Luego de días de intenso trabajo y pequeñas rabietas de Aliyah, Altagracia por fin podía bajar la guardia con la constructora, había resuelto todos los futuros problemas y si todavía aparecían más, dejo instrucciones a su segundo al mando, es el mismo que se había encargado de mantener a flote la constructora en su ausencia, una vez estuvo sentada luego de un día largo en el que se la pasó de pie, se quito los tacones y durmió todo el camino de regreso a casa, Matamoros no le había echo conversación pues sabía que estaba agotada, al llegar la dejo descansar otro par de minutos antes de despertarla.
– ¿Agarramos tráfico? — murmura
– No, ya llegamos a casa, sólo te daba otro par de minutos
– ¿Aliyah está aquí o en la guardería?
– De hecho, está con su papá
– ¿Ya es su día? Matamoros ¿Qué día es hoy?
– Jueves y no, no es su día pero ayer le pediste que la sacara a pasear luego del kinder porque llegarías un poco más tarde a casa
– Es verdad — cubre su rostro con ambas manos
– ¿Estás bien? Normalmente trabajas un montón pero ahora te excediste
– Si, últimamente me excedo con muchas cosas ¿Me ayudas? Traigo un par de carpetas
– Creí que ibas a descansar — desciende del coche
– Y lo haré, primero termino esto, lo iba hacer en la oficina pero quería estar en casa
– ¿Por qué no descansas una hora? Luego terminas lo que sea que te falta
– No podré descansar sabiendo que tengo esto pendiente — le entrega la carpeta
– Bien ¿Quieres un café?
– No, mejor un té, llevo todo el día bebiendo café, si planeo dormir, debo dejar de beberlo por hoy
Al entrar Matamoros fue directo a dejar las carpetas en su estudio, mientras que Altagracia recibía un pequeño informe de lo que había pasado en su ausencia por Heloisa, habían llegado unos paquetes así como un sobre grande, Aliyah no hizo berrinche con la comida de hoy, le aseguro que el electricista ya arreglo las luces del jardín y otras cosas referente a la casa.
– ¿El sobre donde lo dejaste?
– En su estudio Doña
– Gracias, los paquetes probablemente sean algunas reposiciones para la despensa, pueden abrirlos para verificar
– Si Doña ¿Necesita algo más?
– Le dices a Magda que me preparé uno de sus tés por favor, cualquiera que tenga a la mano — se apoya en el sofá para tratar de quitarse los tacones
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Barrotes De Acero
RandomOh barrotes! Fríos, tan fríos cómo tus manos cuando soltaron las mías. Delgados cómo tus lindos labios. Pero fuertes cómo la espada que clavaste en mi costado, el día que me traicionaste.