tengo un buen trato con tus abuelos, jamás les intereso que yo la amara, así que también puedes ir a decirles, no van a cambiar las cosas
– ¡Me voy a encargar de que ya no puedas ver a tu sucia amante! ¡Ni al bastardito que tuvieron!
– Quiero ver que lo intentes ¿Crees que no puedo quitarte del medio? Adelante Lucho, traicioname pero luego no te asombres si recibes un golpe, porque no me voy a quedar de brazos cruzados — se acerca a él — No voy a permitir que un muchachito imbécil arruine mis planes, si es necesario te regreso a esa institución mental de la que no debiste haber salido, recuerda que tu destino está en mis manos
– ¿Es una amenaza?
– Por supuesto que si, intenta joderme y vas a regresar a ese sitio pero está vez, no volverás a ver la luz del sol. Piensa bien antes de amenazarme a mí, tu madre no puede salvarte, ella tampoco está cuerda como para tomar decisiones
José Luís tomó los documentos que estaban sobre la mesa y lo dejó ahí solo, esperaba que con esta amenaza Lucho diera un paso atrás, de lo contrario su destino podía ser peor que el de la institución mental, sabía que a Altagracia no le temblaria la mano para vengarse y la realidad es que él no podría intervenir. Dejando de lado este tema vamos a uno bastante interesante también, ahora que Altagracia había decidido mudarse a México una vez lo tuviera todo resuelto, mando a que les hicieran un par de cambios a su antigua casa, así como a la constructora que por ahora seguía en manos de Mónica e Isabela, aunque ambas habían contratado a una persona experta en todo ese mundo de la construcción.
Por supuesto no eran las únicas herederas, se acuerdan que alguien más se había quedado con la casa y algunas propiedades, bueno también tenía un gran rango de acciones; así que cuando aparecieran los nuevos decoradores con la orden de aquel heredero para hacer cambios, no habrían objeciones. Sin embargo fue una gran sorpresa para las dos descubrir sobre los cambios, hasta ahora no le habían visto la cara a ese tercer heredero y tampoco había participado demasiado en las decisiones sobre la constructora ¿Por qué ahora mandaba a un grupo de decoradores? Igual ahí no paro la sorpresa, pasaron por la antigua casa de Altagracia y vieron a personas entrar.
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Barrotes De Acero
SonstigesOh barrotes! Fríos, tan fríos cómo tus manos cuando soltaron las mías. Delgados cómo tus lindos labios. Pero fuertes cómo la espada que clavaste en mi costado, el día que me traicionaste.