Cap.19 Dulce momento

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Auh.. Mierda mi puta cabeza me da vueltas, que demonios paso...—

Me desperté con una jaqueca terrible, me ayude por la pared para sentarme con la poca fuerza que tenía, mire que todo estaba destrozado dentro del cuarto de la niña, había agua por todos lados y una leve brisa movía apenas las cortinas, me levante despacio sintiéndome mareado, dando dos pasos antes de tropezarme con Sofía, quien estaba tirada en el suelo con el cuerpo mojado y totalmente congelado, cada vez se ponia todo mas extraño no recuerdo nada... Me fije la hora en su celular, apenas eran las 2 de la mañana así que asumo que sus padres duermen, al mirar de nuevo a Sofía decidí que debía darle un pequeño baño de agua caliente, no queria que se enferme.

Le saque su ropa y la acosté suavemente el la bañera, me preocupaba que no se moviera ni para respirar más aún si su cuerpo esta tan frio. Abrí el grifo del agua caliente para nivelarlo con el frio poco a poco, me senti aliviado cuando vi que se movió al sentir el agua tibia en sus piernas, dejé el agua corriendo un momento mientras me regresaba al cuarto a ordenar el desastre, aunque todavía no tengo idea de que fue lo que ocurrió, siento que tengo la culpa de esto.

Termine de limpiar en unos minutos, todo estaba seco y ordenado otra vez, regrese con Sofi para ver como seguía, note mas movimientos esta vez, cerré las canillas para regresarme al cuarto dejándola tranquila, me senté en la cama frotando mi cabello, lo sentí rizado, que asco... Note las marcas de los cuernos en mi cabeza, encendí la luz mirándome en el espejo, estaba mas pálido que de costumbre, mis ojos eran color miel, efectivamente mi cabello estaba rizado con reflejos rojizos, esta apariencia ademas de disgustarme me hace tener dolor de cabeza el simple echo de mirarme, como si esta apariencia significara algo que no puedo entender, al alejarme un poco del espejo note que detrás de mi habia una sombra femenina en la ventana, voltee algo sorprendido.

—¿Quien carajo eres?.. Que diablos haces aquí, vete por donde llegaste.— No me respondía ni se movía, pero se notaba una sonrisa junto a un ligero brillo verde de sus ojos, no me digas que es la misma que vi en la plaza...

—¿Que no entiendes cuando te hablan?... ¡Te dije que te largues ahora mismo!.—

—¿Porque me tratas tan mal? Pensé que me amabas.—

-¿Amarte? ¿Estas loca o que? Ni siquiera se quien eres, ahora deja el cuento y largate antes de que me enoje de verdad.—

Oh, mi pobre y amado Ángel de luz, lamento tanto que te hayan encerrado por tantos siglos, prometí liberarte y aquí estoy para hacerlo, aunque veo que todavía no es el momento.

La figura se desvaneció, me quede paralizado con eso ultimo que menciono, ¿Porque me llamo de esa forma? Nací en el infierno es imposible que sea esa cosa. Un mal presentimiento me hizo querer ver a Sofía, cerré las persianas y fui con ella. Me pare en la puerta del baño, verla tranquila ya con un tono no tan azul de piel me hizo respirar aliviado, me senté en el borde de la tina mirándola, me sentía extraño mucho mas de lo normal, la sensación de calma y misterio que me generaba esta mocosa me ponía inquieto.

—¿37?..— Despertó, puse mi cara amargada de siempre

Buenos días niña, ¿Te sientes bien?.—

—Eso creo.. aunque me duele todo el cuerpo y tengo algo de frio.—

—Es normal que te sientas así humana, te encontré tirada en el suelo totalmente empapada con el agua fría de la lluvia y un viento fuertísimo golpeándose contra tu cuerpo, casi te mueres de hipotermia.—

—Cierto.. ¿Que mierda te paso? nunca actuaste así antes.—

Me quede en silencio, mire el suelo suspirando algo exagerado.

Siendo honesto no tengo idea, me sentí tan raro y adormecido en ese momento, algo me impulso a mirar el cielo y al hacerlo vi un destello, como un relámpago en color verde brillante, de ahí no recuerdo más nada.—  Omitiré lo que vi hace un momento, al menos por ahora.

—De echo actuaste muy raro, toda tu esencia cambio de golpe, tu cuerpo se hizo mas grande y te salieron unas alas todas raras, trate de hablarte pero cuando te me acercaste, sentí por un segundo como si estuviese en frente de un..—

—Ángel..—  Le dirigí la mirada —La esencia, la postura y aura de un Ángel de luz.. ¿Verdad?.—

Se quedo callada mirándome por segundos, abrazo sus piernas dirigiendo sus ojos al ventiluz del baño contemplando el cielo.

—¿Que hora es?...— Omitió por completo mi pregunta.

Han de ser las tres de la madrugada, cuando desperté eran las dos recién.—

—Es muy extraño ducharse a esta hora, el cielo brilla como si fueran la tres de la tarde, las estrellas se ven hermosas.—

No veo nada en especial, es una ducha normal.—

—Para los humanos hacer cosas simples fuera de una rutina como ducharse de madrugada, es una sensación nueva y relajante si jamas lo hicieron antes, como yo por ejemplo, nunca me duche de madrugada acompañada de un demonio... Se siente muy relajante.—

La veía sonreír cuando dijo eso ultimo, me dio un cosquilleo al notar el brillo de sus ojos, veo que se siente segura conmigo a pesar de ser un Demonio.

—Creo que tienes razón, jamas acompañe a una humana por tanto tiempo, supongo que entiendo la sensación que dijiste.—  Mire al cielo junto con ella, sintiendo una paz extraordinaria que nunca había sentido antes.

—Sabes, a veces no es tan malo ser un humano.. si podemos ser monstruos pero a su vez somos criaturas asombrosas, un misterio inclusive para nuestra propia raza y para el resto de criaturas, a veces ni siquiera nos entendemos, pero pequeños momentos de calma como estos te hacen apreciar el simple echo de si quiera estar vivo, ya se siendo humano o demonio.—

Sofi...—

Toque su mejilla con una mano, la mire a los ojos fijamente, sonreí cuando me devolvió la mirada confundida como una niña pequeña, daba tanta ternura verla así, hasta que note lo que estaba pasando. Apreté sus mejillas haciéndola reír

Oye no eres tan fastidiosa como creía, a veces llegas a agradarme humana.

—Mira quien habla de ser agradable.—

Jaja, no me culpes soy un demonio, debería ser de esa forma.—

—Si lo se lo se, eres un demonio amigable.—

Mantuve el silencio, ella inclino levemente su rostro sobre mi mano, de nuevo esa sensación extraña...

 —Creo que deberías secarte ya, te vas a arrugar si te quedas mucho tiempo en el agua.—

Resongando se levanto envolviéndose con una toalla, me exigió que me quedara en el baño hasta que ella termine de cambiarse en el cuarto, obedecí recostándome por la pared notando algo en el borde del pequeño ventiluz, era el collar donde yo suelo estar, miraba esa gema recordando cual era mi propósito con esta humana, en instantes aquella magia que sentía en el cuerpo desapareció, me puse serio saliendo del baño en dirección a la cocina.

—Muero de hambre, espero haya carne cruda en la heladera.—

. . .

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