Cap. 21 ¿Que quieren de mi?

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El pequeño momento de calma que pase con 37 en la bañera fue genial, se sentía muy bien estar en el agua cálida mirando las estrellas, hablando con un buen amigo que si bien quiere matarte tu encanto lo está haciendo cambiar de opinión, me es difícil pensar que ese demonio está conmigo por algo, me mira de una forma diferente, me cuida muchísimo como si me quisiera proteger de verdad, no me sorprendería si termina por enamorarse... na, no creo. 

Luego de apreciar la belleza de la vida por unos segundos me dijo que debería salir del agua e ir a vestirme, no tenia ganas, total era de madrugada tenia tiempo de sobra para estar ahí, pero insistió y ya no pude negarme. Me envolví con la toalla pidiéndole que se quede en donde estaba, me seguía dando algo de vergüenza que me viera al cambiarme a pesar de que ya conoce en cierto caso mi cuerpo, me seque bien poniéndome una remera holgada con una calza negra.

Mientras me secaba el cabello escuche que 37 estaba hablando con alguien, me quede quieta en silencio para distinguir con quien, pensé que mis padres se habían levantado, honestamente hubiese preferido que así fuese. Al acercarme un poco a la sala de estar pude identificar la voz de Abel junto con el, escuchaba como 37 hablaba de mi como si fuese solo un trofeo que debe conseguir, me hizo sentir un poco mal no lo negare, pero supongo que era de esperarse... Asome un poco más la cabeza, vi que Abel estaba mirándome por encima de su hombro, cuando me hablo decidí correr a mi cuarto de nuevo, lo último que quería era que me vieran espiándolos.

En mi cuarto me puse los auriculares sin reproducir música, estaba algo asustada, escuche como 37 se quejaba del dolor para luego gritar que no me haga daño, ¿Quien no se asustaría por eso? Me abrace a las frazadas mirando a la pared, escuchando los pasos de ese demonio acercándose a mi cuarto, abrió la puerta con cuidado de no llamar mi atención, me exaltó que me tome de la cintura con fuerza, al darme vuelta lo empuje como pude queriendo salir del cuarto para ir a ayudar a Seven, en cuanto tome la perilla de la puerta el me sujeto de las manos haciendo que me choque contra el espejo, pude sentir como los trozos de vidrio entraban en mi espalda cortandome entera, sigo sin entender cómo mis padres no se despertaron.

Me estuvo torturando un rato, lastimando cada vez más mi cuerpo con sus garras y los cristales del suelo, presumiendo el echo de que yo era una especie de carne de alta calidad o algo así, me parecía asqueroso lo que me hacía pensar, no soy solo un pedazo de carne, para colmo luego me pregunto si me drogaba ¡¿Que mierda?!. Intente gritar por 37 pero no sirvió de nada, ni mis padres me escuchaban, esto empezaba a fastidiarme.

—Si vas a matarme hazlo de una buena vez, deja de saborearme tanto.—

—¿Te incomoda sentir como un Demonio de clase alta juega contigo?.—  Su tono de voz era burlón y seductor a la vez, me confundía.

—No de echo no, el dolor físico lo puedo tolerar y llega a ser satisfactorio, no tolero el echo de que me estés  probando a cada rato ¡Me estas haciendo hacer un desastre de sangre en el suelo, las cicatrices no se van a curar de un día a otro!.—

Ese no es mi maldito problema.— 

Me abrazo con fuerza volviendo a morder mi cuello, agache la cabeza por el dolor de mierda que sentí, me sujeto el cabello estirando de el haciendo que mi cabeza se levantara, cuando me estiro no pude evitar soltar un pequeño suspiro similar a un sonido de  placer. Dejo de morder, se separo un poco dando una lamida a la marca tomando de la sangre que brotaba de ella.

¿Porque siento que esto en vez de asustarte te está generando otro sentimiento?.

—¿Me estas jodiendo verdad? Estoy arrodillada sobre vidrios rotos ¡Todo mi cuerpo a excepción de mi torso esta lastimado! ¡TENGO UN DEMONIO QUE ME ESTA COMIENDO EL CUELLO! Y ¡¿TIENES LA OSADÍA DE PREGUNTAR ESO?!.—

Yep.—

—. . . — Ya para que.

Deje de batallar en soltarme, me aligere como un muñeco de trapo, el me sujeto del estomago y la cabeza haciendo que mantenga la postura, escuchaba como 37 se acercaba poco a poco arrastrándose por el suelo, me dio algo de paz pasajera. La puerta se abrió de golpe, Seven se arrodillo en frente de nosotros como pudo, me tomó de los brazos arrancándolos de las garras de Abel, haciendo que me incline hacia adelante abrazando su torso, mi rostro quedó en su pecho y lo único que se cruza por mi cabeza es en la posición en la que quede, era medio... ejem, ya saben.

Veo que no te basta conque te destroce las manos, ¿No es así? ... "¿Marcos?".—

—Ni se te ocurra usar ese nombre conmigo, solo los humanos pueden.—

Es un nombre curioso, bastante original 37.

—Grrr no viene al caso, suéltala ya. Ya la lastimaste suficiente.—

Me temo que eso será un poco complicado de lograr, verás, estoy a nada de poder matarla, si no la enveneno puedo hacer que se muera desangrada.— 

Luego de decir eso rasguño mi espalda desde mis hombros hasta mi cintura, me dio escalofríos, los vidrios pequeños se enterraron más profundo en mi carne, sentía lo cálido de mi sangre recorrer por mi torso hasta caer al suelo, creo que me voy a desmayar...

—Idiota, deja de dañar su cuerpo.—

No veo que batallas tanto por detenerme, que... ¿Acaso ya te dio hambre?.

—Claro que no, no soy un carroñero muerto de hambre como tu.—

Que descortés. No soy carroñero soy de muy buen comer, nada más mira el bocadillo que me encontré.—  Me apego más a su cuerpo, abriendo mis piernas quedando en una peor posición que antes.

Ahora los vidrios cortaban mis rodillas, estaba tan débil que no podía moverme apenas si respiraba, sentía como las manos de 37 temblaban, Abel me sujetaba la cintura con fuerza, ambos discutían entre ellos sobre mi, uno supuestamente queriéndome cuidar y el otro queriéndome devorar, distinguí el brillo azul y rojo de ambos, ¿Porque carajos me desean tanto estos dos?... ¿Porque me siento tan rara en este momento? ¿Como llegue a esto?. Me dieron ganas de llorar, me sentía muy mal, estire la remera de Seven aguantando el llanto mientras escuchaba como resonaba su voz en su pecho, me sentía un cordero entre dos lobos...

 Me dieron ganas de llorar, me sentía muy mal, estire la remera de Seven aguantando el llanto mientras escuchaba como resonaba su voz en su pecho, me sentía un cordero entre dos lobos

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