CAPÍTULO VEINTE

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ANDY

Salir con Amber y Lily es mentalizarse siempre que sí o sí, van a entrar a una librería.

Y el claro ejemplo es... todas las veces que hemos salido, incluso hasta hoy, Lily como siempre está en la zona de romance y Amber en la zona de fantasía, cuando encuentran algo que les gusta se lo muestran la una a la otra y entre risas de felicidad y frustración tratan de decidirse cuál comprar.

Llevan así más de hora y media.

Pero bueno, soy el mejor amigo de ambas y la verdad es que esto no me molesta, más bien me pone feliz al ver que sí, con los años cambiamos un poco, nuestra madurez sin nosotros saberlo llegó en un gran porcentaje convirtiéndonos en los seres que somos hoy, Amber ahora es más abierta a la hora de hablar temas, Lily ya es toda una experta en sexo cuando antes sólo lo leía y yo...

Pues yo aprendí a tener paciencia, a no desesperarme y no volverme loco con las situaciones que me presenta la vida, y sí, lo digo por Sergio, su cambio de un pronto a otro hizo que me diera cuenta de mi desarrollo con respecto a la paciencia, que viera que realmente sí había madurado y eso está bien, hasta cierto punto.

¿Por qué?

Porque también descubrí que soy inseguro, que por más paciencia que tenga a veces mi mente juega conmigo y me muestra los peores escenarios tales como; ¿y si me está siendo infiel? ¿y si ya no me quiere? ¿y si lo avergüenzo?

Esos son los peores escenarios y cuando me toca verlo el miedo porque me confirme alguno me hace querer simplemente retroceder el tiempo y nunca haber llegado hasta donde he llegado con él ya que hasta mi familia sabe de su existencia.

— ¡Amix!

Me obligo a salir de mis pensamientos sintiéndome fuera de lugar, alzo mi mirada encontrándome con Lily quien tiene un libro con una portada bastante bonita en sus manos, ella nota mi estado y frunce el ceño devolviendo el libro a la estantería para venir hacia mí.

— ¿Todo bien?

Quisiera decir que sí, quisiera no quitarle la sonrisa tan bonita que me está dando, pero independientemente de lo que salga por mi boca mi cuerpo lo va a negar todo, o más bien mi cara.

—No—siento que respiro con más tranquilidad con sólo decir esa palabra—, Dios, ¿y si Sergio me está siendo infiel? ¿y si ya no me quiere? ¿y si lo avergüenzo?

— ¿Por qué no le preguntas?

— ¿Estás loca?

Le respondo de inmediato sintiendo como el corazón se me acelera.

—No, sólo soy realista y también tu amiga—se pone al frente de mí y pone ambas de sus manos en mis hombros viéndome fijamente—, has estado en las nubes todo el rato y ahora tienes una cara de culo que realmente me demuestra el cómo te sientes, y te lo voy a decir para que veas como es tan fácil leerte; miedo.

Suspiro, ella junta sus cejas y sus ojos se tornan tristes.

—Sí realmente las preguntas que me hiciste son lo único que pasa por tu mente cuando se trata de él, haz algo, ármate de valor, deja el miedo a un lado y pregúntale, porque no puedes estar así.

—Es difícil armarte de valor y dejar el miedo a un lado cuando se trata de preguntarle algo a la persona que amas.

— ¿Es difícil porque no quieres salir de tu historia de amor? ¿prefieres vivir en esta burbuja de dudas y de frustración?

Sí.

—No.

—Entonces sé tu primer caso y sé tu propio abogado penal, sácale las verdades al acusado que en este caso es tu... novio—se queda pensando un segundo lo que acaba de decir—, ajá, digámoslo así por hoy, y gana el juicio, es lo más justo para ti y para él.

VOLANDO ENTRE LO AMARGO. Libro 2. [En edición].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora