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Okay acaba de pasar algo bastante extraño, creí que ya estaba curada de lo que sea que me haya pasado la noche anterior que me hizo parar en el hospital... Solo iba a mostrarle a mamá como me había quedado el collar que me dio, pero me termine desmayando, no creo que las pastillas recetadas me haga esto ¿O si? No lo creo... Ahora ni siquiera se donde estoy, siento mucho frío, esto es raro.
—Tranquila linda, estas en un lugar seguro.—
—¿Abel?.. Abel.. ¿Que hace aquí? De seguro estoy soñando.—
—¿Ya te había dicho lo dulce que se escucha mi nombre pronunciado por tu suave voz?.—
Mire a mi alrededor, no podía ver casi nada más allá de una luz rojiza sobre mi, escuchaba pisadas lentas que me rodeaban como un policía interrogando a un pibe que robo galletitas de un quiosco, me llegue a mirar el cuerpo por el rabillo del ojo, estaba tirada sobre placas de cerámicas con colores brillantes en escala de rojo, tenia puesto un vestido color vino algo grande, tacones negros y mis manos atadas con cadenas al suelo, un leve destello blanco frente a mi me llamo la atención, levante la mirada y ahí estaba aquel policía.. bueno, aquel demonio. Se quedo de pie sujetando algo en su espalda.
—Tuviste un fuerte dolor de cabeza seguido de un desmayo nada mas, pero antes de que perdieras la estabilidad por escuchar tanto escandalo te traje aquí, tu madre esta con tu mejor amiga y un extraño mas, creo recordar que se llamaba... ¿Marcos?.—
—¿Sofía vino?...— Quería volver a despertar para verla, necesitaba abrazarla, de seguro ella y mi madre estaban preocupadas
—Ayudame a regresar, no quiero estar aquí quiero despertar.—
—Te ayudare calma, pero me gustaría hacer algo primero. Se bien que mi comportamiento la otra noche no fue la mas adecuada tratándose de una damita como tu, por eso con intención de pedir disculpas, quiero que aceptes esta manzana como una pequeña ofrenda, en lo posible comela antes de regresar, te dará energía y te curaras mucho mas rápido.—
Saco de detrás suya ese objeto que escondía, era una manzana roja bastante brillante, me la acerco liberando mis manos, las cadenas se convirtieron en serpientes que se enrroscaban por mi torso hasta mis brazos, tome la manzana con algo de temor mientras lo miraba, no parecía ser la gran cosa, si quisiera matarme no me hubiese traído aquí ¿Verdad? Estaba sonriendo al igual que el eso me dio cierta confianza, supongo que lo hace de buena intención. Sin pensarlo por mucho tiempo di un mordisco a la manzana.
✝️ - - - - - - - - - - - - - ☆
—Ash.. menos mal ya es viernes, por fin podre descansar.—
—¿De que? si soy yo la que hace las tareas y te da de comer, boludo.—
—Descansar de soportarte.—
—Ay ya cállate, no creas que para mi es cómodo soportar un demonio pegado a mi cuello.—
37 y yo íbamos caminando a casa, ya había entrgado el certificado que me dio el doctor sobre Isa, quedaba esperar a ver que pasaba con ella luego del desmayo repentino ese. Mientras caminábamos contábamos experiencias que pasamos, un poco de todo, las historias del infierno son interesantes, se veía algo intusiasmado por contarme los detalles de ese lugar, verlo feliz me relaja, se le veía cómodo en el plano humano como el lo llamaba, al pasar frente a la plaza se me cruzo una chica un poco mas alta que yo, de linda figura, cabello rizado y rojizo con un mechón rubio, bastante blanca, con un vestido pegado al cuerpo de color vino, me quede embobada mirándola era bastante linda.
—Pero que-.. ¿Quien diablos es ella?...—
—No tengo idea, ni me importa, vámonos a casa.—
—Pero.. —
—¿Que no me escuchaste? Dije que a casa.—
Me sujeto con fuerza el brazo llevándome por la calle de mi hogar casi a las arrastradas, giré un poco mi cuerpo para volver a verla, ella me estaba mirando sus ojos eran verdes y brillantes, estaba sonriendo cálidamente despidiéndose con las manos como si me conociera. Una vez en casa 37 no podía dejar de revisar al rededor de la misma, como si alguien fuese a venir, era algo incomodo verlo corriendo así.
