CAPÍTULO TREINTA Y DOS

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LILY

Termina de alistarse y no puedo dejar de verle el cabello que todavía deja caer gotas de agua mientras pienso en lo felices que fuimos ayer y lo bien que ha ido nuestra mañana, por un segundo casi también viajo a dos años atrás pero es imposible compararlo con lo de ahora.

Estamos metidos en nuestra propia burbuja de amor la cual contiene fuego, adrenalina, morbo y unas folladas que me hacen nunca querer parar.

Y aunque en mi mente a veces me ponga negativa con respecto a lo que sea que tengamos, vuelvo a la realidad y lo veo junto a mí, no siendo el mismo Thomas, claro está, pero sí siendo él mismo, enamorándome cada vez más siéndolo porque no me esconde nada. Es caliente, atrevido y morboso, tres simples cosas que puede que me aten a él para siempre porque estoy segura de que nunca voy a encontrar a alguien igual, a alguien que me produzca las cosas que me produce él, a alguien que me provoque a como lo hace él y sobre todo, a alguien que me folle a como lo hace él.

—Mi Uber llega en dos minutos.

Habla sacándome de mis pensamientos, me levanto de la cama y voy hacia él, mis manos le recorren sus brazos sintiendo lo tenso de sus músculos, levanto mi mirada para verlo y el que un rayo de sol se cuele por la ventana hace que sus ojos color miel se vean preciosos.

—Soy esclavo de tus ojos—me acaricia la cara mientras me ve los labios, se los lame y me voy a ellos cuando lo hace, sus manos ahora están en mi cabello, su lengua hace contacto con la mía y decidimos dejarnos llevar por unos segundos—, y de tus labios—su respiración se mezcla con la mía, mis manos se van alrededor de su cuello y lo obligo a retroceder hasta que estamos contra la pared—, de todo lo que eres.

Sus manos me recorren hasta quedar en mis caderas, les da un apretón y yo me muerdo el labio inferior sintiendo como las famosas mariposas en el estómago empiezan a tomar vida en el mío combinadas con corrientes eléctricas que terminan en mi intimidad provocándome humedad.

—Dime algo que no sepa—mi modo seductor sale a la luz cuando hablo, él de me da una sonrisa ladeada llena de perversidad tomándome por sorpresa cuando cambia los papeles dejándome contra la pared—. Te reto.

— ¿A qué?

—A que me hagas tener un orgasmo antes de que suene la notificación de que tu Uber está a un minuto.

Se va directo a mi cuello dándome una lamida que me hace soltar un gemido, mis piernas se debilitan y seguido siento como una de sus manos se cuelan por debajo de la tela de mis bragas, desesperándome cuando los roza, vuelve a verme y tiene una jodida mirada llena de diversión que me hace querer arrepentirme de lo que dije.

—No seas así—. Le suplico y él se va a mi oído erizándome los vellos de la piel cuando siento su respiración.

— ¿Así cómo? —me susurra e introduce uno de sus dedos provocando que voltee los ojos—, no sabes cómo me pone encontrarte así de mojada—muerde el lóbulo de mi oreja y siento que soy gelatina, dejándome sin nada cuando se aleja de mí—. Soy egoísta, Bella —se viene a morderme el labio—. Ahora soy yo quien te reta—su mano me dibuja el rostro hasta que su pulgar toca mi labio inferior—, no te tocas, pero sí me piensas, desespérate tú misma por mí, quiero ver cuánto aguantas para suplicarme que te folle.

—Te aprovechas...

— ¿De qué sé que eres vulnerable ante mí? Sí—pasa un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja—, pero míralo como una prueba de cuánto puedes durar sin mí, te estoy enseñando a controlarte.

—No me jodas Thomas, cuando se trata de nosotros dos no podemos controlarnos—lo trato de besar pero se quita—, Thomas...

—Si supieras lo duro que estoy sabrías la capacidad que tengo para controlarme—me da la espalda y camina hasta estar sentado en la esquina de la cama—, mi mente en estos momentos te imagina quitándote ese vestido mientras caminas hacia mí para montarme como una loca, así como también se imagina que por primera vez hagamos una rusa y que me venga empapándote los senos—se lame los labios y se aclara la vista—, pero me controlo, porque también quiero ver cuánto tiempo puedo durar sin follarte.

VOLANDO ENTRE LO AMARGO. Libro 2. [En edición].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora