Cap. 26 D&E.

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Como ya todos sabemos, la relación entre 409 y 37 es de compañerismo y amistad, incluso todos los de la organización los ven como hermanos al estar la mayor parte del tiempo juntos, hasta su alejamiento por orden del padre de Abel porque según este, lo distraía mucho de su labor y era una mala junta para su hijo. Hablando de organizaciones... La que controlan principalmente los príncipes, aquella encarada de crear estas gemas y otros métodos para matar de forma discreta a los humanos, consta de rangos dentro de la misma.

Por ejemplo los demonios fabricantes, que como su nombre lo indica son los creadores del material a utilizar en las misiones, los demonios de Guía, que son los encargados de organizar el lugar de destino del material y que tipo de demonios irán en cada artefacto, los demonios Supervisores que se encargan de llevar registro de todo, los llamados demonios de segunda estrella, que son los encargados de organizar los registros, son como los mensajeros de los príncipes, y por último, el puesto inventado de 409, el demonio del castigo, encargado de corregir a los que fallan.

En el grupo de las estrellas habían 5 demonios, Abel era uno de ellos aparte de ser un torturador.

Dentro del grupo había una muchacha llamada Diana, quien sentía una profunda admiración por el desde que lo unieron al grupo, aunque los demás decían que era algo más que simple admiración, se le notaba en su mirar que el sentimiento era más fuerte, a veces ella intentaba atraer su atención pidiendo favores o de cualquier forma, pero simplemente no lo conseguía porque, en palabras del propio demonio de tortura, ella no era alguien que merecía tener su atención, generándose en Él un desinterés total por su comportamiento infantil y poco profesional. A pesar de la ignorancia del demonio, Diana jamás se dio por vencida, intento de todo para que siquiera se volteara a verla, su orgullo era tal que llegó a perseguirlo al mundo humano en varias ocasiones, así fue hasta que vio algo que no debía.

Abel antes estaba enamorado de una humana, cada tanto hacia a un lado sus labores y se escapaba un momento a la superficie para estar con ella, Diana nunca habia sospcheado esto de el, cuando lo vio llego a decepcionarse, pero por amor y respeto jamás dijo nada de lo que llego a presenciar.

Una de esas noches en las que se escapaba y ella lo seguía, algo salió mal, mientras la pareja caminaba a la luz tenue de la luna fueron interrumpidos por un grupo de hombres, liderados por un pequeño que aparentaba tener unos 10 años, los separaron uno del otro, golpeando a 409 hasta desmayarlo, matando a la humana que lo acompañaba y dejándola a su suerte debajo de un sauce llorón. Cuando Abel despertó, no podía creer lo que estaba viendo, se acercó temblando estando en un trance de sufrimiento jamás visto, la tomó en brazos, acaricio su cabello mientras su figura se hacia más demoníaca con cada lagrima que soltaba, la abrazo con fuerza lamentando el echo, pidiéndole perdón por no poder salvarla a tiempo.

Todo esto, delante de los ojos de Diana, quien junto con Él empezó a llorar al no poder intervenir en el tema, sentía el dolor que 409 estaba sintiendo, debe ser horrible tenerlo todo y en solo unos instantes perderle por completo. No podía soportar verlo así, se retiro de la escena poco después.

Cuando volvió al infierno esa noche no quiso trabajar, solo estaba metida en una de las salas de juntas, acostada por sobre la mesa.

-¡Pero que veo! ¿Tu llorando? Oh no, Ahora que uña se te rompió, Diana.

-Ninguna Eliot.. simplemente no me siento bien, volveré al trabajo en un momento.-

Eliot era el más pequeño de todos en la organización, un demonio burlon e infantil que pertenecía al grupo de las estrellas, era compañero de Diana y siempre que podía pasaba tiempo con ella. Se conocen desde hace años, saben secretos uno del otro, era consciente de lo que ella solía hacer.

-Creo saber porque te sientes mal, fuiste a verlo a escondidas otra vez y te llevaste una sorpresa ¿No es así?.

-¿Y tu como sabes eso?.

-Digamos que yo también lo vi.. o bueno, mejor dicho yo lo cause.

-Que hiciste.. ¿Que?.

-Y tu, querida, fallaste a las reglas de la organización, ya sabes que si ves interacción con humanos más de lo normal debe ser informado al instante, no resguardado como si fuese nada.

-Lo se.. pero no podía el se veía feliz, por primera vez lo vi sonreír sin falsedad, ella le hacía estar bien.

-Por mas feliz que este sigue siendo una falta grave.. No es por nada pero me daba curiosidad saber a donde te escapabas tanto así que te seguí, al ver lo que hacía 409 espere a que tu me lo dijeras, pero como nunca avisaste de nada, tome mis propias medidas.

-Entonces fuiste tu el que mandó a atacarlos.. Eres un idiota.

-Tienes razón, lo soy, pero es para mantener el orden en este lugar, porque hasta el demonio que se encarga de castigar a los que cometen errores, puede equivocarse. -

Abel casi fue desterrado de la organización en ese entonces, pero supo salirse con la suyas de alguna forma. Diana se dio cuenta que desde ese entonces el cambio por completo, se volvió mucho más frío, serio y exigente, no se cruzaba miradas con Eliot en ningún ambiente por el bien de todos.

Desde ese entonces fueron un poco diferentes las cosas, ya la mayor se dio por vencida en intentar llamar su atención, mientras que el pequeño lo fastidiaba siempre que podía, una vez pelearon bastante feo por culpa del niño, fue brutal. Actualmente, ambos se dieron cuenta del comportamiento amigable y repentino de Abel, no sólo por volver a trabajar con 37 había algo más.

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-¡Diana! ¡Buenos días!.

-Buenos días Míster Bunny.

-Oye no tienes permiso de llamarme así.

-Aja... ¿Y los demás miembros de la organización?.

-Ellos tienen trato especial, eso no viene al caso. Vine aquí porque quería proponerte algo. -

No se sabe con certeza de donde salio Diana, o como se convirtió en integrante del grupo de los demonios estrellas, lo único que se conoce es un viejo mito que dice que su padre es en realidad un arcángel, por su cuerpo delicado pero resistente, sus ojos totalmente blancos y puros, la tachan de espía del paraíso por su comportamiento, no muchos se le acercan. Eliot por su lado, es hijo de un demonio de gula y otro de pereza, un pequeño diablo juguetón e insoportable de aspecto femenino, fue nombrado integrante de las estrellas como premio tras tener una muy buena racha de asesinatos en la tierra durante décadas, Es un poco engreído y bastante... idiota a veces.

-Que quieres Eliot, estoy ocupada.

-¿Haciendo que? No veo que estés trabajando.

-Habla ya, a que viniste.

-Ya ya relájate te lo diré. Bien, sabes que 409 y 37 andan actuando extraño últimamente ¿no? Entonces se me ocurrió espirales para averiguar que anda pasando con ellos esta vez.

-Ni siquiera lo pienses, no quiero tener problemas.

-Oh vamos, no habrán problemas lo prometo.

-Si quieres hacerlo hazlo solo, no tengo tiempo para tus niñerías ni mucho menos para jugar a ser héroe, te alcanzaré luego.

-Muy bien como gustes, les haré una pequeña visita, y veremos que esconden estos dos. -




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