~ Parte 27 ~ La envidia ~

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-Tercera Persona-

Massimo se encontraba extrañado.

Al regresar a casa, su hija parecía no encontrarse por ahí, aunque enseguida se percataría de lo contrario, ya que cuidadosamente, si se prestaba atención lo suficiente, sollozos podían ser escuchados desde la habitación de Giulia.

Sollozos que casi de inmediato serían reemplazados por el sonido del tocadiscos, y es que Giulia se había dado cuenta de los pasos de su padre, quien se aproximaría a su habitación, dando un par de golpecitos en la puerta de madera.

-...Giulia...hija...¿Está todo bien?- La voz de Massimo emitía preocupación por su hija, al final del día, la conocía perfectamente, sabía que esas lágrimas eran de su pequeña.

-¡S-Si! ¡Si papá! ¡Todo esta bien!- La voz de Giulia se escuchaba débil, para ella era complicado mantenerse fuerte después de la dolorosa noticia que había recibido hacía un rato y que cambiaba por completo todos sus planes.

Sus sueños al lado del ragazzo por el cual su corazón ahora dolía.

-...Se suponía que hoy nos reuniríamos todos, la familia de Luca, y nosotros para celebrar...- La duda en la voz de Massimo hacía a Giulia no poder soportar más ese cruel dolor del corazón, abriendo la puerta de su habitación enseguida para no decir una palabra más y simplemente lanzarse a los brazos de su padre, sollozando con la fuerza que venía desde lo más profundo de su alma fracturada.

-...Y-Ya no papá...Es en vano...Y-Yo a el lo quiero...pero el a mi no...- Sus palabras ya no tendrían sentido ya que sus lamentos se lo impedirían, y Massimo...el en realidad sentía su corazón doler de forma terrible, era ese corazón de padre que detestaba con todo su ser ver como su hija padecía amarguras de amor.

El padre de familia no diría nada, dejaría que su hija sacara todo ese sentimiento, que se desahogara, y solamente si ella lo deseaba, esperaría a que Giulia le dijera por su propia cuenta que es lo que había sucedido, pero por ahora,

Sólo la dejaría llorar en su regazo.

-

El rostro de Daniela se tornaba furioso tras ver lo que tenía frente a ella.

A la distancia se podía apreciar dos jovenes, jugando en la orilla del mar, era el, su pequeño Luca, jugando al lado de ese humano que parecía ser una amenaza para la inocencia del monstruo marino.

-¡B-Basta Stefano! ¡Me das cosquillas!- Gritaba entre risas Luca mientras sentía cómo el foráneo le tomaba entre sus brazos para llenarle de cosquillas y besos.

Después de haber degustado unos cuantos panecillos, ahora el par se encontraba disfrutando de su presencia, sin saber que pronto esa felicidad se acabaría.

Sobre todo después de que Daniela nadara lo pas rápido posible para alcanzar a su hijo y salvarlo de las garras de ese humano con malas intenciones.

-¡Eres tan suave y adorable! ¡Sobre todo en tu forma acuática! ¡Tus escamas son preciosas!- Stefano finalmente liberaba a Luca de las cosquillas para después robarle un beso de sus labios, haciendo al monstruo marino ruborizarse por completo.

-¡D-Detente Stefano!- Las manos de Luca cubrían su rostro que con vergüenza se teñía de carmesí -¡Me haces ruborizar!-

-En ese caso no me cansaré de decirte lo bellísimo que eres...¡Me haces feliz Luca!- El de ojos celestes tomaba a su ragazzo entre sus brazos, levantándolo de la arena para cargarlo de forma nupcial y dar un par de vueltas con una sonrisa de oreja a oreja.

Si me dijeras ~ 🌙 Luca x Alberto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora