CAPÍTULO TREINTA Y UNO

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THOMAS

—Paren el plan pendejo.

Detenemos nuestros pasos cuando lo escuchamos hablar, toma su camisa del suelo y se la pone viéndonos para empezar a dar pasos hacia nosotros, no me extraña cuando se pone al frente de mí dejando de lado a San, una sonrisa de suficiente se forma en su rostro y por mis reflejos veo como estrecha el celular el cual tomo en un dos por tres.

—Es la última copia—ve a San por el rabillo del ojo—, para amigos así para qué enemigos.

—Dejaste de ser mi amigo cuando te metiste con ella.

Termina dándome una mirada con una sonrisa ladeada, pasa por mi lado y justo cuando lo hace decido llamarlo.

—Julio.

En el momento en el que se voltea mi puño hace contacto con su cara volteándose y como es tan generoso me deja ver cómo le saque sangre de la nariz.

—Que sea la última—. Le advierto.

—Lo es—. Afirma.

—Y también que sea la última vez que la buscas para joderla con cualquier otra mierda.

No me contesta esta vez, pero por la mirada que me da presiento cosas a mi favor. Sale de la habitación e inmediatamente siento los brazos de Lily tomarme dándome un fuerte abrazo, yo le doy un beso en la cabeza y luego le quito las pocas lágrimas que todavía hay en su rostro.

— ¿Estás bien? —Le pregunto y ella asiente dándome la mano.

—Salgamos aquí.

Verbaliza San y empezamos a hacerlo, el celular que tengo en la mano queda estrellado contra una de las paredes haciéndose trizas porque no me interesa tan siquiera ver la opción de borrar video.

Cuando llegamos abajo los invitados están en sus respectivas mesas con sus familiares, unos toman lo que parece ser champagne mientras la acompañan con algo de comer, otros simplemente hablan de no sé qué y bueno, me es inevitable no buscar con la mirada a Julio sintiéndome mejor cuando no lo veo, pero si veo a Abraham llamándonos con la mano.

Le toco el hombro a San y le hago ver a Abraham para empezar a caminar los tres, llegando a la mesa en la cual me sorprendo y quedo paralizado por un segundo al ver a la familia de Abraham.

—Thomas, mi mamá Franca Ryden, mi padre Liam, abuelos, tía que es la cumpleañera y su comprometido, Julio tuvo inconvenientes así que se retiró de la fiesta—. Con lo último que dice me da una sonrisa de satisfacción y capto de inmediato todo.

Comportándome como un caballero le ayudo a Lily con la silla dejándola justo a mi lado, San se sienta del otro lado a la par de ella y lo siguiente es ver cómo nos empiezan a servir bocadillos.

—Y dime Thomas—vuelvo mi atención a la mujer pelinegra de ojos azules, ¿así que ella es Franca Ryden? La famosa que estudió formación empresarial y que hoy en día es dueña de uno de los hoteles mejores catalogados a nivel mundial—, ¿tú si eres el novio de Lily?

Vuelvo a verla y lo siguiente que siento es un apretón en mi pierna.

—No, pero estamos en algo.

Soy sincero y veo como ella enarca una de sus cejas volviendo a ver al hombre que tiene al lado el cual inmediatamente la vuelve a ver cuándo siente su mirada.

—Estos dos me recuerdan a dos ciertas personas.

— ¿Sí? —le da un beso en los labios y luego ambos nos vuelven a ver—, cuídala Thomas, porque pregúntale a Abraham lo que pienso de ella.

VOLANDO ENTRE LO AMARGO. Libro 2. [En edición].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora