Capítulo 17

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—Jug... es temprano. ¿Quieres acompañarme?— Preguntó.

Jughead tragó saliva, mirándola de arriba a abajo. Betty estaba provocando que algunos de sus sentidos despierten y él no sabía si iba a poder controlarse. —Sería de mala educación negarme a esa propuesta—

Betty le sonrió mientras abría la puerta. —Entonces ven— Invitó, entrando a la casa.

Jughead entró a la casa tras ella y se puso tan nervioso que sus manos empezaron a temblar. Estaba nervioso porque se sentía muy tentado con Betty cerca.

—¿Por cual razón no te he invitado a mi casa aún? Emily enloquecería— Habló Jughead.

—Es que nuestros puntos de reunión siempre son el parque o de vez en cuando la heladería— Respondió Betty, dirigiéndose al refrigerador y sacando dos botellas de cerveza. —Toma asiento Juggie—

Jughead alzó una ceja y se sentó en un sofá que había cerca en aquella enorme sala. —¿Tienes alcohol en tu casa? ¿Sueles tomar alcohol?—

Betty rió levemente, sentándose a su lado. —No Jughead. No suelo tomar alcohol... pero lo hago de vez en cuando— Abrió las dos botellas y le pasó una al chico.

Jughead tomó la botella y enseguida se tomó un trago. —¿Te digo la verdad? Hace mucho que yo no salía así. Durante los últimos cinco años... mi vida se centró en oler a leche y cambiar pañales hasta que Emily empezó a crecer. —Suspiró, con una sonrisa nostálgica. —Crecen demasiado rápido. A veces quisiera detenerla. Tengo miedo de... de que ella siga creciendo hasta que ya no quiera saber de mi y quiera su propia vida—

Betty puso su mano sobre la de el y lo miró. —Es tu hija y tú eres su padre. Eres el mejor padre que le pudo tocar. No va a odiarte—

—Tal vez no— Admitió Jughead. —Pero eso no significa que ella no valla a seguir creciendo. Eso seguirá pasando y yo... yo me quedaré solo.

—Juggie... tú no te quedarás solo. Me tienes a mi— Aseguró Betty, apretándole levemente la mano.

Jughead la miró y sonrió, pero su mirada se desvió más abajo, hasta encontrar las piernas brillantes y suaves de Betty al descubierto. —Betty... se que ya te lo dije pero... en verdad estás hermosa esta noche—

—Tú también te ves increíble hoy. Te luciste. Pero... siempre estás guapo aunque no siempre yo te lo diga— Dijo Betty en voz baja, mirando los labios del chico.

Jughead volvió a desvestirla con la mirada y suspiró. —¿Sabes que? Al diablo— Dijo, abalanzándose sobre ella.

El pelinegro atrapó los labios de Betty, y ella inmediatamente correspondió. Ella lo deseaba tanto como él a ella, y ambos estaban más que conscientes de eso, aunque no quisieran admitirlo.

A partir de ahora, estaban totalmente entregados al deseo que sentían el uno por el otro. Perdieron la batalla contra las ganas y el desorden hormonal que experimentaban.

Jughead la besó hambrientamente mientras ella abría su boca, cediéndole la entrada para que sus lenguas empezaran a jugar entre ellas. Ese beso les encantaba tanto que con solo eso ella soltaba pequeños gemidos.

Luego él bajó a su cuello, besando, succionando y mordiendo levemente en donde posiblemente dejaría algunas marcas, y no pequeñas. Él se estaba tomando su tiempo para explorar su piel. Era algo que había deseado demasiado, aunque no lo admitiera.

Ella sonrió involuntariamente mientras él seguía entretenido en su cuello. Estaba amando la sensación de Jughead sobre ella, sobre su piel. Sus sentidos empezaron a alborotarse y un calor empezó a crecer en su interior.

Y Te Conocí ^Bughead^ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora