17. límite.

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—Ya te dije que yo puedo acompañarte, Jungkookie. Tus padres no dirán tales cosas si yo voy contigo. —insistía el castaño tratando de convencer al menor. Jungkook negó mientras ayudaba al castaño a acomodar unos libros en su consultorio.

—Es buena idea, pero nunca antes había llevado alguien a casa. No estoy seguro.

—Está bien, no te presionaré pero prometeme que siquiera lo vas a pensar. —decía mientras quitaba un libro de las manos del azabache y lo tomaba de la cintura.

Ahora era demasiado común darse unos cuantos besos sin pasarse de eso. Demasiado perdidos entre ellos, perdidos en su mundo que olvidaban por completo en el que realmente vivían.

—Bien, lo pensaré. —el castaño sonrió y como respuesta dejó un pequeño beso corto en los labios del azabache. —¡Basta! recuerda que no puedes besarme aquí, ¿qué pasa si la madre solar entra?

—Tienes razón. Lo siento, bonito. —acarició de forma tierna la mejilla del azabache y se sentó en su silla. —¿Hoy saldremos a comer?

—Hoy no tengo los ánimos para salir, prefiero quedarme en casa y continuar con mi libro que desde hace días no he avanzado nada. Además casi olvidó que SeokJin irá a mi departamento.

—¿Entonces tendré que comer sin ti? —habló fingiendo un puchero y el pelinegro sonrió al ver su rostro.

—No seas exagerado, solo será por esta vez.

[****]

Jungkook se encontraba limpiando un poco su departamento. Había dejado de ser tan descuidado desde que el castaño lo empezaba a visitar con más frecuencia y el no podía tener un desorden.

Los minutos pasaron y ahora tenía todo listo para recibir a su hermano. Llevaban semanas sin verse por culpa del trabajo del mayor. El timbre de la puerta sonó y el azabache caminó sonriente para abrirla y ver a su querido hermano con una caja en mano.

—¡SeokJin! Por favor pasa, te he echado mucho de menos. Me has tenido tal olvidado.

—Mi pequeño, ¿cómo estás? ¿haz comido bien? ¿cómo va tu trabajo y lo del orfanato?

—De maravilla, ¿y tú? ¿cuantos perritos tienes al día?

—Ni lo menciones, últimamente he tenido bastante trabajo y es por eso que vine aquí. Necesito desestresar mi mente y que mejor que pasar una tarde con mi pequeño hermano. —dijo revolviendo los cabellos del azabache. —Cociné galletas para ti, Kookie. —le extendió la caja y el azabache sonrió y corrió hacia el sofá para abrir rápidamente la caja y morder una galleta.

—¡Por todos los dioses que hay en el mundo! No sabes lo mucho que extrañaba que hornearas galletas para mí, Jinnie. —el mayor se sentó a su lado mientras lo veía comer galletas. —apuesto que mamá también las extraña.

—No comas con la boca llena. —regañó. —por cierto, ¿vas a querer que pase por ti mañana para ir a casa?

El azabache detuvo su movimiento y comenzó a masticar lento el trozo de galleta que se había llevado a la boca.

—Y-Yo no se si voy a ir, Jin.

—Jungkook —suspiró. —Ya hemos hablado de esto.

—¿Crees que ellos se molesten si llevo a alguien conmigo? —el mayor lo miró dudoso

—No lo creo, ¿a quién piensas llevar? No me digas que... Oh, por dios. ¿Estás saliendo con alguien?

El azabache por poco y escupe la galleta que tenía en su boca al escuchar a su hermano mayor. La verdad era que ni él sabía lo que tenía con Taehyung realmente, pero aunque lo supiera nunca lo iba a presentar más allá de ser un simple amigo.

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