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Ese mismo día sería la fiesta de André. Pero esa mañana Tyler tuvo el coraje suficiente para ir a visitar a Ambrose.

Desayunó un par de tostadas con mermelada, y se llevó una entre los dientes saliendo de casa.

"Tyler, estás libre?"

Era un mensaje de Josh.

"Voy a visitar a Ambrose, necesitas algo?"

"Tengo que hablar contigo de algo."

"Debo asustarme?"

"Creo que no... pero entre más antes lo sepas mejor."

"Josh, amor mio... ahora visito a Ambrose y al rato es la fiesta de André, creo que sí iré, porque no llegas y lo hablamos ahí?"

"No. Necesito que sea privado. Llevo mucho tiempo queriéndote decírtelo, así que si tienes tiempo te pido me avises, bien?"

"Bien. Te quiero"

Al llegar al hospital, fue enviado a sala de espera, apoyó sus codos sobre las rodillas y tapó su rostro con sus manos. Manos las cuales estaban temblando de la culpa y nervios de haber puesto a Ambrose en esa camilla.

Tuvo una visión:

Estaba ahí, en el hospital junto a la camilla de Ambrose. Podía verlo, estaba durmiendo como ángel con sus rizos dorados.

El doctor entró a la habitación junto a una enfermera quien cuidaba del chico.

—No creo que logré hacerlo...—Le susurró el doctor.

—¿Quiere que llame a su familia?—Dijo la chica.

—Sería lo mejor...—Agregó.

La silueta negra que a un inicio veía se hizo presente junto a él. El famoso Diablo... o quien sabe.

Mátalo.—Le dijo.

—No. —Respondió Tyler.

Mátalo y acaba con su sufrimiento, que no lo ves? Acabas de escuchar al doctor Tyler.

Que no. Joder. El no tiene la culpa es mía.—Se acercó a la camilla.

—Bien. Lo haré yo.—La silueta del Diablo que aún no tenía imagen, era literalmente una sombra... extendió su brazo, y lentamente comenzó a cerrar su mano en un puño.

—¿Que putas Crees que haces?—Se quejó el castaño.

Matarlo. Un infarto. Es todo.

—¿Es todo? Suéltalo.—Tyler intentó alejarlo pero claro que el otro era más fuerte. —¿Por que lo quieres matar?

—Ya llegó su hora. Y eso lastimosamente no lo puedo controlar mucho.

—Suéltalo.

Cállate.

—¡Mi amor!—Exclamó la madre del chico al verlo.

El diablo no movió ni un dedo y siguió en la suyo, mientras Tyler lo miraba arrebatar esa vida.

La enfermera y el doctor comenzaron a hacer lo posible para evitar el infarto que se aproximaba. Mientras los llantos de la señora Warren se oían por todo el hospital.

𝐐 𝐔 𝐄 𝐑 𝐔 𝐁 Í 𝐍 // [tysh/joshler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora