Cap. 7 Único

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Llevo unas semanas conviviendo con un sujeto que dice ser un demonio, que come más de lo que yo como en una cena navideña, que cambia de piel y apariencia cada dos días, que es más fastidioso que nenito de 5 años pidiendo el celular para jugar jueguitos y que ya me estoy cansando de tener. ¡ME SIGUE A TODAS PARTES BOLUDO!, ¡no puedo sacarme el maldito collar ni siquiera para ducharme! Mis padres ya hasta preguntaron de donde lo saque, les mentí diciendo que me lo regalaron.

―Mira ente satánico, hoy precisamente no quiero que me fastidies, es el cumpleaños de Isabela y no quiero que andes de tarado atrás mío.―

Es costumbre que el me espere fuera del baño siempre que entro, pero aun así me escucha el muy.. tsh.

―Ya te dije que siempre y cuando tengas ese collar iré a donde sea que estés, ¿Crees que me importa tu estúpida reunión festiva? Pues no. pero necesito saber mas de ti, en este tiempo no me has dado nada de información, empiezas a hacerme enfadar.

―Ayy sii, te estoy por dar información que te ayude a asesinarme.. tarado.

Una vez ya duchada fui a mi cuarto, tenia ya todo pensado para vestirme agarrar el regalo e irme, pero cuando busque la ropa para cambiarme no la hallaba, un poco desesperada fui al lavadero dándome cuenta que lo que quería usar estaba ahí, en el lavarropas, ¡YA TODO MOJADO!

―Ugh la puta madre que me pario y ahora que mierda me voy a poner.― Volví al cuarto y empecé a tirar toda la ropa de mi armario a la cama, mas concretamente encima de número 37

¿Se puede saber porque haces tanto desorden?.

―. . .

―Hey. te estoy hablando.

―. . .

¡Niña estúpida hazme caso cuando te dirijo la palabra!

―¡¿No te das cuenta que lo que iba a usar para el cumpleaños de Isabela esta todo mojado?! Era el atuendo que usaba el día que la conocí, estaba ilusionada de llevarlo.. Dios, bien les dije a mis viejos que no lo lavaran porque ya lo había echo yo, como los odio.―

Me tire a un lado de el boca a bajo sobre la cama, mi frustración era tal que movía las piernas de lado a lado para no terminar en llanto, se que parece una tontería el mariconear por una ropa, pero tenia cierto valor emocional para mi que ella me viese con ese atuendo en un día especial, poco rato después me senté en la cama dejando caer mi cabello en el rostro mirando de reojo la ropa del suelo, ya estaba re cansada y nada me agradaba, que puta man.. ni ganas tenia ahora de ir, por la puta vestimenta.

―¿Sabes?.. eres demasiado infantil, no puedo creer que estés triste por tal idiotez, los humanos se entristecen por mínimos detalles que son tan.. patéticos.―

No di bola a lo que el taradito decía, sabia que solo era una burla más de las tantas que hizo en todo este tiempo, más allá de cerrar los ojos y tratar de calmarme empecé a simplemente tararear, eso me solía distraer en estos casos. Luego de unos 15 minutos cantando, el se movió

―Vamos, ve ya a la fiesta o llegaras tarde.―

Vi que se puso de pie, levante la mirada conectándome con la de el, sentía diferente el cuerpo en cuanto lo mire, una sensación que me generaba siempre que lo miraba a los ojos, era tan misterioso que ya creía yo que el alma se me había salido del cuerpo... ahrre loquita estaba. En fin, me puse de pie para ver que hacer, y sentí la tela por encima de mi cuerpo, al mirarme al espejo vi como de una sombra salía un lindo vestido parecido al que iba a usar en un inicio, ¡WTF! Mire a donde estaba el chico algo confundida, pero el ya no estaba, el collar dio un ligero brillo, ya sabia que significaba.

Di dos golpecitos a la gema sonriendo, respondió apagando el brillo, se me salió una risa de donde no se, pero estaba feliz de poder llevar lo que quería, tome el regalo me despedí de mis viejos y fui a la casa de Isabela, como siempre llegando algo tarde, su rostro cuando me vio no tenia precio, estaba feliz a la vez que enojada jaja, es un amor esta chica. La fiesta transcurrió como normalmente pasaría, bailes, mucha comida, gente matándose entre si, ya saben lo típico, ver a Isa feliz es lo mejor del mundo, aparte su risa es contagiosa.

