Una mutante nueva (Terminada)

Capitulo 100: Rescate

Después de una corta, rápida e intensa explicación sobre los echos con Mística y Janette, todos comenzaron a prepararse, incluida Janette. Se vestían apresuradamente poniéndose su uniforme de X-Men, solo que Janette lo hacía pausadamente, con temor. Las ganas de ver a Logan se reducían a cero, ya que sabía que no sería capaz de mirarle a los ojos cuando fuera el momento indicado. Pero debía, porque aunque no quisiera o lo pensara, lo amaba. Cuando solo quedaban unos centímetros para cerrar su traje, alguien llamó a la puerta sacándola de sus pensamientos.

-Adelante - dijo intentando aparentar estar bien.

-¿Lista? - apareció Tormenta, y Janette asintió sin expresión en el rostro.

Janette salió de la habitación cerrándola para después seguir a Tormenta aún temerosa de pensar que iba a ver a Logan, pero también sentía la inmensa necesidad de hacerlo. De verlo y salvarlo de las garras de Sparks. Aquel día iba a ser un día decisivo. La paciencia de Janette hacia Sparks se agotó al enterarse de lo de Logan, y las cosas no iban a acabar como la mayoría de veces: dejándolo escapar o que se salga con la suya.

Janette y Tormenta llegaron al Blackbird, dónde todos los X-Men y Mística, a excepción de Warren, quién debía quedarse con los alumnos para vigilarlos o protegerlos de cualquier peligro, se encontraban. 

-¿Estáis listos? - preguntó seriamente Scott, y todos asintieron con la misma mirada - Pues vamos.

-Esperad - los detuvo Charles.

-¿Qué ocurre? - preguntó Bobby, pero no obtuvo respuesta alguna.

Charles miraba al suelo con el ceño fruncido, algo de lo que todos se percataron y preocuparon, pero poco a poco, el rostro de Charles se fue relajado.

-Nada... Sí, vamos - cesó Charles aquel desconcertante momento subiéndose primero al transporte.

* * * 

Todos en silencio y sentados, esperaban que llegara el momento de una vez y que acabara aquel día con un final feliz. Eso era lo que deseaban. Janette no dejaba de mirar el suelo con la vista perdida, y aquellos que la observaban no podían descifrar con certeza lo que estaba pensando, ya que no sabían decir qué expresión tenía. Mientras tanto, algunos como Scott y Bobby, se dedicaban a mirar amenazante a Mística, ya que aún no tenían ni idea qué hacía ahí.

-¿Es que tengo algo en la cara? - vaciló mirando a Scott.

-No, en la cara no - murmuró firme -. En el suelo: tu dignidad.

Jean miró a Scott y con delicadeza le dijo que se callara, mientras que Mística dejó escapar un vaga y sonora carcajada.

-Buen intento - le sonrió Mística -. Pero debo de reconocer que se le dan mejor las bromas al lobo que a ti.

-¿Puede callarte? - espetó Janette mirándola desafiante.

Mística la miró seriamente, observando cada pulgada de su rostro para encontrar algo que mostrara debilidad, pero el lugar donde más la notó, fue en los ojos.

-Sé que es duro - murmuró Mística -. Lo sé. Pero si no hubierais insistido con lo del juicio, es probable que el lobo estuviera contigo antes que al borde de la muerte.

Janette, en un acto rápido, se levantó con las ganas de estampar a Mística contra la pared de un puñetazo. Por fortuna, Tormenta la tomó del  brazo impidiéndoselo. 

-No vale la pena - le murmuró.

Janette se sentó de mala gana volviendo la vista al suelo. Mística, después de mirar a Janette largos segundos, se percató que la vista seria de Charles estaba sobre ella.