Jughead Jones se convirtió en padre soltero siendo muy joven y su hija se volvió su único amor, hasta que un día conoció a una hermosa rubia que le da un giro a su pequeña familia
—Por eso te quiero como esposa— Dijo Jughead, arrodillado frente a ella, mirándola fijamente.
Los ojos de la rubia se cristalizaron y ella no sabía qué decir. Su corazón se aceleró y sus manos empezaron a temblar.
—Hey... ¿Que tienes? ¿Por qué te pones así?— Le preguntó el pelinegro, poniéndose de pie y tomando su rostro entre sus manos.
Betty negó, limpiándose las lágrimas que ya se le habían escapado. —Es que... después de todo este tiempo y todo lo que ha pasado... pensé que ya no querías que nos casemos— Confesó.
Jughead la abrazó. —Aún me quiero casar contigo. Te quiero como esposa Betty. Eres con quien quiero pasar el resto de mi vida amor—
Betty sonrió, se separó del abrazo y lo besó. Obviamente él correspondió y fue un beso con ternura, pero sobre todo sincero.
Al separarse, mantuvieron los ojos cerrados y sus frentes unidas. Las cosas iban mejorando y ambos podían sentirlo, y eso era bueno.
—Sígueme— Murmuró Jughead, separándose y tomándola de la mano.
Betty asintió y tomó su mano. Él la guió de regreso al auto y los dos entraron.
—¿Ahora a donde vamos?— Preguntó Betty, curiosa.
—Existe otro lugar muy especial para mi y para ti también— Contestó el ojiazul, empezando a conducir.
—¿Acaso es el lugar que estoy pensando?— Preguntó la rubia.
—No lo sé— Negó Jughead, divertido.
Betty negó, divertida, y después de varios minutos conduciendo llegaron a la playa. Inmediatamente Betty recordó por qué él la había llevado allí.
—Nuestro primer beso— Murmuró Betty, con una sonrisa.
—Y una cita en la que casi nos besamos, pero no pasó— Recordó Jughead, divertido. —Vamos—
El pelinegro bajó del auto y le abrió la puerta a la rubia. Una vez que ambos estaban ya fuera del auto, contemplaron lo hermosa que estaba la playa. La luna llena y brillante reflejada en las aguas junto a las estrellas y la cálida brisa moviendo las hojas de las palmas.
Jughead tomó su mano, mirándola. —Vamos preciosa. Caminemos un poco—
Betty asintió, sonriéndole, y empezó a caminar por la playa a su lado. Eso los llenaba a los dos de recuerdos muy especiales.
Jughead rió levemente. —Recuerdo lo mucho que me odie cuando no te besé aquella noche. Es solo que... teníamos la oportunidad perfecta— Admitió.
Betty rió junto a él mientras aún caminaban por la orilla de la playa. —Si... teníamos la oportunidad perfecta y definitivamente fuiste muy tonto—
—Y... ¿Tú querías que te besara?— Preguntó Jughead, deteniéndose frente a ella y mirándola.
Betty se sonrojó y bajó la mirada. —Si... yo quería que me besaras esa noche— Confesó.
—Y yo no lo hice. Te juro que quise besarte esa noche... pero me acobardé y pensé que tú no querías— Dijo Jughead, sentándose a la orilla de la playa.
—¿Que yo no que? Te di todas las señales que conocía— Aseguró Betty, soltando una risa y sentándose a su lado.
Jughead rió. —De acuerdo, pero ya tuviste más de lo que querías de mi. Te bese, muchas veces, y ya hasta te hice dos hijos de una sola vez— Bromeó.
Betty se sonrojó. —Lo se. ¿Seria mucho pedir que me besaras ahora?— Preguntó.
Jughead sonrió y la besó, posando una mano en su mejilla. Ella correspondió y le dio pase libre a su lengua para que entrara a su boca y así profundizar aquel beso que se volvió intenso y los dejó sin aliento.
Se separaron del beso y se miraron directamente a los ojos para volver a besarse, ésta vez con más intensidad y con más ganas que al principio.
Y la verdad es que aquel besó los estaba excitando a tal punto que a la rubia se le escapó un leve jadeo y entonces Jughead mordió levemente su labio, aún en el beso.
—Tengo otra pequeña sorpresa para ti— Murmuró Jughead en su oído, mordiendo levemente. —Para divertirnos un rato, si quieres—
—No se que estás planeando, pero me gusta y quiero hacerlo— Aceptó.
Jughead sonrió y la tomó de la mano para guiarla de regreso al auto. Ambos entraron y el chico empezó a conducir nuevamente. Él sabía a donde iba, pero Betty no.
—¿Y ahora?— Preguntó Betty, impaciente mientras lo miraba con una sonrisa.
—Ya verás. Ya verás— Le contestó sin dejar de conducir.
—No conozco este camino. ¿A donde vamos?— Insistió Betty.
—Paciencia preciosa— Respondió Jughead, con una sonrisa de superioridad.
Betty lo miró, alzando una ceja, y Jughead continuó conduciendo hasta empezar a subir por una pequeña colina que estaba iluminada con unas lámparas en el camino.
—¿Que es este lugar?— Preguntó Betty, mirando a su alrededor, extrañada.
—Es un lugar especial que renté para nosotros esta noche y las que queramos— Respondió Jughead, deteniendo el auto.
Betty miró el lugar en el que Jughead se detuvo y sus ojos se abrieron como platos.
Era una inmensa y hermosa cabaña con un gran jardín lleno de luces. Todo estaba lleno de luces. Una gran cabaña de dos pisos con un enorme balcón con jacuzzi y una gran piscina en medio del jardín.
—¿Que es todo esto?— Murmuró Betty, mirando la cabaña, encantada.
—La renté... o más bien la compre. Quería que estuviéramos en un lugar diferente y que esté disponible para cuando nos queramos escapar— Dijo Jughead, abriendo la puerta del auto.
El chico salió del auto y le abrió la puerta a Betty, tomándola de la mano cuando ella salió del auto. Ésta aún miraba todo, encantada.
—¿Te gusta?— Preguntó Jughead, mirándola. —¿Está bien o crees que exageré un poco?—
Betty sonrió y besó su mejilla, abrazándolo. —No puedo creer que hallas hecho todo esto solo para que yo te perdone—
—Sabes que te amo con todo lo que tengo, Betts— Confesó, abrazándola más fuerte. —Pero necesito saber si ya me perdonaste—
Betty se separó del abrazo y le sonrió. —¿Como podría no perdonarte Juggie?—
Jughead sonrió y dejó repetidos besos en su cara. —Te amo tanto... ahora entremos— La cargó.
—¡No!— Se negó, riendo mientras Jughead la llevaba en brazos al interior de la cabaña.
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Amé eso 😼 y ahora habrá acción 🔥
Pd: Si ven que me desaparezco, no se sorprendan ni se preocupen 🥲 esta semana tendré demasiadas responsabilidades 🥲🥲 las amo y amo su paciencia 🥺 son las mejores ❤️
