Jughead Jones se convirtió en padre soltero siendo muy joven y su hija se volvió su único amor, hasta que un día conoció a una hermosa rubia que le da un giro a su pequeña familia
Una rubia se encontraba en su casa, sentada en la sala con su perro llamado Milo en su regazo y con su mejor amiga pelinegra frente a ella.
—¿Como que tú y Archie casi se besan?— Preguntó la rubia, sorprendida.
La pelinegra se sonrojó y bajó la mirada. —No llegamos a besarnos, pero casi pasa—
Betty abrió su boca, aún sorprendida. —Pero casi pasa. Casi te besas con el que te gusta. ¿Por qué no le dices lo que sientes?—
—No se si el siente lo mismo— Respondió Verónica, con la mirada baja. —No quiero quedar mal y arruinar lo que ya tenemos—
—¿Que? Verónica... casi se besan. Eso significa que él debe sentir algo por ti— Supuso Betty.
—No lo sé Betty. Prefiero esperar un poco a ver qué pasa— Confesó la morocha, poniéndose de pie. —Me voy—
—No Verónica— Negó Betty, dejando a Milo sobre el sofá y tomando a su mejor amiga de la mano. —¿Podrías quedarte en el tiempo que tengo antes de llevar a Milo al parque?—
—O podrías ir más temprano— Sugirió Verónica, encogiéndose de hombros.
–Verónica...— Le suplicó.
—Betty, tengo casi cuatro horas hablando sobre chismes estúpidos y sobre chicos contigo. Ya nos juntaremos más tarde— Avisó Verónica, abrazándola. —Y consíguete un novio lindo en el parque o consigue al menos una novia para Milo—
—¡Verónica!— La regañó Betty, separándose del abrazo, divertida.
Verónica rió y volvió a abrazarla para despedirse. —Como sea... te quiero B. Hasta pronto—
—Te quiero Verónica. Hasta pronto— Se despidió Betty, sonriéndole.
La pelinegra se fue y Betty se quedó una vez más sola en su gran y vacía casa con la fiel compañía de su perro Milo. Su único compañero.
Las horas pasaron lentamente hasta que por fin llegó un momento que tanto Betty como su perro disfrutaban. La hora de ir a pasear al parque. Ahí Milo se recreaba y jugaba mientras Betty jugaba con él o simplemente disfrutaba ver a su perro jugar.
—¿Listo pequeño?— Le preguntó a su perro mientras le ponía la correa. —Eso es mi amor. Ahora vámonos— Avisó empezando a caminar a la puerta principal.
Betty salió de casa con Milo y empezó a caminar junto a él hacia el parque. Era una chica sencilla y amaba caminar con la compañía de su compañero peludo. Milo era su mejor amigo y su compañía en todo momento desde hace algunos años y sentía que no necesitaba nada más, aunque eso no fuera cierto.
La tarde estaba fresca, con el sol tibio y la brisa moviendo su rubia y larga cabellera que caía libremente sobre sus hombros.
Llegaron al parque y Betty soltó a Milo para que éste empezara a correr y a explorar libremente, como acostumbraba a hacer.
—Eso es amigo. Ve a jugar y mami irá contigo en un momento— Le dijo a su perro, acariciándolo para luego soltarlo.
Milo se fue corriendo en círculos por el parque y Betty lo miró y rió, pero fijó su mirada en el cielo y vio el hermoso tono que estaba tomando gracias al sol de la tarde y las nubes alrededor.
Reaccionó cuando dejó de escuchar a su perro correr cerca de ella y cuando se giró a mirar, Milo ya no estaba. No estaba en donde ella lo había visto por última vez y sintió como su corazón y su respiración se aceleraban.
—Milo...— Lo llamó, mirando a su alrededor, asustada. —¡Milo!—
Empezó a buscarlo en todo el parque entre las personas con sus hijos y con otros perros, pero no veía a Milo y eso empezaba a atormentarla.
Del otro lado del parque, un chico pelinegro se encontraba sentado en un banco, viendo a los niños jugar en los juegos infantiles que estaban cerca con una gran sonrisa en su rostro.
Vio a un pequeño perro negro y con bastante pelo acercarse a él y olfatearle los zapatos, haciéndolo sonreír.
—Amigo... hola. ¿Que pasó?— Preguntó, empezando a acariciar al can.
—¿Milo?— Habló Betty, girándose a mirar hacia donde estaba el chico con su perro y soltando un suspiro de alivio.
Jughead la miró y fue como si se hubiera quedado paralizado. Se veía que la chica pasó un buen susto y estaba preocupada, pero algo le había llamado la atención de ella.
—Lo siento tanto... es mi perro— Avisó, tomando a Milo en sus brazos. —Eres travieso Milo. Por favor dime que no te mordió—
—Hola— La saludó, sonriéndole. —Descuida. No me mordió. Lo acaricié y no pasó nada—
—¿No te mordió? Eso es raro. No le agrada nadie. En verdad lo siento— Se disculpó.
—Es muy bonito tu perrito y también muy simpático. No pasa nada— Dijo Jughead, sonriéndole.
—¡Un perrito!— Chilló una pequeña niña pelinegra de ojos azules y profundos, corriendo hacia ellos y fijando sus grandes y curiosos ojos en Milo. —¿Es tuyo?— Le preguntó a Betty.
Betty asintió, dejando a Milo en el suelo con una sonrisa. —El es mi perro, Milo. Saluda Milo— Le dijo a su perro.
—Hola Milo. Soy Emily. Mucho gusto. Eres muy lindo— Respondió la menor.
—Deja al perrito mi amor— La regañó Jughead y miró a Betty. —Perdón. Soy Jughead Jones y ella es mi hija Emily—
—Mucho gusto. Soy Elizabeth Cooper, pero todos me dicen Betty— Se presentó, estrechando su mano con la de el y luego mirando a la niña. —Mucho gusto Emily—
—Tienes un nombre muy lindo— Admitió Emily.
—Gracias. El tuyo es aún más lindo— Contestó Betty con una sonrisa.
—Mi niña, ya— Exigió el ojiazul.
—Está bien. Puedes jugar con el— Autorizó Betty. —Digo... solo si tu papá quiere—
—En ese caso, está bien. Pero no te alejes mucho mi princesa— Advirtió Jughead.
La pequeña dio unos saltitos de alegría y empezó a jugar e incluso a conversar con Milo mientras éste parecía encantado con la compañía de la niña.
Betty miró a Jughead y luego a la niña. Le extrañaba que un chico tan joven tuviera una hija y también le llamaba la atención el increíble parecido que tenían.
—Mi hija ama los animales. Perdón— Se disculpó Jughead, divertido.
—No pasó nada. Milo solo es tolerante con los niños. Tienes una hija muy encantadora— Admitió.
—Emily es muy curiosa y sin miedo a nada— Dijo Jughead. —Es mi más grande orgullo. ¿Vienes seguido?—
—Vengo casi todos los días excepto cuando está lloviendo mucho. ¿Y tú?— Preguntó la rubia.
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La próxima actualización será mañana porque ya estoy muy cansada 😪