—¿Me explicas porque tu repentino pánico a las mujeres?.—
—No es pánico a las mujeres niña tonta, esa chica no es una humana, no pude leer su mente o detectar su esencia, pero su prencesia me es muy familiar, esto no me grada de nada.— Se sentó en mi cama bajando la cabeza cubriéndose con sus brazos, note que en la luz tenue de mi cuarto se destacaba un brillo rojizo, venia de sus ojos, era muy evidente que algo le había alertado.
—Hey, no se que carajo te pasa pero me estas asustando, nunca te comportaste así en estos meses tras ver un humano, ¿Que sucede?.—
Su brillo se intensifico, sumado a los quejidos y grulidos que hacia tal vez por el dolor de su cabeza, su piel se volvió mas pálida, pude notar como se desplegaban unos cuernos bastantes llamativos en color negro, me hizo retroceder y tener en vista algún rosario o un perfume por si acaso.
Pasaron unos minutos, levanto la mirada hacia la ventana como si buscara a alguien allí, mire al mismo lugar, no había notado que empezó a llover... Se levanto rápidamente abriendo las persianas con fuerza, todo en mi cuarto se desordeno por el viento, no se podía abrir la puerta, ya lo había intentado para salir corriendo del susto que me dio, me quede pegada a la pared mirándole algo asustada, la tormenta se descontrolo en pocos segundos, el viento se hizo tan fuerte que levantaba las cortinas como si fuesen hojas, toda el agua de la lluvia le daba de lleno al cuerpo de 34 quien estaba mirando algo con bastante concentración, me acerque a el parándome a su lado tratando de mirar su rostro, juro por mi desgracia que era un chico diferente, sus ojos eran rojizos pero parecían avellana, su cabello se volvió rizado y rojizo igual que aquella chica de antes, ya hasta pensé que era su hermana por un segundo y le dio vergüenza o algo cuando se acerco a nosotros.Se dio vuelta mirándome con un expresión seria, era una mirada bastante imponente que desprendía poder y seguridad, se me acercaba con un semblante angelical mientras yo retrocedía por el pánico, unas alas negras se desplegaron mientras el reposaba una de sus manos contra la pared acorralandome, mi corazón latía como nunca sin saber si es por miedo o por asombro de verlo de esta forma tan peculiar, me sentía extraña, el se sentía extraño cerca de mi, no me hablaba solo me observaba serio con esos ojos cálidos, puso su otra mano en mi mejilla sonriéndome de una manera tan pura que hacia que se me erice la piel. Estaba por hablar pero se alejo de mi mirando nuevamente a la ventana, camino unos pocos pasos ya casi saliendo de la casa.
—¡Espera 37!.— Se quedo quieto dándome las espalda, yo pude reaccionar acercándome un poco.
—37 Por dios que mierda te pasa... ¿Porque tienes estos cambios? ¡Háblame por favor!.—
Bajo la cabeza, se quedo ahí por un momento dejando caer sus alas sobre el suelo, intento hablarme pude escuchar leves palabras, su cuerpo empezó a temblar, se quedó en silencio para luego desplomarse en el suelo. Corrí para tratar de sujetarlo, el viento y la lluvia aun estaban bastantes fuertes, me iba a dar una gripe tipo A... Lo levante como pude acostándolo en la cama, lo tape y me senté en el suelo a su lado mirando el desastre de mi cuarto, viendo como la lluvia entraba por la ventana mojandolo todo, tome una de las plumas del suelo que soltó de sus alas al caerse, poco a poco paso de ser rojizo oscuro a blanco, repose la cabeza en el torso de 37 y me quede mirando el techo, cerré los ojos respirando profundamente, quedándome en silencio una vez más para pensar lo que había ocurrido esta vez.
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A Friendly Demon
RandomSofía Romero es una chica aburrida de su vida cotidiana, anhela que hayan cambios en esa rutina que debe cumplir, para su fortuna (o desgracia) su deseo se cumpliría de una manera un poco.. diferente, a lo que ella podría pensar. Historia de demonio...