21. Conseguiré tu perdón.

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Con gran pesadez abrió sus ojos restregandolos suavemente, lamentaba mucho el haber despertado pues el dolor de cabeza lo recibió intensamente.

Salió de la habitación siguiendo unos ruidos que provenían de la cocina. Con curiosidad se adentró más y sonrió al ver a su amiga moviendo con gran habilidad las manos preparando alguna comida.

-Oh, despertaste. -habló aún siguiendo con lo suyo. Jungkook se recargó en el umbral y sonrió.

-Lamento despertar hasta ahora. Yo debería estar haciendo eso como agradecimiento.

-No, tú ahorita no tienes cabeza para eso. Dejame cuidarte y ve siéntate que en un momento está el desayuno. -comunicó sonriendo suavemente.

Jungkook obedeció y esperó a Sulli que solo demoró unos minutos y colocó platos con distinta comida en la mesa. Demasiada comida a decir verdad.

-Ultimamente he comido más que antes, supongo que es por el embarazo. -explicó ante la sorprendida mirada del azabache.

La pelinegra Absorbió profundamente el delicioso olor de su comida y una mueca de asco se dibujó en sus cara. Corrió rápidamente al baño y se arrodilló en el inodoro para vomitar y vaciar aún más su estómago.

Jungkook sobaba su espalda y tomaba su cabello para evitar que lo ensuciara de vómito.

-Oh, dios eso fue asqueroso. -enjuagó su boca y ambos caminaron hacia la mesa. -Yo realmente quería comer esto. -expresó triste dando una mirada rápida a la comida.

Ambos comenzaron a comer, Jungkook la comida que había en la mesa y Sulli un simple sándwich.

-Tenemos que hablar. -llamó la atención del azabache que había terminado de comer. -se que es difícil, pero... ¿Qué harás si te sigue buscando?

El menor suspiró con pesar y carraspeó, por un momento había olvidado aquella traición y engaño.

-Yo, no lo sé... Tengo miedo. No sé que hacer, pero de lo que estoy seguro es que no quiero volver a verlo. -bufó directo.

-Estoy de tu lado. -consoló. -Si insiste en tu departamento llámame... Bueno, cuando consigas un nuevo teléfono. Yo estaré ahí y le cortaré su cosa que tiene entre las piernas.

Y para muchos sonaría como una simple broma, pero Sulli verdaderamente hablaba enserio.

-El era la razón por la que extrañamente llegabas más feliz a trabajar, ¿cierto? Porque incluso intercambiaste más de cinco palabras con los clientes.

-Y por eso me duele...

-Mierda, olvídalo. -miró su reloj. -Es muy tarde, tengo que irme ,Jungkook. ¿Estarás aquí para cuando llegue? -preguntó.

Jungkook negó. -Tengo que darme un baño, además alguien también espera por mí. -sulli enarcó una ceja y lo miró. -rescaté a un perrito. El me espera...

-Bien, cariño. -sonrió. -no olvides llamarme y tampoco olvides cerrar bien el departamento. En aquel estante hay una copia de mis llaves. -señaló.

[***]

Por milésima vez en el día las lágrimas bajaban por sus pómulos que ya estaban rojos he incluso empezaban a arder.

El amor dolía y él lo sabía.

Lo sabía por sus libros conocedores de aquella palabra, y de muchas más que nunca se imaginó sentir.

Tal vez era un feo karma por hacer sufrir a los personajes de sus libros. Pero era necesario, necesario para desarrollar, descubrir y unir todas las cosas del principio.

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