Capítulo diez
Serkan se levantó de dónde estaba sentado estriando su cuerpo, lo que le había dicho a Norma era una verdad. Lamentaba desde el fondo de su corazón no estar ahí para ella, su llegada a Alemania era porque había mirado las noticias en el país donde radicaba actualmente, tal vez había sido un impulso demasiado imprevisto el viajar desde Rusia hacia Berlín, pero el querer abrazarla y sentirla fue mucho más fuerte que sus pensamientos.
Por lo que no dudo en coger una pequeña maleta y subirse al primer avión que salía hacia el país en que se encontraban en ese instante.
Se acercó a ella abrazándola por la espalda y dejando sus manos en la alturas de las tetas de ella, las cuales cabían perfectamente en sus manos. Ella se recargó contra su pecho dejando que él tocara su cuerpo como quisiera, eso era algo que me gustaba de ella y no podía dudar que estaría húmeda si metía la mano dentro de sus bragas.
—¿Cuál es tu cuarto? —preguntó lamiendo el lóbulo de su oreja.
Norma respiró hondo antes de responderle a Serkan.
—Segunda habitación, la puerta está abierta —murmuró —Ahí hay un baño por si deseas darte una ducha antes de comer —expreso y el asintió.
—Regreso en unos minutos —dijo dejando un beso en su cuello.
—Esta bien —respondió ella.
Norma respiró con fuerza cuando escuchó el sonido de que cerraba la puerta de su habitación, pausó el calentamiento de la comida en el horno y se dedicó a secar los platos acomodándolos al mismo tiempo en su respectivo lugar; hablar de sus hermanos le hacía perder la noción del tiempo, siempre sucedía lo mismo y parecía que no le molestaba escucharla hablar de ellos.
Aunque fue el quien preguntó sobre ellos, también había notado como de forma sutil había decidido no responderle a ella, aunque deseo que le hubiera contestado no deseaba tampoco hacerlo sentir incómodo en su hogar miro su móvil y pudo ver que tenía dos llamadas pérdidas de un número que no era del país. Su ceño se frunció de forma inmediata, secó sus manos y decidió marcar el número.
—Buenas madrugadas señorita Bermúdez —escuchó una voz de mujer al otro lado de la línea.
—¿Buenas noches? —respondió interrogante y dudosa de que supiera su apellido.
—Disculpe que llame a estás horas, pero le hablamos desde la empresa en Rusia —informó y Norma se mordió los labios tragándose el grito que se formaba en su garganta —Le hemos enviado unos correos, pero al no tener respuesta hemos decidido llamarla.
—Sí, claro digame —expreso ella manteniendo a raya su emoción.
—Bueno le informamos que usted ha sido aceptada debe de estar el día lunes a las ocho de la mañana en nuestra empresa —dijo la mujer —Hemos evaluado su caso sobre los dos menores, los cuales como usted informó en los documentos que relleno, ellos viajarian con usted ¿O me equivoco? —le cuestionó.
—Así es, a ellos no puedo dejarlos aquí en el país —expreso.
—Bueno —respondió la mujer —Siendo así le damos la oportunidad de que ellos vengan con usted, los gastos correrán por nuestra cuenta. Tanto su viaje como el de los menores —decretó —Debe de estar en el aeropuerto el día sábado a las cuatro de la tarde, cuando aterrice aquí se le estará esperando para llevarla al lugar donde se quedará durante el tiempo que trabajará con nosotros, le informamos que usted viene directamente a trabajar. Por lo que puede traer consigo lo primordial, ya que aquí se la ofrecerá la ropa para su trabajo en la oficina, su puesto será el de secretaria.
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Él es mi Daddy (AD #1)[SIN EDITAR]
RomanceLibro I de la Saga Amores Dulces COMPLETA[SIN EDITAR] La vida se ha encaprichado con dos personas, dicen muchas veces que las almas gemelas están destinadas a encontrarse sin importar el tiempo que transcurra. Es por eso que cuando la muerte decide...