CAPÍTULO DOS

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LILY

Mis amaneceres ahora son diferentes en todo sentido. Desde que abro los ojos y me doy cuenta de que estoy en una casa de millonarios y que increíblemente le pertenece a los seres con los que estoy dentro de ella, porque sí, San y Abraham son prácticamente los dueños de esta casa, hasta que bajo a la cocina y veo no a una ni dos, sino a tres empleadas haciendo todo el oficio de la casa mientras que los pendejos empiezan a tomar desde temprano.

Pasando de recordar eso, me enfoco en donde estoy ahora y es en la cama más cómoda en la que he podido dormir, ya no siento el peso de Jean y sólo me volteo un poco para confirmar que efectivamente, ya se levantó. Tomo mi celular y lo primero que veo es un mensaje de mamá.

"¿Todo bien con los chicos, todo bien con San?"

Ya no me sorprende que pregunte por San, mamá lo tiene entre ojos desde que le conté lo que pasó hace dos años y de hecho, desde ese entonces no le cae muy bien que digamos, y es entendible.

«Lo que ella no sabe es que ya no se tiene que preocupar tanto, porque ahora escucho con más claridad y veo a más profundidad las intenciones de las personas».

No solo por lo sucedido, sino también por los dos años que han pasado en donde descubrí y aprendí que casi a toda la gente le vale el cómo te sientes, lo que puedas llegar a sentir por sus acciones o cualquier otra cosa parecida, porque la empatía se esfumó, es como si nunca hubiera existido.

Y no es por ser inmadura pero si la gente no tiene empatía y le vale todo, ¿por qué yo debería ser la excepción? El mundo no cambia solo porque una persona quiera hacer la diferencia, más bien la toman de idiota y se burlan de ella al punto en el que la destruyen a como lo hicieron conmigo.

Lo mismo pasó con lo que leo; en específico el erotismo. Ahora lo entiendo más, ahora me gusta más.

Y me di cuenta cuando probé el sexo y a pesar de que fue con una persona que ahora no quiero ni recordar, lo disfruté, y lo disfruté muchísimo.

Más aun cuando empecé a probarlo cada vez más, las posiciones, los diferentes tipos de besos, los toques, los juegos previos.

Follar es delicioso, si la persona con la que lo haces sabe lo que está haciendo.

Solo imagínate, si sientes cosas leyendo erotismo, ¿qué no podrías sentir cuando lo llegues a practicar?

"Sí, todo bien con San, mamá".

Le respondo saliendo de mis pensamientos, levantándome antes de que el calentamiento mañanero me coma la cabeza. Salgo de la habitación y bajo hasta donde están los demás, viendo primeramente a San quien tiene una camisa de botones color rosa pastel abierta dando la vista de su pecho junto con el hueso resaltado de su clavícula y un pantalón de mezclilla claro.

Luego percibo como me abrazan desde atrás y me dan un beso en el hombro, vuelvo a ver y me doy cuenta que es Jean.

—Qué lindo es el amor—. Habla Abraham con sarcasmo y lo volvemos a ver.

—Más el que se demuestra en la madrugada, ¿no es así? —Dice San volviendo a ver a Abraham, yo solo me preparo para el show.

—Claro, ya sabes—se sienta a la par de San y pasa uno de sus brazos por detrás de él—, es nuestra amiga y... no la iba a dejar sola en plena madrugada.

Hace un mini puchero viéndome y desde aquí puedo ver la perversidad que imana.

— ¿Te levantaste en la madrugada? —Me pregunta Jean y creo ver un poco de preocupación en su tono de voz. Estaba tan dormido que no se acuerda que efectivamente, me levanté en la madrugada.

VOLANDO ENTRE LO AMARGO. Libro 2. [En edición].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora