CAPÍTULO VEINTIUNO

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LILY

La decepción me come viva.

Agradezco mentalmente que se las personas con las que vengo se creyeran la típica de ir al baño, porque realmente no es allí donde estoy, más bien estoy viendo al ser de piel negra acompañado de otro chico rubio con un look y unas vibras femeninas, dicho chico lleva uñas puestas, un top pegado al cuerpo y un short de mezclilla un poco corto que realmente lo hacen ver como toda una diva.

Amo con totalidad su estilo, su outfit, todo.

Pero...

¿Y Sergio?

Sergio se está riendo expresando felicidad, alegría, gozadera.

Maldito hijo de su grandísima madre.

Tomo la decisión más anticipada de mi vida a la hora en la que saco mi celular y busco su número dándole llamar en cuestión de nanosegundos, lo veo sacar su celular, lo veo fijarse en quién lo llama, y también lo veo cuando se aleja del chico con el que anda sin antes supongo decirle que alguien lo llama.

—Hola Lily, ¿todo bien?

—No sé Sergio, dime tú, ¿todo bien?

Trato de que en serio no se note el enojo que me consume en estos momentos.

—Todo excelente—deja salir una risita—, me parece raro que me llames.

Lo acompaño con una risita también, pero con la gran diferencia de que la mía es falsa.

—Sólo te llamaba para saber cómo ha estado Andy, cómo va lo de ustedes y ajá.

La expresión en su cara cambia por completo a una que puedo describir cómo; mierda.

—Andy está de maravilla, lo mío con él va de lo mejor y... creo que justo en este momento está retirando la comida del Uber ya que estoy en casa con él.

—Maldito mentiroso.

Le respondo con total enojo y frustración, la expresión en su rostro ahora es de angustia, empieza a buscar entre la multitud de la gente con total desesperación hasta que me ubica.

—Lily... no es lo que parece...

—Ay, ¿qué sigue? La otra típica de ¿"todo tiene una explicación"?

—No no no.

Cuelga la llamada y empieza a literalmente correr hacia donde estoy, cuando llega las manos le sudan, está incluso hasta temblando y en este momento es más preocupación que persona.

— ¿Por qué le haces esto?

— ¿Hacerle qué? —La frustración lo invade.

—Serle infiel, traicionarlo, ponerle cuernos, ¿de cuál otra manera quieres que te describa lo que le estás haciendo?

Lleva las manos por detrás de su cabeza y me da la espalda, luego lleva sus manos a las caderas y veo como su espalda sube y baja con intensidad demostrando los nervios que tiene en este momento.

—Primero que todo—se voltea hacia mí—, él no es mi tipo—ah este ser...—, no, Andy sí, el chico rubio no. Segundo, estoy aquí porque ando buscando un anillo—frunzo el ceño porque ahora me confunde, pero de buena manera—, mi idea es pedirle que sea mi novio formalmente el próximo fin de semana, pero... Lily mírame—se señala—, ¿crees que tengo gusto cuando de joyas se trata? —los ojos se le humedecen—, en cambio míralo a él, tiene clase, estilo, es toda una diva, convirtiéndose en el único ser que me puede ayudar.

Lo veo y lo veo, luego veo por su lado y me enfoco nuevamente en el chico que justo ahora está hablando con alguien por celular.

Mi atención vuelve a Sergio y me acerco unos pasos más.

VOLANDO ENTRE LO AMARGO. Libro 2. [En edición].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora