CAPÍTULO TREINTA

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Ene"amigos"

LILY

Martes.

Una falda estilo campana que me llega un poco más arriba de la rodilla hace match con una simple blusa de tirantes color morado pastel y termino el look con unas sandalias con un mini tacón. Mi cabello va lacio junto con un maquillaje natural que me hace ver fresca y hermosa.

Así voy a ir al maravilloso cumpleaños de la señora Ryden.

Abraham no está en la mansión y por palabras de San sé que salió desde temprano para su casa, yo a estas horas ya estoy esperando a Thomas quien por segunda vez ya a pisar la casa, Dawson, Mauricio y Jean están dormidos siendo el ser con el que comparto color de ojos el único en acompañarme en la sala.

No digo nada porque no hay tema de conversación, él está metido totalmente en el celular mientras que yo espero que suene...

El timbre.

Me levanto de golpe y salgo de la casa de camino al enorme portón el cual abro estando cerca para toparme con el ser de ojos miel, viene vestido con un pantalón beige, tenis negras y una camisa negra de vestir de manga corta, dejando a la vista sus tatuajes y también que se le resalten los músculos que van de acuerdo a su cuerpo, viéndose tan jodidamente perfecto, el cabello lo trae despeinado, lo tiene un poco más largo dándole el plus a que su cara se vea más atractiva.

— ¿Con falda? —Sus ojos están directos viéndola mientras que yo me acerco pasando los manos por alrededor de su nuca atrayéndolo a mis labios sintiendo inmediatamente como quiere colar sus manos por debajo, lográndolo dándome un apretón en ambas de mis nalgas—Úsalas más seguido, resalta lo buena que estás.

— ¿Y los celos?

— ¿Para qué celos cuando puedo producir envidia?

—Maldito—. Digo entre risas dándole un último beso antes de sujetarlo de la mano para llevarlo adentro de la casa.

—Nos vamos ya—. Verbaliza San cuando apenas entramos, no le respondemos y él quita la mirada de su celular, quedando fuera de lugar cuando nos ve juntos—. Thomas.

—San—pronuncio su nombre antes de que lo haga el ser que tengo agarrado de la mano—, y yo soy Lily, ahora que todos nos conocemos podemos salir, gracias.

Me devuelvo caminando hasta que estamos al frente del auto de San, escucho cuando le quita el seguro e inmediatamente trato de entrar.

— ¿Qué haces? —La pregunta sale cuando me tiene contra su cuerpo—, ¿qué es esta mierda?

—Aceptaste—le recuerdo provocando que me voltee los ojos y deje salir un suspiro lleno de rabia—, y no te voy a decir para dónde vamos porque si estás así sólo con saber que te tienes que subir a su auto, no me imagino cómo te vas a poner si te digo—suelto su agarre y entro al auto dejándole espacio—, sube—. Le digo y tengo la suerte de que lo haga en el primer intento.

San empieza a conducir saliendo de la mansión, Thomas ve por el retrovisor provocándome nervios cuando una sonrisa maliciosa se forma en su rostro, luego sus ojos me ven y seguido su lengua hace contacto con mi cuello produciéndome escalofríos, una de sus manos se ubica en el mismo pero no me lo presiona, simplemente la deja ahí mientras me lame y da pequeños chupetones obligándome a cerrar los ojos por las sensaciones, cierro mis piernas y las presiono, muerdo mi labio inferior ahogando un gemido mientras lo maldigo por hacerme esto.

Siento las yemas de sus dedos recorrerme la piel de mis piernas, erizándome demás la piel, teniendo la decencia de colarse por debajo de mi falda hasta tocar el elástico de mis bragas.

VOLANDO ENTRE LO AMARGO. Libro 2. [En edición].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora