Capítulo 60: Fénix

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Janette se despertaba poco a poco, mientras los intensos rayos de sol chocaban contra su cara. Se fue al baño para ducharse y acabarse de despertar, porque ese día sería igual de duro que el de ayer. Se vistió, cogió su bolsa y las llaves de la habitación para devolverlas en recepción. Bajó con el ascensor y, al encontrarse con el hombre de recepción, este le deseó buenos días.

-Buenos días, - le devolvió ella.- tome.

Janette dejó las llaves encima del mostrador y el hombre las cogió con una sonrisa.

-Un placer haber estado a su servicio. - sonrió el hombre tras colgar las llaves detrás de él. - Espero que vuelva.

-Adiós, señor... - no sabía como llamarlo.

-Llámeme Ray. - sonrió señalando su placa de empleado.

-Adiós, Ray. - sonrió Janette. - Puede que vuela.

-Adiós, señortia. - fue lo último que escuchó Janette por parte de Ray.

Janette salió a fuera al hotel y cogió la bicicleta que estaba bien escondida para que nadie la pudiera robar. Se montó, se acomodó la bolsa y mientras salía de del territorio del hotel, pensó en su próximo destino, aunque no había prisa. Pedaleó siguiendo unas hermosas casas. Janette notó que su zapato estaba suelto. Bajó la vista rápidamente y vio que tenía el zapato desatado. Paró de pedalear, se arrimó a una valla de una casa al bajar de la bici y se ató el zapato.

-¡Eh, tú, muchacha! - escuchó la voz de una mujer mayor.

Janette alzó la vista extrañada y vio que la propietaria de esa casa la llamaba.

-¿Te importaría ayudar a esta anciana con unas cosillas? - sonrió la anciana.

-Eh... No, claro. - dudó al principio.

-Tranquila, que te pagaré por tu ayuda. - le sonrió la anciana al acercarse a ella.

-¿De qué se trata? - preguntó Janette.

-¿Te importaría llevar... - decía la anciana mientras cogía una pesada bolsa del suelo. - ... está bolsa a aquella casa de ahí?

Cuando la anciana señaló a la casa de enfrente, Janette se giró para verla.

-Claro. - sonrió Janette edicadamente.

Janette cogió la bolsa, y no se esperaba que pesara tanto, pero aún así la cogió. Caminó hasta la otra cera de la carretera y llamó al timbre de la casa. Abrió un hombre bastante atractivo, de unos treinta y cinco para los cuarenta.

-Hola. - saludó Janette.

-Hola. - saludó extrañado el hombre, pero con una sonrisa.

-La señora de la casa de en frente me ha pedido que le entregue esta bolsa. - explicó Janette sonriente.

-Oh, sí. - recordó el hombre aún sonriente cogiendo la bolsa. - Gracias.

Janette asintió con la cabeza y estaba a punto de irse, pero el hombre la detuvo.

-¿Conoces a la Señora Monroe? - preguntó el hombre sonriente.

-Eh... No, -respondió Janette descifrando que se refería a la señora de enfrente. - sólo me ha visto y me ha pedido ayuda.

-Me llamo Hank. - sonrió el hombre ofreciéndole la mano.

-"Hank..." - pensó Janette, y rápidamente le vino la imagen de SU Hank.

-Marie. - le mintió correspondiendo el apretón de manos.

-Gracias por el favor, Marie. - sonrió Hank.

-No ha sido nada. - sonrió Janette. - Adiós.

-Adiós. - se despidió con una sonrisa el hombre antes de cerrar la puerta.

Janette regresó a la casa de la Señora Monroe y la vio aún a fuera, pero esta vez con un bolso y, su lado tumbado en el suelo, una guitarra.

-Muchas gracias, muchacha. - le sonrió la Señora Monroe. - Acepta estas monedas de mi parte.

Le dio cinco dólares en monedas.

-Oh, muchas gracias, señora. - sonrió Janette sorprendida.

-¿Te gustaría una guitarra? - soltó la señora.

-¿Una guitarra? - preguntó sorprendida Janette con los ojos como platos.

-Sí, toma. - sonrió la señora entregándole la guitarra que había en el suelo.

-No puedo aceptar esto. - dijo Janette.

-Claro que puedes. - espetó la señora bromeante.- A demás, que es mía y yo ya no puedo tocarla.

-Pero la querrá de recuerdo, supongo. - añadió Janette.

-Es mejor que la utilice alguien antes de que se quede lleva de polvo en un mueble.

Janette se miró la guitarra que estaba en sus manos. Y es que ella sabía tocarla, pero de eso hace años.

-Tómala, niña. - sonrió la señora.

Janette le dedicó una sonrisa y le dio un "gracias". La señora le regaló, además, una bolsa para al guitarra. Después de eso, Janette se marchó con la guitarra, la bicicleta y su bolsa. Janette pedaleó hasta salir de Los Angeles durante al menos una hora y media. Se dirigía hacia Fénix. Su objetivo era llegar hasta Nueva Orleans. Le bastaba cualquier lugar, menos Nueva York...

Ahora estaba por carretera, sola, y con una guitarra. De vez en cuando pasaba algún coche, pero el silencio volvía. Mientras pedaleaba, pensaba en lo que podía hacer con esa guitarra. Podía... venderla en una tienda de segunda mano o simplemente regalarla, como le sucedió a ella.

-"Logan..." - pensó en un fugaz recuerdo.

Janette sentía un inmenso vacío, como si le faltara el corazón. Sintió una leve migraña, y se asustó de desmayarse ahí mismo, pero se sorprendió que eso no ocurriera. Sólo fue un simple dolor de cabeza. Añoraba demasiado al hombre que amaba, demasiado. Pero debía hacerlo así, o al menos, eso era lo que le parecía sensato.

Mientras pasaban las horas, Janette había llegado a Fénix, y sólo era mediodía. Buscó un lugar dónde poder alojarse y dejar las cosas, y fue a dar una vuelta por la pequeña ciudad con la guitarra. Con los cinco dólares que obtuvo, se compró algo para comer. De ver lo que le quedó, se entristeció un poco. Se sentó en un banco y comió tranquilamente. Al terminar, se miró la guitarra pensativamente. Una ligera sonrisa brotó. Cogió la bolsa de la guitarra, la sacó y la puso para disponerse a comprobar si aún podía tocarla. Jugó con acordes y se sorprendió porque aún podía hacerlo. Sonrió, y tuvo el impulso de tocar una canción. La tocaba alegremente, sin importarle la gente que pasaba por ahí, hasta que un hombre se acercó a ella y le tiró una moneda en la bolsa de la guitarra, que estaba abierta y tirada en el suelo. El hombre se marchó antes de que Janette, sorprendida, pudiera decirle algo. Y entonces, una luz se iluminó. Janette sonrió mientras miraba la guitarra. Suspiró junto a una carcajada y pensó:

-"No sé si es cosa del destino que esa señora me diera la guitarra, o... ¡pf! Yo que sé..."

Una mutante nueva (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora