30. Yo soy tuyo y tú eres mío.

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La falta de oxígeno en sus pulmones les obligó a separarse de aquel beso tan apasionado que estaban teniendo, sentados en el césped del jardín trasero, observando desde a una distancia no muy lejano la casa.

Jungkook se recostó en el pecho de Taehyung, estaba posicionado entre sus piernas, con las manos entrelazadas en su abdomen.

-Realmente tus padres vivieron en una casa muy linda. -habló el menor, después de un suspiro.

-Claro. Papá la construyó para mamá, tal y como ella la quería. -suspiró. -No había venido aquí porque pensaba que al entrar todos los recuerdos de ellos me afectarían, pero ahora veo que no. Me siento traquilo y feliz de recordarlos cuando veo cada parte de la casa, no puedo creer que estaba apunto de venderla.

-¿Ibas a venderla? -preguntó el azabache, completamente sorprendido, el contrario asintió.

-Ya tenía los papeles listos, pero luego Hoseok y Henry me dijeron que la habían estado cuidado en memoria de mis padres y simplemente no pude.

-Que bueno que no lo hiciste. -sonrió. -Hoseok y Henry son buenas personas.

-Lo son.

-¿Sabes que estaba pensando? -preguntó Jungkook al ver rostro levemente decaído del castaño.

-¿Qué, cariño?

-En que a Yeontan le gustaría correr por este enorme jardín, definitivamente.

-Oh, ese pulgoso, cree que no sé que ha roto dos de mis corbatas y un par de zapatos. Es todo un criminal que sabe cómo ocultar sus delitos, al igual que su padre que no es más que un simple cómplice. -atacó besando el cuello de Jungkook, logrando que por las cosquillas, se acostara en el verdoso césped con Taehyung sobre él. -¿O vas a negarme que no lo estuviste encubriendo ocultando su evidencia en el closet? -cuestionó, enarcando una ceja.

-¡Me obligó, chantajeó y manipuló! ¡Lo juro!

-¡Mientes! ¡Eres tan culpable como él!

Y nuevamente las estruendosas risas del menor se escucharon, cuando Taehyung volvió a atacar con sus manos juguetonas en sus costillas.

La melodiosa risa del menor llegaban a sus oídos como una canción a la cual se había vuelto adicta. Y quizás era demasiado cliché, pero todo Jungkook era su adicción, su droga y como todo, Taehyung era un drogadicto que había caído en los encantos de ese bonito chico. Y aunque quizás era demasiado apresurado, se atrevió a hablar y sacarlo de su ser.

-Vivamos juntos, Jungkook.

-¿Qué? -dijo el menor, luego de calmar sus estruendosas risas. Su semblante se volvió a uno serio.

-Vivamos juntos. -repitió el mayor. -No te mudes al departamento al lado de Jimin, mejor mudate a mi casa y vivamos juntos.

-¿Estás hablando enserio?

-Más serio que nunca, amor. -sin saber cómo interpretar el rostro inexpresivo de Jungkook, suspiró recargando su frente en el hombro bajo el. - Lo siento, quizás estoy...

-De acuerdo. -le interrumpió. Taehyung levantó rápidamente su rostro, con los ojos abiertos como plato.

-¿Qué? - Jungkook soltó una risa.

-Que sí quiero vivir contigo, Tae. No me mudaré al departamento ese, iré a vivir contigo.

La sonrisa de Taehyung se extendió en ese que tanto amaba Jungkook y ambos se abrazaron mientras rodaban por todo el césped importandoles poco el ensuciarse.

-Te amo, te amo como no tienes idea Jungkook.

-Tambien te amo, Kim sonrisa linda Taehyung.

-Tú y yo. Esta noche. En una cena. A las 9. ¿Qué dices? -propuso el castaño.

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