5. Comprensión.

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Jungkook - 8 años atrás.

—Jungkook, ¿Otra vez aquí? —habló el pequeño rubio mientras se sentaba haciéndole compañía a el pequeño azabache que se encontraba leyendo un libro como todas las tardes detrás de aquel salón solitario.

—Oh.. s-sí, yo, Bueno... N-no q-querí —sus palabras se vieron interrumpidas por el rubio.

—Tranquilo, rarito —acercó su mano hacia la cabeza del azabache para revolver sus cabellos, haciendo que Jungkook palideciera ante su acción. —Oye, todo está bien. ahora solo estoy yo, ellos no están conmigo. Relájate.

—P-Pero t-tú... tú ellos... v-vienen te... te pueden ver —murmuró posando su vista en el libro que permanecía en su regazo

—Despreocupate. —respondió seguro. El rubio llevo su mano hasta el mentón de Jungkook haciendo que levantará su cabeza. —Joder, creo que esta vez se pasaron. —retiró su mano rápidamente y mirando hacia los lados para asegurar que nadie lo hubiera visto. —¿duele mucho?

—S-Sí... —musitó aún con la mirada baja.

—Esta vez no pude hacer nada, lo siento.

—P-Pero... t-tú también estabas... estabas g-golpeandome. —empezó a jugar con sus dedos para distraerse de las lágrimas que amenazaban con salir.

—Estaban sospechando. —Respondió, tomó una piedra que estaba tirada y empezó aventarlas a la nada mientras repetía la acción. —Hacían preguntas y tuve que hacerlo para despistarles. Lo siento, Jungkook.






[***] Actualidad.

—Pero entonces, el lobo feroz se acercó a la primer casita de su víctima y tocó la puerta —Levantó el libro para que los pequeños que estaban sentados en el suelo vieran la imagen del lobo tocando la puerta. —Pero al ver que nadie le respondió, comenzó a gruñir. —continuó ante la mirada de los pequeños que lo observaban con atención.

—Grrrrrr~ —gruñó uno de los niños, levantándose del suelo mientras tenía sus manitas posadas en forma de garras imitando la pose del lobo de aquel cuento.

—Sí, así gruñó —dijo dándole una sonrisa al pequeño que correspondió de igual forma, feliz por su maravillosa interpretación del lobo Feroz. —Despues el lobo sopló y sopló hasta que su casa derrumbó. Fin. —finalizó

—N-No me... me yo...yo no me gustó. —habló por lo bajo una pequeña de cabellos castaños, llevándose la atención de todos en aquel cuarto. Al instante bajó su cabeza arrepintiendose de sus acciones. Pero el narrador notó las acciones de la menor y sonrió amablemente acostumbrado a los comportamientos de la tímida niña.

—¿Por qué, Grettel? —Preguntó el narrador de aquel cuento, caminando hacia la pequeña para tomarla entre sus brazos.

—E-El lobo... No... no es malo. —Jugeteó con sus dedos formando un leve puchero. —Él tal vez se... Sentía solito y quería... quería que los cerditos fueran sus amigos. —El azabache sonrió ante lo dicho por la menor  y colocó a la pequeña castañita en una de las sillas del lugar mientras que los demás pequeños lo seguían.

—Tienes razón, Grettel. Tal vez el lobo se sentía muy solito. —dijo dándole la razón.

—Pero tuvo que pedir amistad de una forma amable —ahora habló el pequeño Elthon. —Y yo no lo escuché decir por favor y gracias como tú nos enseñaste, Jungkook.

El azabache estaba apunto de hablar pero la puerta de la pequeña biblioteca se abrió dejando ver a una mujer de mayor edad que vestía de monja.

—Mis niños, el tiempo de los cuentos se ha acabado —comunicó la mayor. —Por favor todos vayan a lavar sus manos porque la hermana Han ha preparado la comida.

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