4. Una vez más.

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Cuando Jungkook llegó a su departamento después de haber pasado la mañana con Taehyung no hizo nada más que acostarse a pensar por lo sucedido.

Pensando en lo linda y peculiar que es la sonrisa de Taehyung. Pensando en todas las veces que lo sonrojaba, y lo sorprendido que había quedado por su profesión. Y en los pequeños pucheros que formaban sus labios cada vez que metía pequeñas porciones de comida a su boca. 

Algo en su mente le gritaba, le decía que no estaba bien, pero eso estaba en muy muy adentro de sus pensamientos por el momento. No quiso hacerle caso al pitido de advertencia que inconcientemente su mente le estaba otorgando. Quería hacer callar a tan conocida sensación. No quería pensar en ello, no ahora.

Afortunadamente, un sonido proviniente de su celular lo hizo despertar de sus pensamientos dejando a un lado a "Kim sonrisa linda Taehyung"

Sacó su celular de su abrigo viendo en la pantalla una llamada de SeokJin, era un poco extraño que el mayor le llamara. la mayoría del tiempo se encontraba ocupado.

—Hola, kook, ¿Que tal? —habló el mayor

—Jin ¿sucede algo? —preguntó curioso —es raro que me llames

—Oh, no, tranquilizate, todo está bien, es solo que... —hizo una leve pausa, llevando más al borde de la curiosidad al pelinegro. —Mamá me llamó esta mañana. Dice que nos hemos olvidado de ella y de papá y entre más cosas. Bueno, el punto es que quiere que vayamos este fin de semana a casa.

—Estaré un poco ocupado. —Respondió. Si bien, no le desagradaba pasar tiempo con sus padres tampoco era como si quisiera estar metido en esa casa.

—¿Ocupado? ¿En qué puedes estar ocupado? —preguntó.

—Oh vamos Jin, tengo un nuevo libro por escribir y estoy seco. —Responidó con sinceridad

—Jungkookie, solo será un momento ¿está bien? —insistió
    

[...]

Frustrado, asustado y a regañadientes se encontraba parado frente aquella puerta que no se atrevía a tocar. Para su pesar, no tuvo que hacerlo pues esta se abrió adelantándose a sus acciones, dejando ver una conocida cabellera negra.

—¡Oh, Jungkook, que bueno que ya estás aquí. —dijó la madre del menor, recibiéndolo con un abrazo que el azabache no parecía disfrutar mucho. Al parecer alguien no disfrutaba mucho del contacto físico.

—M-Mamá, me estás asfixiando. —soltó con suavidad tratando de no parecer tan grosero aunque en muy de sus adentros ya se encontraba agobiado.

—Vamos, cariño, pasa. —musitó entusiasmada. Tomando el brazo del pelinegro para que entraran —tu padre y SeokJin están por llegar y preparé comida deliciosa. —Dijo sin más, soltando el brazo del menor para tomar rumbo a la cocina y esperar que con sus pasos se acompañaran los de Jungkook, cuando se giró para confirmar la presencia del antes mencionado hizo una mueca de disgusto al ver qué no se encontraba ahí. Sin embargo, era conocedora de las acciones inesperadas de su hijo y le restó importancia para centrar su atención en la comida que yacía en la estufa.

Jungkook había tomado otro camino dirigiéndose a su antigua habitación. Llevaba tiempo sin ir aquella casa que le vió crecer y aunque no se sentía del todo cómodo, ahí se encontraba frente a la puerta de su habitación. sintió ése olor asfixiandole en sus adentros, no le traía nada bueno estar ahí, pasar por esas 4 paredes le trajo recuerdos amargos y difíciles de procesar. Una sensación molesta en el estómago se estába haciendo presente. El azabache tuvo la mala suerte de recordar todas las veces que se resguardó debajo de esas cobijas, la aveces en las que deseaba no despertar más y que el sufrimiento pronto desapareciera, las noches en las que daba gritos mudos y sus lágrimas silenciosas le quemaban sus rojas mejillas.

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