Oh barrotes!
Fríos, tan fríos cómo tus manos cuando soltaron las mías.
Delgados cómo tus lindos labios.
Pero fuertes cómo la espada que clavaste en mi costado, el día que me traicionaste.
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Después de casi tres días navegando por fin llegamos a la isla donde nos separariamos, ya el dinero lo contamos en el yate y se dividió en tres bolsas, cuando llegamos a tierra firme les entregue un par de mapas a mis ahora ex compañeras de celda, quedarían en manos de mi contacto que estaba encargado de llevarlas hasta otra isla que esa si tenía las comodidades básicas así como transporte para que fueran a donde se les ocurriera, nos despedimos con un abrazo entre las tres y eso fue todo, lo más seguro para nosotras era que cada una se viera por si misma, ellas no sabrían a donde voy y yo tampoco.
Matamoros se encargo de subir nuestras cosas al Jeep que nos llevaría hasta arriba de la montaña, allí había una pista clandestina, nuestro avión nos esperaba allí desde hace un día, tenía el tanque lleno y estaba listo para llevarnos hasta Italia donde aprovechariamos para descansar unos buenos días antes de hacer nuestros movimientos maestros. Una vez acomodados en esos buenos sillones Matamoros brindo conmigo con jugo; ha decir verdad luego de eso me quede dormida hasta que aterrizamos, estar en el mar definitivamente me hizo mucho daño, tuve mareos todo lo que duró el viaje, aunque la casa que conseguimos en Italia estaba frente al mar, al menos está no se movería.
Una cosa llegó a la otra y decidimos descansar por todo un mes, la verdad estaba tan agusto que no quería hacer mi viaje hasta Francia aún, aproveche para recuperarme no del todo porque todavía batallaba mucho con las náuseas pero ya había ganado bastante peso y si... mi vientre creció un montón, si antes me quejaba porque no podía dormir ahora las cosas son peor pero por lo menos limón tiene el tamaño y peso correcto, yo estoy cerca de tenerlo también pero por ahora el que conseguí recuperar es lo suficiente, tendré que seguir con la dieta pero era lo de menos, los vestidos se volvieron casi mi única elección viable, es que los pantalones apretaban mi vejiga y eso no es nada agradable.
– ¡Deja de ser necia!
– ¡Comí bastante! Matamoros estoy en un buen rango en cuento a mi peso, déjame en paz, juro que ya no puedo
– Todavía te faltan varios gramos para que estés en rango
– Bueno pero no los tendré hoy, es cosa de día con día, harás que termine vomitandolo todo
– Bien que si hablábamos de chocolate con almendras si que te lo acabas — se rinde
– ¿Nos puedes culpar? Amamos lo dulce, es lo único que me acepta por completo
– Desprecias mi pollo al horno con verduras
– ¡No lo despreciamos! Siempre me sirves demasiado, entiende que mi estomago perdió la capacidad de atascarse con la comida desde que fui a la cárcel
– Bien pero terminaras esto en la cena
– Que mandon te has vuelto — solto una leve risa mientras se ponía de pie — Deberías alegrarte, la obstetra dijo que limón se ve muy bien, que está sano o sana, tiene la medida perfecta y se mueve todo el tiempo, relájate, todo está bien
