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Despertó a media noche. Las doce en punto exactas. No había dormido nada. Si acaso una o dos horas desde que había llegado de la fiesta.

Tampoco sabía porque despertó, la noche era tranquila. Nada se escuchaba afuera ni dentro de su casa, ademas tenía sueño, así que ¿Por qué se despertó? ¿Dios? ¿Acaso era él que le avisaba que tenía que despertar?

"Cuando te despiertes en la noche ten cuidado, y has oración no sabes que espíritu del Diablo puede haber cerca". Recordó la voz de su madre.

Y claro, le daba miedo pensar en algún demonio, algo deformado, y totalmente aterrador. Algo como... las películas de terror que no lo dejaban ver.

Encendió la lámpara que tenía juntos su cama, dándole finalmente luz a su habitación. Al sentarse en el borde de la cama, le dio dolor de cabeza. Quizás era mal estar. Aún así no dejó que eso le impidiera hablar con el famoso Dios.

Cerró sus ojos y comenzó a murmurar por lo bajo, el dolor empeoró apenas empezó a hablar. Muchísimo la cabeza le reventaría.

Abrió los ojos de nuevo, y nada. No veía nada fuera de lugar, por la ventana entraba una leve luz de la farola de afuera, el viento y relativamente todo estaba en lugar. A excepción del dolor de su cabeza.

Suspiró y tomó la Biblia que estaba en su mesa de noche bajo la lámpara, siendo alumbrada por la luz de esta.

Al abrirla y tenerla en manos, se mareó, veía borroso, y bueno... le dieron náuseas. Unas insoportables.

Tanto que tuvo que dejar todo de lado para ir al baño si no quería vomitar en el suelo de su habitación.

Entró al baño y vomitó en inodoro.

Se lavó la boca y las manos para después mirarse al espejo.

¿Qué?

Sus ojos se volvieron totalmente negros. Y estaba muchísimo más pálido de lo normal. Su cabeza daba vueltas y cuando volvía a la realidad sus ojos volvieron a ser de ese color avellana.

—Es resaca de la fiesta.—Se susurró a si mismo.

No lo es.—Escuchó una voz.

Pensaba que estaba hablando consigo mismo. Y no, se equivocaba.

—Definitivamente es por la fiesta.—Susurró una vez más apuntó de salir del baño.

En media noche, y tú aceptaste el trato.

¿q-qué? Me voy a volver loco.—Se miró una vez más al espejo y se dio un par de golpes en la cara para asegurarse de que aún que sea estaba consciente. —¿Dios?—Miró al cielo. O bueno... al techo del baño.

No Tyler, soy el ángel caído.—Una sombra negra se hizo presente detrás de él una sombra que solo podía ver a través del espejo.

—¿Q-qué mierda?

—¿Ty estas bien? Te oí vomitar.—Oyó la voz de su padre del otro lado de la puerta.

—Estoy... bien.—Dijo intentando volver a la realidad.

El echo de que el mismo diablo estaba frente a él no le asustaba tanto como pensaba. No era como lo imaginaba, era literalmente una sombra negra que solo veía por el espejo. Además Tyler pensaba que estaba soñando.

Ignoró el echo de que había una mancha negra detrás de él, salió del baño, y se acostó en su cama intentando procesar lo que pasaba.

—Si te sientes mal me dices, ¿bien Ty? Te amo. Descansa.—Le susurró su padre asomándose por la puerta de su habitación para después cerrarla.

Tyler asintió y volvió a cobijarse. Con la luz encendida. Claro.

Sentía la mirada de alguien clavándose en su rostro. Algo lo estaba mirando. Pero todo se veía normal.

Está es la parte donde te pongo aprueba, si pasas... el trabajo es tuyo. Sencillo, ¿no?

Lo que sea. Déjame dormir. Cállate.—Tenía que estar soñando. Tenía que joder... esto no podía estar pasando.

Si te ganas el trabajo, seré capaz de hacerme presenta ante tus mortales ojos. Serás el ángel caído Tyler Joseph.

Tyler no cambiaba de idea. Él castaño estaba cien por ciento convencido de que estaba drogado y era un mal viaje. No había consumido nada en la fiesta, pero necesitaba alguna excusa para engañar a su mente de la situación.

En realidad si pudo dormir. A fin de cuentas solo sintió un pinchazo en el pecho. Y un dolor de cabeza insoportable.

En un momento sintió que su alma dejó su cuerpo. Y despertó en una habitación totalmente negra, y vacía, parecía que no tenía fin, con una mesa, y un contrato sobre esta. O eso parecía.

—¿Que esto?—Dijo al aire esperando una respuesta.

Era un sueño. Sí. O eso esperaba que fuera porque nada se sentía real.

Me entregas tu alma a cambio de mi posición, firma,  y el trato esta echo.—Le respondió la voz que escuchó antes.

—¿Quien eres?

El ángel caído.

—¿El Diablo? ¿Acaso tienes cachos y cola?—Bromeó pero al no oír respuesta se retractó.—Eres un ángel, el mejor y favorito de Dios, eras la definición de la perfección. Así que, no creo que tengas cachos y cola.—Sonrió.

—Cuando tus mortales ojos sean capaces de verme, podré mostrarme si así lo deseas. Ahora... firma.

En ningún momento te di mi alma...

Lo hiciste. Me diste tu sangre.

A ver... Lucifer. ¿Te puedo llamar así? Bueno, en fin, verás, yo la verdad no estoy mucho en esto de el satanismo ni nada de eso, esto es una pesadilla, me despertaré pronto, tengo que ir al instituto y... no quiero firmar nada contigo. — Tyler estaba seguro de que estaba soñando, así que por eso se lo estaba tomando con calma, y quizás humor.

Pero no. Era todo real. Estaba pasando.

No es así de fácil Tyler. Y la vida nunca es justa, así que, como diste tu sangre, básicamente no tienes otra opción que firmar el contrato. Yo solo hago mi trabajo.

¿Cómo va el infierno?

Firma. Y le das un vistazo.

Tyler rió. Y aún pensaba que estaba drogado o que era una pesadilla. Lo que no sabía es que su alarma en realidad llevaba quince minutos sonando y él no se despertaba porque no estaba soñando.

Enserio estaba pasando.

Enserio estaba en presciencia del ser angelical del que tanto le advertían sus padres.

Enserio estaba frente a él a quien le dio su alma sin darse cuenta.

Y enserio firmo un contrato con él pensando que sería un mal sueño.

Tyler enserio pensó que su vida seguiría igual después de la charla con el Diablo.

Sin saber que ahora, sería él el ángel caído.
























•••

Bueno... no sé qué decir :D

Todo muy intenso tbh

𝐐 𝐔 𝐄 𝐑 𝐔 𝐁 Í 𝐍 // [tysh/joshler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora