~Parte 5 ~ La mentira ~

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La sorpresa se había tomado más de lo debido.

En realidad así es como deseaba que las cosas fluyeran, eso era lo que pensaba Alberto, quien después de un pequeño almuerzo en el escondite donde Guido y el solían reunirse para charla un rato cada tarde, lo había llevado después a otro lugar secreto que el moreno había encontrado en una de sus tantas exploraciones como salvavidas.

Era a la orilla del mar, muy apartado del pueblo, entre la arena tan suave y pequeñas rocas, la vista era maravillosa, y un precioso atardecer se podía hacer presente ahí, casi como un regalo por parte de la naturaleza.

Sin embargo, ese regalo se sentía incorrecto.

Guido parecía maravillado con aquel nuevo escondite, desprendiéndose de sus zapatos caros para correr por la arena entre risas, casi como si fuese un pequeño, el agua le golpeaba, haciendo a su ropa humedecer pero eso podría parecerle lo de menos.

Alberto esbozaba una sonrisa al mirarlo jugar con el agua, parecía tan feliz, lleno de vida, yendo tras el para tratar de alcanzarlo, siendo el agua el que haría que algunas partes del cuerpo del moreno se tornasen violetas mientras otras permanecían con el clásico color bronceado.

Alberto lo atrapaba y dejaba ir, ese era el juego, y después volvía a atraparlo.

El castaño claro reía divertido, sintiendo segundos después las manos del moreno una última vez tocando delicadamente su cintura, para después de devolverse la mirada por largos segundos, ambos terminaban aquel encuentro rozando sus labios con cierto cuidado.

Tal y como ocurría en cada uno de sus encuentros nocturnos, Alberto dejaba que su mente le recordara el por qué de sus acciones.

Estaba haciendo lo correcto al estar a su lado.

Hacía lo correcto mientras ambos se dejaban caer delicadamente sobre la suave arena y agua salada en la orilla de la playa, no dejando de besar sus labios.

Hacía lo correcto mientras desprendía cada prenda de ropa ahora ya húmeda que tocaba la piel de su amante.

Sabía que hacía lo correcto mientras el mismo se desprendía de toda prenda para dejarse mostrar como la madre naturaleza le había permitido.

Cada roce de piel, cada caricia y beso era un deleite para ambos, y es que a pesar de todo, ese placer carnal no podría compararse con nada, era extraordinario, una delicia de dos cuerpos que conectaban al instante.

La mente de Alberto estaba en blanco cuando cerraba sus ojos y se adentraba a explorar la piel clara de su acompañante, aquella unión le hacía olvidar por un instante la agonía al saber de que solo sería usado por ese ragazzo de ciudad.

Pero ya no estaba solo, ya no padecería más tristezas, ahora lo tenia a él, a Guido, quien abrazaba en ese momento la espalda del moreno, sintiendo cada entraña de su cuerpo deleitarse en el delicioso acto que cada noche que podían les hacía unirse como uno solo.

Y ahora, todo parecía ser más simbólico, siendo el mar y la arena los testigos de aquello.

El ruido de las olas cubrían cualquier clase de sonido, encubriéndoles de su pequeña aventura hasta que a desgracia de ambos, tales sensaciones habían llegado a su fin.

Acurrucados entre la arena ambos se encontraban, regulando sus agitadas respiraciones para finalizar pactando lo sucedido con un beso lleno de la gran pasión que Guido sentía por ese ragazzo.

No tenía por qué temer a perderlo.

El simple hecho de lo ocurrido ese día, le había probado todo lo necesario.

Si me dijeras ~ 🌙 Luca x Alberto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora