Tres

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Capítulo tres

Cuándo estuvo cerca pudo observar que el rector la esperaba en la entrada de la universidad, Norma se mordió el labio inferior mientras miraba a sus hermanos y le luego le brindaba un amago de sonrisa, la mirada que le dedicó el hombre mayor, provoco que lágrimas se formaran en sus ojos, pero se negó a dejarlas correr.

—Señorita Bermúdez —le saludó el hombre —Acompañeme por favor —pidió.

Pudo sentir las miradas de los demás en su espalda, cerro sus ojos antes de seguirlo y respiró hondo.

Caminaron hacia el despacho donde le abrió la puerta para que entrara, ella entró seguida de los niños quienes se sentaron en un sofá que había dentro, después de pedirle permiso con la mirada.

—Lamentamos mucho su pérdida —exclamó.

—Gracias rector —expreso ella manteniendo aquel amago de sonrisa en sus labios —Aquí tengo los documentos sobre el fallecimiento de mi padre, solo quería hablar con usted sobre mis hermanos —comentó señalándolos con la mirada —Usted sabe que mi madre murió hace años y ahora con la muerte de mi padre, hemos quedados solos. Por eso le iba a pedir si podía traerlos conmigo aquí a la universidad, solo lo que dura este semestre.

—Usted sabe muy bien, que es prohibido eso aquí señorita —le recordó.

Norma asintió, porque conocía las reglas demasiado bien, pero solo quería una excepción aunque se por una vez en su vida.

—Lo sé, pero sólo será por este semestre —exclamó casi en un ruego —Ya que solo estudiaré este y tomaré un tiempo para buscar trabajo.

El rector miro a los mellizos que se habían puesto de pie y ahora estaban detrás de las piernas de la joven, que tenía uno de los mejores promedios en la carrera que había tomado. Dejo ir un suspiro mientras asentía lentamente, podía darle la oportunidad de que los niños estuvieran con aquella joven durante el tiempo que pedía.

—Te dejaré que lo traigas contigo —expreso —Pero debes de tener cuidado con tus clases, además como rector te digo que no me gustaría que detuvieras tu carrera profesional.

—Soy consciente de ello —murmuró Norma —Y le agradezco por su compresión, pero como la madre y padre en este caso de mis hermanos, debo de hacer una pausa, para poder proveerles lo que necesitan.

Aquel hombre asintió, porque entendía como padre, hijo y hermano; aunque no hasta el punto de ella, pero lo hacía.

—Puedes solicitar una beca completa —comentó —Así no pagarías la mitad de la cuota de tu media beca estudiantil.

—No es fácil, pero agradezco ello doctor —expreso ella.

Supo entonces que no debía insistir en ello.

—Ve a clases —dijo —Y mis más sinceras condolencias —añadió.

—Gracias —susurró Norma caminando de las manos de los niños entre las de ella.

Adriana la esperaba afuera de la oficina impaciente, aquella chica tal vez era la única con la que se llevaba bien y con la cual tenía un poco de confianza. Ella se acercó y la abrazo con fuerza mientras sentía las lágrimas caer en su hombro, el ceño de Norma se fruncio confundida.

—Adriana —murmuró.

—Cuanto lo lamento —sollozó Adriana —Lamento tanto que perdieras a tu padre.

—No quiero hablar de eso —le murmuró moviendo un poco sus hombros —Así que por favor deja de llorar, mis hermanos están presentes —masculló.

Él es mi Daddy (AD #1)[SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora