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Estaba Jungkook en su oficina siendo ya el CEO de la empresa de su padre, habían pasado cinco años desde la última vez que vio a Younsu. Tenía un gran rencor guardado en su corazón, no es que la odiara pero no le perdonaría  nunca lo que hizo, desapareció un buen día sin dejar rastro. Nadie sabía dónde se había ido, ni siquiera Taehyung y Jimin sabían nada siendo ellos sus mejores amigos.

También fue en esos días a hablar con Jin, su compañero de trabajo, él tuvo una corazonada al escucharlo hablar, aquel chico sabía de su paradero pero no pudo sacarle ni una sola palabra. Eso fue al principio de todo porque ya no la buscaba, ya solo sentía ese sentimiento malo que lo ahogaba cada vez que sus pensamientos viajaban al pasado.

Sabía que él tenía mucha culpa de todo pero pensaba una y otra vez que podía haber esperado un poco más que él hubiera podido arreglar su maldita vida y que al final podrían haber estado juntos. La amó tanto que estuvo mucho tiempo con problemas para conciliar el sueño, no comía bien y sufría en silencio.

—Hola Jungkook aquí traigo unos papeles que mi padre quiere que veas —Namjoon entró por las puertas mientras él miraba su ordenador.

—Hola hiung gracias por traelas.... te he echado de menos —dijo éste con un suspiro. Se veía cansado ya que la compañía necesitaba un inversor y ya lo habían encontrado, aunque Jungkook no se sentía muy agusto con ello porque había demasiadas cláusulas en el contrato.

—¿Aún estás así por lo del misterioso inversor? No te preocupes se ve que es fuerte por lo que me dejaste leer —Namjoon era un buen amigo y siempre estaba pendiente de él, era mayor y se habían hecho inseparables desde que llegó de su viaje en el extranjero hace unos años, cuando su vida pudo ser de otra manera, cuando su Yosy estaba aún cerca suya.

—No quiero que la empresa caiga, mi padre estaría muy triste si viera que su hijo lo echó todo a perder —dijo algo decaído.

—No me gusta verte así Jungkook, sé que es difícil todo pero ya no hay vuelta atrás —lo sabía pero no podía remediarlo, sus fuerzas flaqueaban últimamente— con lo fuerte que eras cuando te vi a mi regreso y lo decaído que te ves últimamente no me gusta nada.

Iba a contestarle pero la puerta se abrió dejando ver a Lisa entrar como un huracán.

—Kookie ¿De verdad se te olvidó que teníamos que almorzar juntos? —él rodó sus ojos por ver aparecer a su peor pesadilla.

—Hola Lisa —dijo Namjoon con una leve sonrisa.

—¡Ah! Eres tú —puso una mueca de disgusto.

—¿Qué quieres Lisa? —Jungkook le habló de mala gana.

—Parece que mi esposo no recuerda que tenía que almorzar con su mujer y sus suegros —claro que lo sabía pero le daba exactamente igual. No tenía ganas de estar con ella, se casó por poder y dinero, esa era una de las cosas que lo tenían sumido en la desesperación. El precio era demasiado alto y lo estaba pagando con su vida y su salud.

—Pues hoy tendrás que comer sin mí, estoy esperando al inversionista que viene dentro de unas horas y tengo que dejarlo todo preparado —se levantó y la cogió del brazo, la empujaba hacia la puerta con una presión leve, aunque en sus adentros quería empujarla con fuerza hacia la misma calle.

—Aún no hemos terminado de hablar amor —odiaba tanto que lo llamara de ese modo que se le revolvieron las tripas.

—Lo siento pero me disculpas con tus padres..

—¡Jeon Jungkook eres despreciable!

—Cómo tú digas.....cómo tú digas ...

Consiguió echarla de la oficina.

Se sentó en su asiento de piel negra y atrapó su pelo negro con sus largos dedos y lo peinó con fuerza.

—Cometiste un gran error, ella te quitará la salud —su amigo lo veía cada vez peor.

Llegó la tarde, Jungkook ni siquiera había comido, su estómago no estaba para esos menesteres. Sabía muy poco de ese nuevo inversor que haría que su empresa creciera a niveles importantes. No es que fuera mediocre entre las grandes empresas, pero esa firma haría ser aún más enorme su participación en el extranjero.

Salió hacia la sala de juntas después de haberse cambiado. Se puso un traje de importación de color negro, su camisa de color blanco y una corbata estampada, ese era su atuendo. Era tan apuesto, siempre lo había sido. Todas las chicas que trabajaban para él se deleitaban con tan deseable hombre.

—Señor Jeon —llegó hasta él su secretaria, una mujer bella y esbelta. Su pelo de color rubio que formaba unas hondas exquisitas.

—Dígame Sunhee —ella le sonreía, estaba enamorada de él y esperaba poder algún día hincarle el diente. Le coqueteaba cada vez más descarado.

—Aquí traigo toda la documentación que me pidió, acabo de fotocopiarla en tres partes —dijo y se la enseñó.

—Muy eficiente cómo siempre....gracias —empezó a andar y ella lo seguía con una gran sonrisa— ¿Sabe algo de Woojin? —dijo él mientras subía en el ascensor.

—Creo que ya está en la sala de juntas esperando a que lleguemos —bajaron a la planta baja hasta llegar a la sala dónde hablarían con el inversionista. Woojin estaba ya allí sentado esperando. Era el segundo en la empresa, un hombre de la edad de Jungkook que era muy eficiente. Atractivo al igual que él y algo mujeriego, pero eso no nublaba sus logros para llevar a cabo su trabajo.

—Vaya hoy te gané, soy más rápido que tú Jeon —le dijo con burla mientras tenía sus pies en lo alto de la gran mesa central.

—Baja tus pies y vamos a repasar los documentos que trae Sunhee —dijo seco.

—Me los sé de memoria, sabes que tengo más aptitudes que tú —reía su segundo hasta que la puerta se abrió. Todos miraron rápidamente.

Jungkook abrió sus ojos y tragó fuerte, el pasado había vuelto de golpe aunque aquel pasado era algo espectacular, todo lo anterior se esfumó de pronto, ya nada se le parecía. Sus facciones se tensaron ante algo que deseó tantas veces volver a ver, alguien que nunca creyó que sería igual a lo que estaba viendo en éste momento.........

POISONED LOVE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora