31. Mi familia eres tú.

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-Agh, Jungkookie... Espera...

El pelinegro formó un puchero con sus labios y detuvo sus besos lujuriosos en el cuello del castaño.

Ambos estaban sentados en el sofá, Jungkook sentado a horcajadas en el regazo de su chico. Taehyung soltó un largo respiro, pues a penas cruzaron la puerta de la casa y su conejito había saltado a él, llenandole de besos que no hacían más que sacarle jadeos desesperados.

-¿Esperar a qué? yo no quiero esperar, Taehyungie... -jadeó el pelinegro, comenzando a mover su cadera haciendo fricción sobre la tela con ambos penes considerablemente erectos.

Taehyung puso sus manos en los costados del menor y se afirmó para poder empujar su pelvis, realmente no creía aguantar más, pero necesitaba estar seguro de algo, así que, con una fuerza inimaginable dejó de succionar el cuello blanquecino del menor.

-Jungkookie, no podemos hacer esto si estás ebrio. -anunció. No importaba si se moría de ganas por llevar a cabo aquello que tanto deseaba con su chico, ya habría oportunidad para aprovecharlo.

El pelinegro colocó su frente en el hombro del castaño y suspiró.

-No estoy ebrio, Tae. -expresó tímido. -Yo... Quizás quería excusarme con el alcohol por mi comportamiento repentinamente lujurioso. Lo siento.

El castaño sonrió y abrazó el cuerpo del azabache, ocultando su rostro el la curvatura del cuello contrario, inspirando el suave aroma que desprendía.

-¿Entonces no estás ebrio? -el menor negó. -¿Y quieres continuar lo que dejamos pendiente en el auto? ¿Cómo fue que dijiste, amor? Ah, sí... Querías probarme también, ¿Aún quieres probar, amor? -empujó nuevamente su pelvis para hacerle saber a Jungkook lo erecto que estaba.

El pequeño gemido que soltó el menor en el oido del castaño fue una dulce y suave melodía que quería escuchar con devoción.

-Responde. -ordenó el castaño.

-Sí. -respondió inmediatamente el azabache. -Necesito hacerlo, Tae.

-Oh, mierda. -fue lo único que necesitó para ponerse en acción y lanzarse a los labios de Jungkook y devorarlos con fervor y pasión.

La oscura noche no solo hacía de las suyas en las calles, sino también dentro de aquella casa donde no había ninguna luz más que la de la hermosa luna que se colaba por las cortinas abiertas y que les daba un ambiente en el cual Jungkook sentía la libertad de formular gestos y jadeos sin pena alguna. El azabache entendió las intenciones de Taehyung y rápidamente se colocó de rodillas en medio de las piernas contarias.

Taehyung esbozó una sonrisa hacia el menor y revolvió sus cabellos con cariño. No podían verse con claridad, pero se sentían en todo momento deleitándose con el más mínimo roce que tuvieran. Taehyung desabotonó su pantalón y de forma ágil sacó el cinturón, colocándolo a su costado. Soltó un jadeo grave cuando sacó de sus boxers a su roja y palpitante erección que rogaba por un poco de atención.

Subió y bajó repetidas veces dándose el placer que tanto necesitaba, pero una mano cálida le detuvo y aunque la oscuridad predominaba gran parte de la sala, sus ojos se conectaron por unos segundos con los de Jungkook y Taehyung acunó la mejilla de su chico, observando con deleite cómo su boca se acercaba a su falo.

Una corriente eléctrica cruzó por su cuerpo cuando los mágicos y bonitos labios de Jungkook recorrieron su longitud hasta hacerlo desaparecer.

-Tranquilo, amor. De a poco para que no te lastimes. -pero Jungkook estaba lejos de sentir dolor, simplemente estaba deleitándose con el pene de Taehyung en su boca.

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