—Eliot. Más te vale que te despiertes ahora mismo niño, no me obligues a lastimarte.Esa voz.. Era mi padre, ¿En verdad regreso? Debo estar alucinando.
—¡Eliot! Pequeño despierta. —
—¿Que? .. ¿Que ocurre?.
—Ah por amor a Satanás al fin despiertas. —
Lo sabia, era imposible que fuera el. Estaba en una camilla todo vendado, me dolía mucho el cuerpo más mi espalda, creo que mi cita de juegos no acabó muy bien.
—¿Me quieres explicar que paso?
—Abel se descontrolo es todo, estoy bien.
—Lo dudo, estabas arrinconado llorando como un jodido niño indefenso y débil.
Odio que se refieran a mi como un ser débil, apreté las sábanas mirándola.
—Ya te dije, solo fue una mala noche. De todas formas no se repetirá, me cerró el trato en la cara, planeo hacer un informe.
—¿En verdad crees que sea necesario?
—Si, muy necesario. Apenas me cure lo haré, ese idiota debe sufrir.
—¿Cuál es tu problema con el? Siempre fuiste así se molesto con todos o..
—Nah, simplemente lo odio, su maldito carácter me estresa, es un idiota. —
Tome un tazón de dulces que dejaron al lado mío, abrí mi segunda boca devorando en instantes aquellos caramelos.
—Ugh, siempre me dio asco verte así.
—Callate, mínimo yo tengo poderes. —
Apenas termine pude recomponerme, salí de la cama caminando a mi dormitorio, me seguía Diana, estaba planeando como arruinar a 409 de una buena vez. Entre quitándome la vata de hospital sentándome en la cama.
—¿Quieres dejar el capricho a un lado?
—Claro que no.
—Maldición... ya se que necesitas. —
Me levanto como si fuera su muñeco, me metió en la bañera tirándome agua caliente encima.
—¡Agh! ¡Avisa antes niña tonta!
—Ya deja de protestar, esto te ayudará a pensar mejor Eli, relájate. —
Lavo mi cabello y mi cuerpo, si me relajo debo admitirlo, pero mi enojo seguía estando, ya tenía pensado que decirle a los príncipes. Me saco de la bañera envolviendo mi cuerpo en toallas, se paro atrás de mi secándome el cabello con un aparato ruidoso, me hacía sentir bien, era como una madre para mi.
Acaricio mi cabeza haciéndome cosquillas, logró hacerme reír, que fastidio. Luego me vistió, me dio algodón de azúcar y me acostó en mi cama, sentía mis ojos brillar siempre que hacía estos gestos de amabilidad hacia mi, me libero del miedo y el enojo.
—Duerme un poco, ya mañana harás tu informe, te ayudare con eso.
—¿Me ayudaras a hundir al ser que amas?
—Me quedo claro que jamas lograré que siquiera se fije en mi, así que.. ya da igual lo que haga, hundirlo o no, ya no importa supongo. —
Su sonrisa me dio lastima, la pensé un poco más, pero en verdad estaba molesto, además que importa ella ya dijo que no lo intentará más. Toque sus mejillas con mi mano.
—Tomaste una buena decisión querida, verás que ya llegará otro demonio para ti.
—Supongo que si. — Sujeto mi mano con la suya sonriéndome, aunque senti como una lagrima salió de sus ojos blancos. —Debes descansar, mañana será un día de trabajo. —
—Claro. —
Se alejo de mi, se fue cerrando la puerta, me recosté mirando el techo, fue un día complicado y mañana será peor, aun me sorprende lo mucho que le afecto la muerte de una humana a ese idiota, supongo que nunca sabré lo que se siente perder a un ser querido.
Por fin Abel llegó a casa, las niñas y yo estábamos mirando una película en la casa de Sofia, ya nos habíamos preocupado de que tardará todo un día en regresar el tarado ese, ya eran las 3 de la madrugada cuando se apareció, primero dejó ver un brillo rojizo desde la oscuridad viniendo de sus ojos, hasta yo me puse alerta.
—Calmense, tranquilos, soy yo.
—¿Uh?.. ¿Abel?
—je, ¿Llegue tarde a la película?
Isabela se levanto corriendo para abrazarlo, por primera vez vi que Abel se arrodillo para recibir el abrazo, lo sentía diferente así que me concentre en su esencia, no parecía molesto, pero si estaba algo lastimado lo podía sentir.
—Fuiste a casar sin mi o de que barranco te caíste ahora.
—Larga historia, no es momento de escucharlo. Hay que ver la película. — Sofía también lo noto, se volteo a mirarme.
—Oye Abel, mínimo ayúdame a preparar más café, no creas que tendrás todo servido.
—Ah, claro desde luego. —
Sofi distrajo a Isa para que yo tuviera una charla privada con Abel, al llegar a la cocina puse a calentar agua como me habían enseñado.
—Bueno, estuviste llorando y estas todo lastimado, ¿Acaso te pego el sentimiento humano?
—Jaja esta bien lo admito, tuve un reencuentro con mis recuerdos, visite unos lugares y ya, no es gran cosa.
—Aja.. y yo soy Lucifer.
—Oh vamos, no me dirás que te pico el bicho de la humanidad y ahora si te preocupas por mi.
—No, la verdad no, pero tu no tuviste que soportar el lloriqueo de Isa. Esa niña ya parece enamorada de ti.
—Pf, ni lo menciones, no quiero volver a saber sobre romances mixtos. —
Abel me contó lo que ocurrió mientras preparábamos café y tostadas, vaya aventura la que se mando, ahora entiendo porque estaba tan nervioso estos días, pero a pesar de haber enfrentado a alguien que puede arruinarle la vida, lo veo calmado y es más, diría que hasta aliviado de quitarse a ese bicho de encima.
—37, siento que no nos queda mucho tiempo en el mundo humano, así que ¿Porque no disfrutamos estando con ellas? Antes de marcharnos para siempre, olvidemos la rivalidad y seamos compañeros una vez más, ¿Que dices?
—Tsh, que extremista si que te afecto la visita a Inglaterra, viniste más delicado de lo normal.
—Solo digo la verdad, puede crearse un verdadero desastre si El abre la boca. Así que, salud amigo. — Lo dijo levantando la taza de café haciendo el gesto, tomando sorbos de su taza sonriendo, suspire cayendo en su juego
—A tu salud hermano. —
Volvimos con las niñas a seguir mirando la película, comiendo y riendo como si ese, fuese nuestra última noche juntos.
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A Friendly Demon
RandomSofía Romero es una chica aburrida de su vida cotidiana, anhela que hayan cambios en esa rutina que debe cumplir, para su fortuna (o desgracia) su deseo se cumpliría de una manera un poco.. diferente, a lo que ella podría pensar. Historia de demonio...