-Tercera Persona-
Los preparativos para el festival de verano parecían ir de maravilla.
Al menos a los ojos de Daniela, quien con la ayuda de Giulia y Luca, comenzaba a tomar todo forma, además de la ayuda que era recibida por la gente del pueblo.
La voz corría por todo Portorosso, un nuevo festival que quizás se convertiría en la tradición del pueblo, algo que sería inolvidable, y como este sería el primer año que se celebraría tal cosa, debía ser así, casi perfecto.
Las decoraciones, los alimentos, todo habría sido brindado por la gente de Portorosso, quienes se mostraban interesados por las tradiciones de los monstruos marinos, además de poder mezclarlas con la tradiciones humanas, sería sin duda lo más sobresaliente de ese año.
Y Alberto, bueno, él sin duda había escuchado de aquello.
Aún no regresaba al hogar de Massimo, estaba durmiendo a escondidas por un par de días en el hogar de Guido donde cada noche parecía volverse más desenfrenada que la anterior.
Necesitaba de ese cuerpo pequeño y suave, disfrutaba consumirlo, besarlo, era de él.
Y Guido no podría estar más feliz al recibir esa grandiosa prueba de amor, la misma prueba que lo hacía loco, perdiendo la cabeza en sus caricias y escalofrío.
A pesar de disfrutar de esas deliciosas noches tan continúas, Alberto no deseaba continuar vivir escondido, así que cada tarde, al menos por un par de horas después del trabajo, se atrevería a volver al mismo agridulce lugar que había visto nacer la relación entre Luca y el mismo Alberto.
-¡Deja de pensar en él!- Se regañaba mentalmente el de ojos verdes, lanzando una roca pequeña al agua del mar y así seguir su trabajo en la torre, haciendo lo posible por comenzar a hacer aquel lugar lucir lo más acogedor posible.
De hecho lo estaba consiguiendo, lentamente comenzaba a tomar forma, pero aún necesitaría de más trabajo.
Entre ese trabajo estaba el desprenderse del recuerdo de ese castaño de cabellos ondulados de una vez por todas.
Alberto sabía como hacer aquello y sin duda sería la única solución, de hecho, esa era la razón por la cual había vuelto a dicha isla.
Pero por lo pronto, su trabajo por el día había terminado, lanzándose al mar para volver a ese pueblito pesquero que parecía estar más vivo que nunca gracias a ese dichoso festival de verano.
El moreno alguna vez había atendido alguno cuando era pequeño, tenía vagas memorias, sin duda una temporada especial para los monstruos marinos, quienes disfrutaban de aquel evento como nunca.
En cuanto puso pie de nuevo en al superficie, era recibido por los clásicos saludos de algunas personas de por ahí, este les devolvía el gesto pero en realidad su mente no se encontraba ahí, más bien flotando entre sus pensamientos y dudas.
Podría ver más adelante a la gente comenzando a decorar todo el centro de Portorosso con luces y demás, se preguntaba Alberto cómo fue que tal evento hubiese llegado a los oídos de los humanos.
-¡Alberto mío!- Una voz retumbaba por toda la calle.
Guido corría a los brazos de su amado, aprovecharía que nadie los veía en ese momento para después besarlo con gran ímpetu, tan solo por unos segundos antes de que alguien les mirase.
Tal y como cada atardecer, Alberto volvía a los brazos de su amante, siendo este el qué le había comentado por primera vez sobre aquel festival y los preparativos.
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Si me dijeras ~ 🌙 Luca x Alberto
Mystery / Thriller~Un error, eso debe ser, quizás el lo olvidó, tiene tanto que hacer, trabaja todo el día en la pescadería, como salvavidas...Al bajar del tren lo primero que busco son sus ojos brillantes como esmeraldas, pero con lo que me encuentro termina siendo...