Capítulo 68: Mal entendido

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Logan terminó de cambiarse y juntos se quedaron tumbados en la habitación de Logan. Sin cosas pendientes que hacer, ni preocupaciones. Dejaban pasar los minutos sin importarles desaprovecharlos, aunque, al ser inmortales, era otra razón para no importarles. Se daban caricias en un silencio confortable. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Janette al sentir las frías manos de Logan por su barriga.

-¿Qué haces? - preguntó entre risas Janette.

-¿Te molesta?

-No - se rio -. Pero me haces consquillas.

-¿A sí...?

Janette, consciente de lo que había dicho, alzó las cejas y se arrepintió, porque sabía que Logan no sería feliz hasta hacerla estallar a carcajadas con cosquillas. Y, para su mala suerte, fue así.

-¡Logan! - exclamó-. ¡No, no, no!

-¿No me has dicho que no te molestaba? - le vaciló mientras no paraba de hacerle cosquillas.

-¡A... ahora sí! - intentaba decir -. ¡Para, por favor!

Logan sonreía al volver a oír la dulce sonrisa de Janette, poder acariciar su piel, y besar su labios. Se quedaron quietos, perdidos entre sus profundas miradas. Janette se acercó y le plantó un beso en los labios. A continuación se levantó de la cama y Logan le preguntó:

-¿A dónde vas?

-Quiero... ver una cosa - sonrió -. ¿Me acompañas?

-¿Puedo saber al menos a dónde?

-A la sala de música - volvió a sonreír -.

-¿Y para qué quieres ir? - suspiró Logan -.

-Para una cosa, y estaría bien que movieras tu culo de la cama - bromeó -.

Logan se levantó a la vez que echaba un destacado suspiro.

-¿Y no nos podemos quedar en la cama todo el día...? - le murmuró-.

Janette negó con la cabeza mientras sonreía exasperada. Juntos fueron a la sala de música, donde Janette haría la extraescolar con Tormenta en el próximo curso. Entreron, encendieron la luz debido a que las persianas estaban bajadas y Janette comenzó a hacer su propósito a aquella visita a la aula. Miraba los instrumentos con tacto. Había de todo. Un saxo, flautas, clarinetes, triángulos, platillos, una guitarra acústica y otra eléctrica, y... un piano. Janette se miró con detenimiento el piano. Rozó con la yema de los dedos la tapa que cubría las teclas.

-Mi madre sabía tocar el piano - le confesó -. Siempre tocaba algo cuando estaba feliz o triste.

Logan se acercó a ella a sus espaldas sin decir nada al respecto.

-Yo... nunca aprendí - prosiguió -, pero me encantaba oírla cuando tocaba.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Janette al recordar a su madre. Una mujer con belleza y delicada como una rosa, tocando el piano y con su hija Janette sentada al suelo escuchando la melódica canción. Una lágrima bajó por el rostro de Janette, pero no una lágrima amarga, si no una de felicidad, por mantener aún aquel feliz y confortable recuerdo. Logan se percató de aquella lágrima y se la quitó cuidadosamente del rostro. Janette le miró para dedicarle un sonrisa.

-Logan, -sonó la voz de Charles en su mente - necesito que vengas a mi despacho.

-¿Ocurre algo? - preguntó Janette al ver que el rostro de este se había puesto serio.

-El Profesor me llama - le informó -. Debo ir. Luego te veo, ¿vale?

Janette asintió y Logan le dio un último beso antes de irse. Ahora estaba sola mirando aquel piano. Observó el aula con detenimiento y, por un momento, se imaginó a ella de nuevo enseñando, pero esta vez, música. Decidió salir del aula e ir a ver a Tormenta. Buscó por los pasillos, pero encontró a la persona equivocada.

Una mutante nueva (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora