Jughead Jones se convirtió en padre soltero siendo muy joven y su hija se volvió su único amor, hasta que un día conoció a una hermosa rubia que le da un giro a su pequeña familia
Betty sonrió, pero miró a la niña, quien permanecía callada y se acercó a ella. —¿Todo bien mi amor? Estás muy callada. ¿Pasa algo princesa?—
—Emi, amor, ¿Todo bien?— Le preguntó Jughead, acercándose a la niña y agachándose frente a ella. —¿No estás feliz?—
La pequeña no decía ni una palabra y sólo miraba a los más grandes, quienes tenían toda su atención en ella.
—Es solo que...— Empezó a hablar, con los ojos cristalizados. —Hace unas noches yo vi una estrella fugaz y le pedí tres deseos. Le pedí que papi y Betty se casaran y le pedí que yo pudiera tener un hermanito y ahora se cumplieron esos dos— Empezó a llorar.
—Ay mi vida...— Respondió Betty, abrazándola y besando su cabeza.
—¿Pero por qué lloras bebita? ¿Estás triste? ¿Feliz?— Le preguntó el ojiazul, acariciando su cabello.
—No seas tonto Jughead. ¿Acaso no ves que está feliz? Ella le pidió eso a una estrella fugaz y ahora se le hizo realidad. No va a estar triste— Aseguró JB, acercándose a la niña y sonriéndole.
—¿Pero cuál era el tercer deseo pequeña? Solo mencionaste dos— Le recordó Fp.
—El tercer deseo es un secreto y espero que se cumpla pronto— Respondió Emily, aún abrazada a Betty. —Gracias por aceptar que papi te hiciera un hermanito para mi— Le agradeció.
Betty soltó una risa al igual que los demás adultos mientras que Jughead solo se sonrojó. Ninguno de ellos cabía de la felicidad que tenían en ese momento por esas buenas noticias.
—Muy bien Emi, toma tus cosas y vamos a llevarte a la escuela— Avisó Jughead, tomando la mochila de su hija y colocándosela.
—Solo iré si Betty también va— Pidió la menor, poniéndose la mochila y cruzando los brazos.
—Claro que iré muñeca— Aseguró Betty, tomando la mano de la niña.
—Y después de dejarte en la escuela, vamos a saber de tu hermanito o hermanita— Dijo Jughead, con una gran sonrisa.
—Miren eso. El orgulloso padre de ahora dos niños— Habló Fp, divertido.
—Lo único que has hecho bien ha sido a mis hermosos sobrinos y proponerle matrimonio a Betty— Dijo JB.
—Muy graciosa Jellybean. Adiós familia. Emily, despídete de tu abuelo y tú tía— Le pidió Jughead.
La menor le hizo caso a su padre y después de despedirse de Fp y Jellybean, se fue al auto junto a su padre y junto a Betty.
Jughead empezó a conducir y en el camino iba con su mano libre sobre la de Betty, ambos intercambiando sonrisas y miradas enamoradas.
Emily iba en el asiento de atrás y jamás se había sentido tan feliz. Veía a su padre feliz y enamorado y tenía cerca a una persona a la que le tenía ya tanto cariño que la consideraba su figura materna. Se sentía completa, en familia y llena de amor.
Finalmente Jughead detuvo el auto frente a la escuela en la que estudia su hija y los tres bajaron del auto para despedirse.
—Nos vemos esta tarde mi niña hermosa. Te amo y no olvides que estoy orgulloso— Aseguró Jughead, agachándose frente a su hija y besando su frente.
—También te amo papi— Contestó Emily, abrazándolo y luego separándose.
Betty se acercó a Emily y la abrazó y besó su frente. —Eres una niña maravillosa Emily. Pórtate bien—
—Lo haré. Te amo mami... perdón. Betty— Se corrigió, separándose del abrazo.
Betty le sonrió y acarició su cabello. La llenaba de orgullo que la niña empezara a tomar la costumbre de llamarla así aunque no quisiera. —Emily, no hay ningún problema si decides llamarme así. Cualquier mujer sería afortunada de ser madre de una niña tan especial como tú—
—Mmmm... Betty... no es necesario que...— Dijo Jughead.
—Jughead, está bien. Te amo Emily— Le dijo a la menor, besando su cabeza.
Emily sonrió y volvió a abrazar a Betty y luego a su padre para irse con sus compañeros hacia la escuela.
Betty la miraba e incluso terminó llorando de la emoción que había sentido en ese momento. Amaba tanto a esa niña que incluso le daba miedo.
—Vamos amor. No debes llegar tarde a la primera cita del bebé— Le recordó Jughead, tomando su mano.
Betty se limpió las lágrimas y asintió para luego entrar al auto junto a Jughead. Éste empezó a conducir y la miraba de reojo.
—¿Te encuentras bien amor?— Le preguntó, poniendo su mano libre sobre la de ella mientras conducía.
Betty tomó aire. —Lo siento. Es que...
—¿Hormonas? Tranquila. Lo sé— Aseguró el chico. —Pero no es la primera vez que escucho a Emily diciéndote mamá—
Betty lo miró, con los ojos bien abiertos. —¿Que?—
—Si... la primera vez que lo dijo, ustedes creían que yo dormía, pero no era así— Dijo Jughead.
—Por Dios... no tenía idea. Es solo que... aún no creo que todo esto esté pasando. Ya tengo una familia, la que siempre quise— Admitió.
Jughead le echó una mirada rápida y sonrió. —Tu eres lo que le faltaba a mi vida y a la de Emily Betty. Lo mismo digo de nuestro nuevo bebé— Aseguró.
Betty sonrió y luego llegaron al hospital. Entraron y los nervios se apoderaron de los dos. Era la primera vez que Betty hacía este tipo de cosas, y Jughead, aunque ya había pasado por eso, estaba casi tan nervioso como ella.
Entraron al consultorio en el que la obstetra ya esperaba a la rubia. Ahí fue cuando los nervios aumentaron entre los dos, y empeoró cuando a Betty le tocó recostarse en aquella camilla para que le pasaran aquel aparato sobre su vientre ligeramente abultado.
—Elizabeth, tiene casi diez semanas. Eso es bastante tiempo— Dijo la doctora mientras pasaba el aparato sobre el vientre de Betty y miraba la pantalla.
—Lo se. Debí venir antes— Admitió Betty.
—Llevas bastantes semanas con un hijo mío dentro y yo no sabía nada— Habló Jughead, tomando la mano de la rubia con una sonrisa.
La doctora seguía pasando el aparato sobre el vientre de Betty con la mirada fija en la pantalla hasta que vio algo que la hizo quedarse extrañada, y Betty y Jughead lo notaron.
