18. Lo siento.

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Si al Jungkook adolescente le hubieran dicho que iba terminar enamorándose de un apuesto doctor, se habría reído a carcajadas hasta mojar sus pantalones.

Simplemente el pequeño Jungkook hubiera imaginado eso como un imposible, pero no. Ahí estaba el Jeon Jungkook de 23 años para explicarle que de verdad alguien se había fijado en alguien tan curioso como él se solía llamar.

El amor nos hace cometer las más grandes locuras, que a nuestros propios ojos no son más que simples actos de amor puro. El amor cega y hace tontas a las personas.

El amor es un sentimiento lleno de pequeñas emociones.

El amor puede ser comparado con el miedo, pues ambos provocan que el corazón lata desenfrenadamente.

Estúpido amor sobrevalorado.

Acomodó por milésima vez el reloj que yacía en su muñeca que tal vez comenzaba a ser un movimiento nervioso. Se metió aún más en su abrigo y bostezó tratando de disminuir el frío que poco a poco era instalado en su cuerpo.

El reloj marcaba las 3 : 15 de la tarde y Taehyung aún no llegaba.

Jungkook se removió de su asiento que era una banca de madera, sus trasero dolía pues llevaba aproximadamente una hora esperando. Sí, sus nervios hicieron de las suyas, provocando que el menor estuviera ahí mucho antes de la hora acordada.

Había tenido un debate antes de salir de su departamento, o llegaba tarde o llegaba muy temprano.

Desafortunadamente había sido la primera.

Las personas que pasaban por el lugar con sus hijos o mascotas solo miraban con curiosidad a aquél chico que llevaba demasiado tiempo esperando. Algunos ojos lo veían con lastima pues pensaban que era un mal de amores y que alguna chica lo había plantado.

Cansado de aquellas miradas optó por tomar su celular y mirar cualquier cosa para tratar de ignorar aquellas personas. A los ojos de Jungkook aquellas personas empezaban a murmuran cosas mientras lo observaban.

Ya sabía lo que se venía.

Miró nuevamente la hora y suspiró cansado, habían pasado 45 minutos de la hora acordada. Se levantó de aquel incomodo lugar y miró por todos lados para ver si en alguno de ellos llegaba el castaño agitado y corriendo, gritándole que no se fuera y que lamentaba el retraso.

Pero solo metió sus manos a su cálido abrigo y caminó de regreso a su departamento. El día estaba muy frío y había terminado cansado haciendo el doble de trabajo en la cafetería para estar a la hora acordada con Taehyung.

Las nubes habían comenzado a descargar toda el agua que tenían y Jungkook apresuró su paso, pero un gran cuerpo chocó con él, haciéndolo tambalear por el movimiento brusco.

-L-Lo siento. -se disculpó.

-¿Jungkook? -dijó el contrario tomándolo por los hombros.

-¿Kai?

-Hombre, que bueno verte por aquí .-expresó sonriente.- ¿Qué haces por acá?

-Y-Yo estaba esperando a alguien y... Olvídalo tengo que irme. Hasta luego -se despidió nervioso.

-Oh, no, espera -se apresuró a tomar su brazo. -Supongo que ese alguien no llegó, ¿cierto? -el azabache asintió cabizbajo. -Bien, entonces ¿Qué te parece si mejor te invito a comer por ahí y hablamos?

Jungkook enarcó una ceja y lo miró dudoso.

-¿Tú no ibas hacia algún lado?

Kai miró a Jungkook y luego a sus libros que tenía en su mano apoyados a su pecho.

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