"Sólo una chica más"

"Sed"

Las cosas con Natsu han estado mejorando poco a poco. Mis padres estaban encantados de verlo de vuelta por casa, Nat se sentía un poco incómodo aún cuando le aseguré que mis padres no tenían ni idea de lo que había pasado.

Es mediodía, habíamos acabado de almorzar cuando Nat llegó a casa.

—¿Qué quieres hacer? —me dice mientras enciende la TV y toma el control.

—No estoy muy segura —respondo sin muchos ánimos de nada.

—¿Quieres ver una película?

—Sí, o quizás podríamos ver un anime. El que me habías dicho antes.

Toma asiento a mi lado —Bien, tienes que verlo. Es buenísimo.

—¿Entonces ya lo viste?

—No, sólo sé que está muy bueno.

Entrecierro los ojos al verlo. —¿Será?

—Qué sí. No lo vi solo.

—Bueno, bueno.

Conecta su consola de videojuegos, una playstation 4. Últimamente hemos estado jugando juntos, ya que a él le gustan bastante y está metido hasta el fondo con eso. Así que de costumbre la ha traído en casa.

Empieza a navegar e ingresa a Netflix, buscando el anime. Yo sólo me siento fuera de la situación, sintiendolo al lado mío. Puedo oler su perfume y escuchar a medias lo que me está diciendo, sólo escucho el tono de su voz y lo emocionado que está por ver el anime conmigo. Se me agita el interior una vez más al saber que es tan sencillo que esto se esfume. Que vuelva a ocurrir algo que nos separe.

Odio esta inseguridad, así que lo tomo de la cabeza y lo hago girar hacia mi y lo beso. Él me corresponde al instante, tratando de observar la pantalla pero no lo dejo en paz. Entonces aparta el control y me toma de la cintura. Aprovecho para ubicarme sobre él.

Siento sus manos en mi cintura, luego en mis muslos y luego ya no las siento.

—Basta, así no.

—¿Cómo? —y veo que esconde sus brazos detrás del sofá.

—Ya sabes a lo que me refiero, no te hagas la desentendida— dice sonriendo y volviendo a observar la pantalla.

—No estoy haciendo nada.

—Ja, sí claro. No empieces con algo que no puedas terminar.

—¿Crees que no pueda terminar?— me burlo de él.

Ahora sí me mira fijamente con una sonrisa —¿Quieres empezar esto? Me estoy tratando de comportar. Además estamos en la sala.

—¿En la sala no se puede bromear?

Su sonrisa se ensancha —Bueno, vamos a ver. Ponte bien.

Bufo cuando me pone a su lado y me sujeta las manos. —Eres un aburrido.

Sus ojos se agrandan y se ríe —Disculpa por cuidar de que tus hermanos no me odien.

—No te van a odiar.

—Ajá sí claro. Una cosa es llevarme bien con ellos y otra los celos de hermanos.

Espera eso me interesaba —¿Crees que mis hermanos son celosos?

Me miró como si me faltara un tornillo —Claro que sí estúpida. ¿Por qué crees que Michael no estaba tan convencido conmigo?

—Creía que porque eras un idiota.

—Hey. Pero sí. También.

Nos quedamos en silencio analizando.

—Aún así no importa porque ellos no están.