Jughead Jones se convirtió en padre soltero siendo muy joven y su hija se volvió su único amor, hasta que un día conoció a una hermosa rubia que le da un giro a su pequeña familia
—Oh no... ¿Que está pasando con mi bebé?— Preguntó Jughead, alarmado.
—Algo anda muy raro aquí. ¿Me dan un momento?— Pidió la doctora, dejando el aparato que estaba pasando por el vientre de la rubia sobre la mesa y saliendo de la habitación.
—Dios Jug... ¿Que está pasando con nuestro bebé?— Preguntó Betty, nerviosa, mirándolo.
Jughead tomó aire y la miró. —No lo sé Betts. Pero no entres en pánico. Estoy seguro de que no está pasando nada malo con nuestro bebé— Aseguró, aunque no muy convencido.
En eso entró la doctora de regreso a la habitación, pero con otro doctor y le mostró la pantalla con la imagen del bebé, o lo que se suponía que sería el bebé.
—Oigan... ¿Pueden decirnos qué está pasando con nuestro bebé?— Preguntó Jughead, desesperado, aún tomando la mano de Betty.
—Eso estamos revisando— Contestó la doctora, volviendo a pasar el aparato sobre el vientre de la rubia y mirando la pantalla. —¿Usted está viendo lo mismo que yo, doctor?—
El doctor asintió, con una sonrisa, mirando la pantalla. —No se preocupen. No ocurre nada malo con el feto. Es solo que... usted debe cuidarse el doble ahora—
—¿Que?— Preguntó Betty, confundida.
—Por favor sea más claro. Me esta asustando— Exigió Jughead, nervioso.
—Son gemelos— Anunció la doctora, aún pasando el aparato sobre el vientre de Betty. —Van a tener dos bebés. Felicidades, y gracias doctor Ramírez—
—No fue nada. Y felicidades futuros padres— Los felicitó el doctor, saliendo de la habitación.
Betty y Jughead quedaron en shock y solo se fijaron en la pantalla con la imagen de dos figuras que parecían granos de habichuelas. Ahí fue cuando entendieron que esos pequeños eran sus bebés, sus hijos.
—¿Gemelos?— Preguntó Betty en voz baja, aún en shock, mirando la pantalla.
—¿Dos bebés en vez de uno? Dios...— Murmuró Jughead, alejándose hacia un rincón apartado y pasándose ambas manos sobre el cabello.
—Si... son gemelos. Son dos bebés. ¿Está bien señor Jones?— Le preguntó la doctora, mirándolo.
—Estoy bien, estoy bien. Es solo que... ¿Sabe que? Olvídelo— Contestó el ojiazul, acercándose a Betty nuevamente. —¿Mi prometida y los... bebés están bien? ¿No hay ningún problema?—
La doctora asintió, con una sonrisa. —Solo que ahora que sabemos que son gemelos... la señorita Cooper deberá tener más cuidado. Le daré el nombre de unas vitaminas que debe tomar y le daré la fecha de su próxima cita—
Betty asintió y así se hizo hasta que la cita con la doctora terminó. Aún estaban en shock. Aún no se creían que iban a tener dos bebés en lugar de uno. La felicidad aún estaba, pero ahora se había hecho presente el miedo.
Entraron al auto sin dirigirse una palabra y una extraña tensión se hizo presente. De alguna manera Betty pudo sentir una vibra negativa de parte de Jughead.
—Jug... ¿Estás bien?— Le preguntó Betty, mirándolo, preocupada.
—Si— Contestó, en un tono frío y cortante. —Ya nos vamos a casa. Es importante que descanses—
—Pero... es que estás muy raro desde que descubrimos que tendremos gemelos— Dijo la rubia. —¿Que ocurre?—
Jughead suspiró y la miró, con los ojos cristalizados. —Tengo miedo Betty. Soy un maldito cobarde. Tengo miedo de que algo salga mal durante el embarazo o cuando tengas a los bebés y es que no quiero perderte— Confesó, quebrándose. —Por eso es que no quería que tuviéramos un bebé desde el principio. Y ahora son dos y eso significa que el riesgo es más alto. ¿Que pasa si algo sale mal en el embarazo? ¿Que pasa si algo sale mal durante el parto? Betty... no quiero volver a estar solo y criar a mis hijos yo solo. Si algo te pasa yo no sé si lo pueda soportar. Te amo Betty. Te amo tanto que preferiría ser yo quien sufra y no tú. No quiero Betty... no quiero que nada malo te pase ni a ti ni a ninguno de mis niños— Lloró.
Betty lo abrazó y éste se quebró en sus brazos. La rubia pudo darse cuenta de todo el miedo y el dolor que el chico venía sintiendo y ahí lo entendió. Solo lo abrazó para que él se desahogara en sus brazos en su momento de mayor debilidad.
—Te entiendo Jug... entiendo que fue difícil sacar a tu hija adelante tu solo y entiendo que te preocupas por mi y por los bebés. Pero no pienses eso. Yo estoy y estaré bien y los bebés lo estarán también. Eres increíble Jughead. Eres el mejor hombre y el mejor padre que podría existir— Aseguró, tomándole el rostro entre sus manos y besando sus labios con dulzura y delicadeza.
Jughead la miró fijamente y unió su frente con la de ella, cerrando los ojos. —Prométeme que todo saldrá bien. Prométeme que no me dejarás, Betty. No te irás... ¿O si?— Preguntó.
—Juggie... te amo y no me iré de tu lado por nada— Aseguró Betty, volviendo a besarlo.
Jughead le correspondió aquel tierno y sincero beso y aún después del beso, mantuvieron sus frentes unidas y los ojos cerrados. Luego Jughead tomó el volante del auto para empezar a conducir, ya mucho más calmado.
Iban en silencio en el camino hasta que Jughead se detuvo frente al semáforo en rojo. —Betty... nos detendremos en la farmacia para comprar tus vitaminas. Quiero bebés fuertes y sanos— Aseguró.
—Así va a ser— Aseguró Betty, con una sonrisa.
Jughead aclaró su garganta. —Betty... sabes que nosotros pasamos casi todo el día juntos. ¿Verdad?— Preguntó.
Betty lo miró y asintió. —Claro, y amo pasar tiempo contigo y con Emi—
—Y nosotros amamos pasar tiempo contigo Betts— Aseguró Jughead, nervioso, empezando a conducir otra vez con el semáforo en verde. —Y por eso quiero pedirte que vivamos juntos—
Betty lo miró, con los ojos bien abiertos. —¿Que?— Preguntó.
—Que vivamos juntos. Cuando nos casemos podemos buscar una casa más grande para que Milo y los niños jueguen y tengan suficiente espacio— Propuso el chico. —Solo si tú quieres—
Betty lo miró, con los ojos cristalizados. —Nada me haría más feliz—
Jughead la miró de reojo y sonrió. —Y nada me haría más feliz a mi. Te amo Betty Cooper—
—Te amo, Jughead Jones— Le contestó.
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Eso fue ❤️👄❤️ no saben todo lo que les espera 🤭✨💔🥰✨🔥😭👶🏻👰🏻♀️
