Treinta y nueve

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Capítulo treinta y nueve

Una mirada sensible y una vacilante sonrisa fue lo que le dio Norma a Serkan, este último flaqueó cuando sus ojos se conectaron, a través de ellos podía leer el dolor y la resignación a todo, se sintió mal consigo mismo en esos momentos, fue ella quien apartó la mirada viendo por encima de él y no tenía que darse media vuelta para ver que era Zeyned.

—Sean bienvenidos a nuestro hogar —saludó ella y la sonrisa que tenía Norma en sus labios decayó.

Norma bajo la mirada sintiéndose un poco menos que la mujer había hablado hace poco. Sintió una caricia en su cintura y miro a Erickson que la veía a ella con una pequeña sonrisa en sus labios, suspiro devolviéndola.

—Vamos —dijo él con un sutil movimiento de cabeza y ella asintió.

Caminaron juntos hasta que los mellizos se acercaron a ellos dos, Mauro se había colocado al lado de Norma, mientras que Mónica al lado de Erickson agarrándoles las manos que tenían desocupadas, atrás de ellos estaba la enfermera, los chicos y Adrián, cuando estuvieron a sólo a dos escalones de donde estaba Serkan, ella le dio un leve apretón a la mano del hombre en quien se apoyaba.

—Gracias por recibirnos —respondió ella hacia la mujer que la observaba intrigada —Muchas felicidades ante este paso que darán juntos, es una gran aventura —dijo.

—Nosotros les agradecemos a ustedes —musitó la mujer, debía de ser solo unos cinco años mayor que ella —Soy Zeyned Oklit pronto la señora Zaduklu —anunció ofreciendo su mano hacia ellos.

Solo fue Erickson qué se la tomó y le dio un leve apreton, bajando un poco la cabeza en forma de un saludo.

—El gusto es nuestro —exclamó Erickson sonriendo —Soy Erickson O'Bien, amigo y socio de Serkan —musitó para luego presentar los demás —Ella es Norma Bermúdez, mi pareja, sus hermanos los jóvenes Mónica y Mauro Bermúdez —dijo señalándolos —Mi sobrino Adrián Moore, mis guardas Carl y Diego V'Alits y sin olvidar a la enfermera Martha Romero.

Martha sonrió asintiendo hacia ella, para luego dirigir su mirada hacia Norma que había perdido todo el color de su rostro, subió y dio media vuelta hacia ella, para quedar frente a ella. Ella le agarro el rostro con sus manos y la hizo conectar sus miradas.

—Señorita Norma por favor respire bien —exclamó Martha haciendo que ella parpadeará una vez y moviera su cabeza.

—Me... me duele la cabeza —balbuceó ella tratando de mantener sus ojos abiertos.

—Señor Erickson hay que llevar a la señorita hacia una cama, no se encuentra bien —dijo Martha.

—¿Que tiene? —preguntó el.

—Aparentemente tiene un bajón de glicemia —exclamó —Le recomiendo que la cargue, puede desmayarse si camina —fue cuando se volvió hacia los anfitriones —Nos podría guiar hacia donde serán las habitaciones, la señorita debe de descansar.

—Claro —murmuró Zeyned viendo a su prometido y a los recién llegados —Siganme por favor —dijo dando media vuelta para entrar.

Erickson que había pasado uno de sus brazos por la cintura de ella y el otro por sus piernas; cargándola dejando que ella apoyara su cabeza en el hombre de él y lo envolviera con sus brazos. Ella suspiro sintiendo como su cabeza le punzaba dentro de su cráneo, todo había sido muy rápido y ahora estaban las consecuencias, pero aquello se debia a las emociones que estaba viviendo.

—No me dejes —murmuró en el oído de Erickson quien asintió a lo que le decía ella.

—Nunca cariño, nunca te voy a dejar —susurró el dándole un beso en su cabeza, haciendo que ella se encogiera un poco sobre su pecho.

Él es mi Daddy (AD #1)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora