Capítulo doce
Las piernas de Norma temblaron cuando escuchó lo que había dicho Serkan en aquel idioma que le parecía seducir con solo escucharla salir de sus labios, aunque le pidió que le dijera que significaba el solo sonreía lobunamente. Sintió como le acariciaba el rostro bajando las caricias hacia su cuello, para luego sacarle la camiseta que llevaba puesta, ella se mordió el labio inferior evitando que un gemido saliera de sus labios.
—Tu cuerpo esta aclamando que te haga mía —murmuró sobre sus labios.
Ella sonrió llevando una de sus manos al pecho de él donde enterró sus uñas con cierta fuerza haciendo que una sonrisa a floreciera en el rostro masculino; Norma bajo la mano por el abdomen perfecto que tenía y del cual jamás se cansaría de admirar e tocar, cuando sus dedos rozaron la perfecta V que se dibujaba, él le aparto la mano llevándola hacia su erección donde se podía apreciar cierta humedad dentro de su chandal.
—Comenzaremos aquí —decretó Serkan, aunque ya habían comenzando, pensó —Da media vuelta, apoya tus manos contra la lavadora —ordenó bajándole el chándal y dejándola completamente desnuda.
Cuando la mano de él llego a su sexo húmedo, ella jadeó y cerro sus ojos luego de sentir como el ardor de una palmada que le había dado en sus glúteos. Se mordió los labios después de soltar un grito ante la invasión del miembro en su canal. Aquella posición era una de las que más le gustaba a ella y a él; gimió aferrando sus manos a la lavadora con fuerzas.
Porque no pensó que la penetraria de sea forma, sin previo aviso. Pero le gustaba, una de las manos de Serkan fueron hacia su cuello, dónde le comenzó a apretar lo suficiente para poder cortarle la respiración durante unos segundos y con la otra mano tenía su cabello en una coleta mientras se hundía en ella sin piedad, haciendo que ella gimiera y que el soltará gruñidos de placer.
—Extrañe tu coño —dijo en su oído Serkan, mordiendo el lóbulo de su oreja —Y lo seguiré extrañando cada puto día en que piense en ti —declaró —¿Me extrañaste mi bella? ¿Extrañaste la verga del hombre que te hizo mujer? —preguntó cortándole el paso de aire.
Norma cerró sus ojos negándose a responder, porque la respuesta siempre sería positiva. Lo había extrañado desde el momento en que había salido del jodido cuarto donde habían pasado aquellas ocho horas junto, el sexo con él había sido de otro planeta.
Tan alucinante que deseo poder repetirlo, muchas veces.
—Te hice una pregunta Norma —exclamó él mordiendo su hombro.
—Sí cariño —dijo entre jadeos —Me masturba con tu jodido recuerdo —expreso ella haciendo que él aumentará sus estocadas.
—Dime —pidió el gruñendo —¿Que recordabas?
Norma se mordió los labios, recordando las veces que se masturbo con aquellos recuerdos.
—El como se siente tenerte dentro de mi —murmuró ella jadeando —El que tus manos estuvieran en mi piel, sentir tus labios contra mi cuello, contra mis senos y mi sexo.
>>Deseaba tenerte de rodillas ante mi, lamiendo mis jugos y que me hicieras llegar al puto cielo con tu boca.
El respiró hondo en su oído, mientras que le soltó el cabello y el cuello, para agarrarla de la cintura y dejarla quieta, abriendo con sus pies aun más sus piernas, haciendo que estuviera abierta y disponible para él.
—¿Y llegabas a los orgasmos cuando te masturbabas? —le preguntó gruñendo.
—No, solo al clímax —confesó segundos después, sintiendo como sus piernas temblaban.
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Él es mi Daddy (AD #1)[SIN EDITAR]
RomanceLibro I de la Saga Amores Dulces COMPLETA[SIN EDITAR] La vida se ha encaprichado con dos personas, dicen muchas veces que las almas gemelas están destinadas a encontrarse sin importar el tiempo que transcurra. Es por eso que cuando la muerte decide...