Ya llegada la madrugada y la fiesta acabada (terrible rima), era de las ultimas en retirarse de la casa, me despedí de ella quien se veía agotada pero feliz, se ofreció a acompañarme a casa pero me negué, una porque sabia que ella iba a volver sola y no quería, otra por el sujeto que andaba colgando de mi cuello, se que llevaba buen rato sin salir se porto bien durante todo el día. Camine de regreso a casa viendo como de a poco el sol salía, el nene demoniaco salió pero hecho sombra quedándose a mi lado

―Hey, Mortal.

―Ya see ya see, se que tienes hambre por eso rescate una bandejita de comida.―

Deje la bandeja sobre las raíces de un árbol y seguí caminando, escuche como ese chico estaba meta comer atrás mío jaja, daba algo de ternura, me sentía segura al saber que un sujeto como el estaba atrás de mi, hasta que algo me desconcertó. Esos odiosos silbidos, esos molestos llamados y aquel sobrenombre de prostituta que provenía de el grupito de siempre, baje la cabeza y seguí mi camino.

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Es raro, pero el alimento de los humanos se me hace bastante delicioso, me podría pasar toda mi eternidad degustando de la deliciosa carne y diferentes platillos que hay en este plano terrenal, aunque claro, nada comparado con la propia carne de los humanos, ese si es un manjar digno de un Demonio. Cuandi termine mi bocadillo pude notar que se había detenido por un breve momento, ¿Algo la molesto? creo que si, gire la mirada para ver el motivo de su incomodidad, claro.. unos tipejos empezaban a acosarla, pude notar su acelerar en el paso y esa postura de esconder el rostro encorvando los hombros, son señales que avisan a cualquiera la incomodidad o el miedo en un persona, no puedo permitirlo, ¡el único que puede hacerle sentir miedo soy yo!

Aprovechándome de la poca negatividad que liberaba pude hacerme humano, salí de detrás de un árbol y la abrace por la espalda, esta mal agradecida me trato de golpear en el estomago, típica reacción ya la venia venir.

―Calmate ya, soy yo, soy 37.

―¡Soltame boludo no necesito tu ayuda, la puta madre!.―

Note en su bajo tono de hablar la incomodidad que sentía, pero no podía soltarla, no hasta estar seguro de que esos sujetos ya no nos estén siguiendo, mire de reojo al rededor notando que se dispersaron, aproveche para alzarla en mis brazos y correr rápidamente a su hogar, mejor prevenir que curar. Una vez allí y entrando por la ventana de su cuarto la deje sobre su cama, pensaba que se había dormido pero..

―¡AHH! QUE MIER-...―

―¡TARADO PORQUE HICISTE ESO!.―

La niña me golpeo el rostro haciendo que la soltara, claro esta que no fue mucho el dolor, sino el susto que me dio esta.. mocosa. Además ¿Por qué estaba tan molesta? solo buscaba ayudarla.

―Un simple gracias no estaría mal.

―¿Un gracias? ¿Por alzarme y llevarme como si me secuestrases? ¡Entiende que no es primera vez que me molestan de esa forma estoy muy bien acostumbrada! Te recomiendo no volver a meterte en esos temas o te pondré un rosario en el orto. -

Se tapo de pies a cabeza dándome la espalda, se le notaba muy molesta y tal vez algo frustrada, sigo sin entender como le puede parecer costumbre algo tan vulgar como el acoso, si obviamente estoy en contra de ello, no soy un monstruo soy un demonio, da igual, así no quieras mi ayuda la tendrás ya que...

―Es mi deber el asesinarte, por lo tanto no me puedo dar el lujo de que alguien más te haga daño, yo soy el único que puedo saborear tu dolor, el único que puede causártelo.. y el único que puede aliviarlo.―

No hubo respuesta, ni tampoco esperaba una, ya me di cuenta que estaba dormida, debo admitir que se ve algo linda al descansar. Supongo que mañana será un día más.. espero lograr algo antes de que mi escuadrón venga a visitarme.

A Friendly DemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora