Veinte

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Capítulo viente

Fue el quien aparto su mano y le dió una pequeña sonrisa de boca cerrada, mientras que Norma respiraba hondo.

—Es un gusto hacer trato con usted —murmuró ella sonriendo.

—No crea que ganara señorita Bermúdez —espetó el a cambio, haciendo que ella soltará una risa.

Norma estaba segura que ganaría sí o sí, no había nada mejor que combatir un vicio con otro más natural, su sonrisa era grande y miro hacia en frente donde esperaban Carl y Diego junto al ascensor, ella les brindó la sonrisa que llevaba bailando en sus labios y se adentro al ascensor.

—¿Como están chicos? —les preguntó.

—Muy bien Norma —respondió Carl —Veo que vienés alegre hoy.

—Ni que lo digas Carl —rebatió ella parpadeando consecutivamente —Un reto es algo que me pone alegre, más aun cuando se que ganaré —añadió mirando a su jefe que los miraba.

—Eres muy rara —expreso Diego a cambio.

—Mejor —dijo ella dejando de sonreír poco a poco hasta quedar seria —Es mejor ser catalogado por raro, que por común.

Erickson asintió de forma impredecible, aquellas palabras eran ciertas. Mientras que Norma sabía que le gustaba ser rara, la que no entendían, la antisocial o la que sacaba mejores calificaciones; no le molestaba ése término más bien le encantaba esa era la palabra correcta, le encantaba saber que ella siempre sería algo fuera de lo común. Suspiro cerrando sus ojos y pensando en que en su mundo había distintas brechas para que pudiera ella ir, pero ahí estaba haciéndole frente a una que no debía, pero que sentía que debía de hacerlo.

Cuando abrió sus ojos observo que nadie entraba al ascensor y fruncío el ceño; aunque no preguntó nada se mordió el labio inferior mientras sacaba su móvil del bolso y revisaba que solo faltaban cinco minutos para las ocho. Tenía que preparar la sala de reuniones para las nueve, sacar copias, aunque por la mañana había descubierto que la tablet y el móvil que pertenecían a la empresa tenían un código junto a un enlace, que hacia conectarlos contra la fotocopiadora.

Con aquel descubrimiento la hizo dar un chiflido tipo albañil, podía hacer que comenzaran a sacar copias desde entonces, ella sólo llegaría a colocarlas en las carpetas adecuadas y ponerla sobre la mesas, cuando las puertas se abrieron, los primeros que salieron fueron Carl y Diego para que luego salieran ellos, ella se apresuró con rapidez dejando su bolso sobre un escritorio que había cerca de una puerta de vidrio, saco los tres aparatos móviles y entro a la oficina de su jefe; quien había entrado y se quitaba el saco que llevaba puesto.

Norma no puso atención a nada de él, ya que estaba arreglando lápices, hojas, quitaba copas, botellas de agua que tenía ahí. Se encontraba cerca de ella, que no perdió detalles de nada ya que rociaba una fragancia en el escritorio de vidrio y la limpiaba con rapidez, una que si lo ponían a él no lo haría, el olor que desprendía aquella fragancia era a lavanda y debía de aceptar para si que era un olor agradable, cuando ella se marchó de su escritorio busco la cafetera que había ahí y que no usaba.

Puso agua a calentar mientras botaba lo que no servía en la papelera, regreso a él con una taza donde descansaba una bolsita, ella le sonrió y se lo dejó a su lado no sirviéndole el vodka.

—Se inicia desde hoy jefe —exclamó ella divertida —Es una infusión de manzanilla, orégano y romero —explicó —Ayuda a relajar músculos, mejora la circulación sanguínea.

—Yo quiero mi vodka —rebatió él y ella negó sonriendo.

—Usted hizo un trato conmigo —espetó dándole un guiño —Y dicho trato comienza hoy mismo, tomeselo y vera que le ayudara mucho.

Él es mi Daddy (AD #1)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora