El ambiente en el hogar de la pequeña familia Marcovaldo era todo un caos.
Al menos así lo parecía para Leonora, la madre de Giulia, quien sobrevivía a los gritos de emoción de su hija por medio de una enorme taza de café que consumía temprano en la mañana.
Desde el primer piso escuchaba los pasos de la chica mientras de un lado a otro tomaba lo que necesitaría en ese lapso de dos meses lejos de casa.
Y Luca, quien a pesar del desánimo de los días anteriores por no saber que sería de él y Alberto, aún lograba verse ligeramente emocionado, pero más bien, era el temor al no saber que ocurriría después que lo consumía enormemente.
-¡Ya déjate de miedo, Luca! ¡Verás que mi hermano entrará en razón una vez que nos vea bajar del tren! Y yo estaré ahí para decirles "Se los dije"- Giulia exclamaba, tomando el rostro del castaño entre sus manos con gran cariño para después volver a poner atención a los últimos detalles que hacían falta antes de su partida.
Luca solo se limitaba a suspirar con fuerza, dejándose caer sobre la cama de su amiga para mirar el techo e irse de la realidad, soñar una vez más con aquellos ojos verdes como las piedras preciosas llamadas esmeraldas, solo quería abrazarlo con fuerza, estrujarlo entre sus brazos y reprenderlo por ser tan cruel con el.
Sus mejillas se tornaban rosadas ante ese pensamiento, pero continuaba con su sueño, donde después de ese regaño, se atrevería a besarle su mejilla.
Casi podía sentirlo, sus manos temblaban de los nervios pero no podía esperar a hacer cumplir su sueño.
¿Que va?
No lo haría, le hacían falta las agallas del moreno para siquiera atreverse...o quizás...
Era Bruno hablando de nuevo.
Un simple Silenzio Bruno sería suficiente para atreverse a besar su pecosa y tierna mejilla.
Eso haría, al menos esa motivación se daba el castaño.
Tan adentrado estaba en sus pensamientos que no sentía como su amiga le agitaba el brazo con fuerza.
-¡Llamando a tierra a Luca Paguro! ¡Estás recostado sobre mis brassieres y los debo poner dentro de mi equipaje!- Con cierto desespero ella decía, haciendo al pobre y avergonzado chico pegar un brinco instantáneamente.
-¡Oh Dio! ¡Oh Dio! ¡Scusa tanto Giulia!- Fue lo último que Luca decía antes de correr a su habitación con las mejillas completamente rojas mientras en todo el segundo piso de la casa, las carcajadas de la pelirroja se hacían presentes.
-
-¡Y más les vale a ambos mandar cartas semanales! ¡Ese mensaje va más dirigido a ti que a Luca, Giulietta!- Leonora, la matriarca de su pequeña familia le daba una mirada matadora a su hija quien asentía con una sonrisa juguetona.
-¡Pero claro que lo haré mamma! Y si no lo hago tienes a Luca que te mantendrá al tanto de lo que ocurra-
-¿Eh?- De nuevo en el mundo de los sueños Luca regresaba a su realidad, donde sus manos sudorosas cargaban con su gran maleta, estaba aterrado.
Leonora suspiraba rendida, esos dos chicos sin duda le robarían años de vida si seguían actuando igual de distraídos como hasta ahora.
De la nada un silbido de tren se hacía presente, para poco después toda la familia escuchar al anunciante que indicaba como el tren con parada en Portorosso estaría a punto de salir.
Aquella noticia hacía a la madre de familia comenzar a sentir el golpe de realidad, no vería a ambos chicos por dos largos meses, a su retoño y al que ya se había convertido parte de su familia.
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Si me dijeras ~ 🌙 Luca x Alberto
Mystery / Thriller~Un error, eso debe ser, quizás el lo olvidó, tiene tanto que hacer, trabaja todo el día en la pescadería, como salvavidas...Al bajar del tren lo primero que busco son sus ojos brillantes como esmeraldas, pero con lo que me encuentro termina siendo...